VATICANO, 28 Mar. 17 / 04:55 am (ACI).- Al comentar el Evangelio de
día en el que Jesús cura a un paralítico, el Papa Francisco dijo que hay mucha
gente que vive siempre triste, lamentándose de todo y afectada por la desgana,
pero si quieren “sanar” solo tiene que
escuchar a Jesús.
En la Misa
matutina de Santa Marta, explicó que Jesús le pregunta al enfermo “¿quieres curarte?”. “Es bonito que Jesús siempre nos
dice esto a nosotros: ‘¿quieres sanar?, ¿quieres ser feliz? ¿quieres mejorar tu
vida?, ¿quieres estar lleno del Espíritu
Santo?, ¿quieres sanar?’. Es palabra de Jesús. todos lo que estaban allí,
enfermos, ciegos, cojos, paralíticos habrían dicho: ‘Sí, Señor, ¡Sí!’”.
“Pero este es un hombre extraño, y le responde a
Jesús: ‘Señor, no tengo nadie que me meta en la piscina cuando el agua se agita
y cuando yo voy a ella otro se adelanta y desciende a ella’. La respuesta es un
lamento: ‘Mira Señor, que feo, que injusta ha sido la vida conmigo. Todos los
otros pueden ir y curarse y yo desde hace 38 años lo busco y nada’”.
El Papa explicó que “este hombre era como el
árbol plantado en las corrientes de agua, del que habla el primer salmo, ‘pero
tenía las raíces secas’ y ‘esas raíces no llegaban al agua, no podía tomar la
salud del agua’”.
“Esto se entiende por la actitud, los lamentos y
por buscar siempre echar la culpa al otro: ‘Pero son los otros quienes van
antes que yo, soy un pobrecito de 38 años’. Esto es un pecado muy feo, el
pecado de la pereza. Este hombre estaba enfermo no tanto por la parálisis sino
por la pereza, que es peor que tener el corazón tibio, todavía peor”.
“Es vivir porque vivo, pero sin querer seguir
adelante, no tener deseos de hacer algo en la vida, haber perdido la memoria de
la alegría. Este hombre ni siquiera conocía la alegría de nombre, la había
perdido. Este es el pecado. Es una enfermedad fea: ‘Estoy cómodo así, me he
acostumbrado. La vida ha sido injusta conmigo’. Y se ve el resentimiento, la
amargura del corazón”.
Entonces Jesús le dice: “Levántate, toma tu
camilla y camina”. Así es como el paralítico se cura, pero al ser sábado
los doctores de la Ley le dicen a Jesús que no es lícito llevar la camilla: “Va en contra de las normas, no es de Dios ese hombre”.
El paralítico “se levantó con esa desgana” que
hace “vivir porque es gratis el oxígeno”,
hace “vivir siempre mirando a los otros que son más
felices que yo” y si está “en la tristeza”, se
olvida la alegría.
“La desidia –continuó–
el Papa, es un pecado que paraliza, nos hace
paralíticos. No nos deja caminar. También hoy el Señor nos mira a cada uno de
nosotros, todos tenemos pecados, todos somos pecadores, pero mirando este
pecado” dice “levántate”.
“Hoy el Señor a cada uno de nosotros nos dice:
‘Levántate, toma tu vida como sea, bonita, fea, como sea, tómala y ve adelante.
No tengas miedo, ve adelante con tu camilla’. ‘Pero Señor, no es el último
modelo de camilla’. ¡Ve hacia delante! ¡Con esa camilla fea, quizás, pero ve
adelante! Es tu vida, es tu alegría. ‘¿Quieres curarte?’, es la primera
pregunta que nos hace hoy el Señor. ‘Sí, Señor’. ‘Levántate’. Y en la antífona
al comienzo de la Misa hemos escuchado ese inicio tan bonito: ‘Vosotros que
tenéis sed venid a las aguas –es un agua gratis, que no se paga–. Saciaréis
vuestra sed con alegría’.
“Si decimos al Señor ‘Sí, quiero sanar. Sí, Señor,
ayúdame que quiero levantarme’, sabremos cómo es la alegría de la
salvación”.
Por Álvaro de Juana
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