VATICANO, 14 Mar. 17 / 05:32 pm (ACI).- En una reciente entrevista,
el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Santa Sede, afirmó que “todos los sacramentos son ‘grandes
exorcismos’”.
En diálogo con ACI Stampa, agencia en italiano del Grupo ACI, el
Cardenal Piacenza dijo que “la confesión y la Santa
Comunión tienen siempre un extraordinario valor capaz de renovar al hombre,
pero celebrados en la Pascua
tienen objetivamente un valor espiritual y litúrgico objetivamente más evidente
y, si me permite, también un valor exorcístico”.
Para explicar esto último, el Purpurado indicó que “todos los sacramentos son también ‘grandes exorcismos’.
Así, dogmáticamente hablando, los exorcismos, como las bendiciones, son
sacramentales que tienen fuerza solo a partir de los siete sacramentos, los
signos eficaces instituidos por Cristo, en modo directo o través de los
Apóstoles, para prolongar su presencia salvífica a través de la Iglesia hasta el final de
la historia”.
“El pecado mortal es siempre una esclavitud, y cada
vez que el sacerdote pronuncia la fórmula de absolución, el fiel es liberado de
las garras del maligno y reintroducido en la comunión plena con la vida trinitaria”, resaltó.
El Cardenal subrayó luego que “la confesión
sacramental es el único y verdadero punto de reinicio para cada uno de
nosotros. En toda confesión el bautizado es renovado interiormente, y su vida
espiritual vuelve a comenzar, con todos los infinitos dones de la gracia que el
sacramento porta”.
Este sacramento, continuó, “en los días
santos del Triduo Pascual
obra con su gracia potentemente y el demonio es, también potentemente, abatido
una vez más”.
Consciente de todo esto, la Iglesia invita a “cumplir
algunos ejercicios píos en la Cuaresma,
sobre todo los viernes, el día de la Pasión del Señor. Tales gestos, además de
ser verdaderos y sostenimiento del alma en el frenético camino de nuestras
jornadas, tienen la capacidad de expresar la fe y de favorecer la empatía,
también afectiva, con los acontecimientos históricos de la salvación y con los
misterios que creemos”.
El Cardenal Piacenza dijo que “el ayuno, que
involucra al cuerpo, el Vía Crucis, que invita a caminar sobre las huellas del
Señor, el silencio, que permite al corazón escuchar realmente, son todos
posibles gestos cuaresmales que sostienen lo concreto del acto de fe y que
corroboran su objetividad”.
El Penitenciario Mayor precisó asimismo que “estos
son gestos que favorecen o nutren una actitud de profunda humildad, tan
necesaria para el hombre moderno, víctima del tecno-cientificismo, y, en todo
caso, para quien sea que pida perdón de sus pecados y se acerque a celebrar el
triunfo de Cristo sobre el mal y sobre la muerte”.
Las prácticas devocionales de Cuaresma como el ayuno, la abstinencia, la
mortificación, la limosna y la oración, concluyó el Cardenal, “son gestos de amor simples, posibles para todos, que
dicen mucho de nuestra fe. Y todo gran amor se nutre de pequeños gestos. Son
caricias para Jesús crucificado”.
Traducido y adaptado por Walter
Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Stampa
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