[1] Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral
referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio
de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por
fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y
en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo.
LOS MANDAMIENTOS MÁS
GENERALES SON CINCO: • OÍR MISA ENTERA LOS DOMINGOS Y FIESTAS DE PRECEPTO
Exige a
los fieles participar en la celebración eucarística, en la que se reúne la
comunidad cristiana, el día en que conmemora la Resurrección del Señor, y en
aquellas principales fiestas litúrgicas que conmemoran los misterios del Señor,
la Virgen María y los santos.
• CONFESAR LOS PECADOS
MORTALES AL MENOS UNA VEZ AL AÑO, Y EN PELIGRO DE MUERTE, Y SI SE HA DE COMULGAR
Asegura
la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la
Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo.
• COMULGAR POR PASCUA
DE RESURRECCIÓN
Garantiza
un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en relación con el
tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana.
• AYUNAR Y ABSTENERSE
DE COMER CARNE CUANDO LO MANDA LA SANTA MADRE IGLESIA
Asegura
los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas
litúrgicas; contribuyen a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos
y la libertad del corazón.
• AYUDAR A LA IGLESIA
EN SUS NECESIDADES
Señala la
obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades
materiales de la Iglesia.
[1] Cf. CEC, 2041-2043.
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