ES UNA DEVOCIÓN
SURGIDA EN NIGERIA Y DIFUNDIDA POR UN FALSO VIDENTE
Por: P. Modesto Lule Zavala msp | Fuente: modestolule.com
Por: P. Modesto Lule Zavala msp | Fuente: modestolule.com
DEVOCIÓN
APROBADA POR LA IGLESIA
El santo papa Juan XXIII, “el treinta de junio
de 1959, vigilia de la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo, segundo año de nuestro Pontificado” publicó lacarta apostólica Inde
a primis “sobre el fomento del culto a la Preciosísima Sangre de nuestro Señor
Jesucristo”. Aunque ya se venía celebrando esta fiesta donde se rescata el
carácter salvador de Cristo al derramar su preciosa sangre por cada uno de
nosotros.
DEVOCIÓN
NO APROBADA POR LA IGLESIA
Una devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro
Señor Jesucristo surgida en Nigeria se ha difundido en México y en otros
países, esta se ha originado en Nigeria a partir del mes de julio de 1995.
En la Arquidiócesis de México se ha prohibido la
difusión de esta devoción que se ha tomado del libro que no sólo se atribuye
Bernabé Nwoye, posible vidente, sino que se afirma que habría sido dictado por
Nuestro Señor Jesucristo a este supuesto vidente nigeriano.
Se afirma que diversos mensajes difundidos por
Bernabé Nwoye provienen de la Santísima Virgen María y “una
multitud de ángeles y santos, como San José, San Miguel Arcángel y otros
arcángeles, San Antonio de Padua, Santa Brígida de Suecia, San Pío, Santa
Gertrudis, San Judas Tadeo y muchos otros”.
También se señala que, en varias ocasiones, “Bernabé ha visto a la Santísima Trinidad simultáneamente
bendiciendo cuando los sacerdotes pronuncian la bendición final en la Misa”.
La Arquidiócesis Primada de México el 20 de
noviembre de 2015, en una carta circular, firmada por el Canciller, P. José V.
Ortíz Montes, CCR, se da a conocer las conclusiones de las gestiones dirigidas
por el Pbro. Dr. Rogelio Alcántara, director de la Comisión para la Doctrina de
la Fe sobre este libro y en correspondencia sobre la devoción.
La Cancillería comunicó que ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDA la literatura, iconografía y doctrina de la “Devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo” venida de Olo, Nigeria.
A continuación los puntos
no compatibles con la doctrina cristiana que señala la Arquidiócesis de México.
1. La devoción afirma que la Iglesia Católica
está “embriagada con hiel y amargura” (p.
641) y que ya no se puede confiar en ella porque: Saboteadores subversivos
(masones) se han infiltrado en ella y han cambiado, y siguen cambiando, el
Magisterio infalible de la Iglesia (p. 15 – 16).
2. El Papa está bajo la influencia del demonio
(pp. 18, 63; cf. p. 61), porque “en la Sede de
Pedro” el demonio “ha levantado el trono de
su abominable impiedad” (p. 64).
3. El libro afirma que dicha infiltración se
hizo para preparar la “apostasía final”
mencionada en Dn 9, 21; Mt 24, 15 y 2Ts 2, 3. (p. 15 – 16).
4. Sostiene que quien siga a la Iglesia Católica
como actualmente se encuentra, muy probablemente “terminará
en el infierno”, dado que “toda clase de
evangelios están siendo predicados aún [sic] dentro del catolicismo” (p.
18). Según sus autores, esta devoción es para no perder la verdadera fe durante
la Tribulación actual. No es para llevar un proceso de conversión que lleve a
vivir las obras de misericordia.
5. Presenta una devoción a la Preciosa Sangre
totalmente ajena a la auténtica devoción ya secular en la Iglesia, promovida
por santos como San Gaspar el Búfalo, San Juan XIII, etc.
6. Dice que el rezo de sus oraciones hace que “la Hora del Reino en la tierra venga más pronto”
(p. 58), por lo que pasan por alto que el Reino de Dios ya llegó con Jesucristo
(Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 541- 556) y que la salvación ha
sido ya realizada por su Misterio Pascual.
7. Afirma que si no se recibe el misterioso “Gran Sello de la Preciosa Sangre”, recibirá “el sello del enemigo, el 666” (p. 16). Este Sello
se presenta como un pseudo-sacramento de naturaleza esotérica que concede la
gracia santificante (p. 90), la presencia verdadera de Jesús “en [los] corazones” (p. 88), y la “gloria” divina (p. 90). Los ministros de este
pseudo-sacramento, afirma, no son los sacerdotes, sino los mismos “ángeles de Dios” (p. 88).
8. Presenta a este “Gran
Sello” como superior a todas las devociones de la Iglesia, a todos sus
sacramentos e incluso a la misma Iglesia. Promueven un reino puramente terreno
que consistirá en la reunión de todas las tribus de Jacob en un “nuevo Israel”, una nueva Iglesia cuyo inicio se
ha dado ya en Olo, Nigeria (p. 16).
Por ministerio, la aprobación de supuestas apariciones y revelaciones compete al Ordinario del lugar donde se dieron (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe: Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de presuntas Apariciones y Revelaciones, aprobado por Pablo VI en 1978). El Ordinario, en ese entonces, Mons. Anthony Gbuji, Obispo de Enugu, Nigeria, no solo NO aprobó la doctrina derivada de las supuestas apariciones a Bernabé Nwoye, sino que las prohibió, pidiendo a todos los seguidores de esta devoción en su Diócesis que obedecieran al Obispo.
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