Los salmos son
poderosas oraciones que expresan los deseos más profundos de nuestro corazón.
Uno de los libros más
apreciados y usados para rezar de toda la Biblia es el Salterio (el Libro de
los Salmos), tradicionalmente entendido como las oraciones personales del Rey
David.
Se admite generalmente que
David muy probablemente escribió muchos (pero probablemente no todos) los
salmos, y estas oraciones poéticas revelan una vida interior llena de dolor,
dudas, esperanzas, tristezas y alegría, con tal riqueza que, miles de años
después, siguen siendo un perfecto reflejo de la condición humana. No importa
qué es lo que necesites expresar con la oración: hay un salmo adecuado para
ello.
Los salmos son la base de la
Liturgia de las Horas (u Oficio Divino), que la Iglesia anima a todos los
cristianos a rezar todo lo que sea posible, para enriquecer la relación
personal con Dios.
Durante siglos, monjes y
monjas acostumbraban a memorizar los salmos, pues los rollos y libros no eran
fáciles de utilizar. En particular, los salmos nocturnos, que se rezaban en
Maitines y Completas, tenían que aprenderse para evitar el uso de cirios y
fuego.
La Iglesia aún recomienda
memorizar algunos salmos para rezar con ellos, especialmente en tiempos de
dificultad o alegría. Estas oraciones son medios particularmente poderosos para
expresar lo profundo del corazón y los deseos y emociones mucho más allá de las
palabras.
Aquí cuatro salmos
especialmente recomendados:
Empezamos con el salmo más breve, el 117 (Laudate
Dominum)
¡Aleluya! ¡Alaben al
Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! Porque es
inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. ¡Aleluya!
Salmo 130 (De Profundis)
Desde lo más
profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién
podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. Mi
alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más
que el centinela la aurora. Como el centinela espera la aurora, espere Israel
al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en
abundancia: él redimirá a Israel de todos sus pecados.
Salmo 51 (Miserere)
¡Ten piedad
de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame
totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! Porque yo
reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti
solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, será justa tu sentencia y
tu juicio será irreprochable; yo soy culpable desde que nací; pecador me
concibió mi madre. Tú amas la sinceridad del corazón y me enseñas la sabiduría
en mi interior. Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré
más blanco que la nieve. Anúnciame el gozo y la alegría: que se alegren los
huesos quebrantados. Aparta tu vista de mis pecados y borra todas mis culpas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva
la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí
tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu
generoso me sostenga: yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores
volverán a ti. ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío, y mi lengua anunciará
tu justicia! Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen; si
ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, tú
no desprecias el corazón contrito y humillado.
Salmo 23 Dominus regit me
El Señor es
mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto
sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún
mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. Tú
preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi
copa rebosa. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y
habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.
por muy largo tiempo.
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