Uno de los trabajos que siempre
me ha inspirado una grandísima admiración es el de matemático. Las matemáticas
tienen una belleza inherente que me resulta cautivadora. Es como trabajar con
pensamiento en estado puro. Es como hacer operaciones con la lógica, una y otra
vez, cada vez más difíciles.
Algo que no acabo de comprender
es que si las matemáticas son algo increado, meras operaciones lógicas que sólo
pueden ser conocidas, pero no creadas, entonces ¿por qué aparecen fenómenos tan
bellos en ese mar de números? Fenómenos tan numéricos tan hermosos que parecen
imposible que estén allí por azar. Me estoy refiriendo a algunos algoritmos que
son sencillamente increíbles y que, desde siempre, llamaron la atención a los
matemáticos.
Y después hay fenómenos tan
misteriosos como el número Pi o el número Fi o el e. Cuando se comprenden estas cosas (explicarlas va más allá de un
post), uno, desde la teología, no sabe qué decir. ¿Cómo es posible algo como la
Identidad de Euler? Ciertamente no tengo una respuesta para ello desde la
Teología.
¿Cómo es posible que en un mar de
números aparezcan fenómenos tan impresionantemente bellos que parecen exceder
cualquier posibilidad de que estén allí por azar? Nadie los ha creado, están
allí por azar, pero su existencia parece ser imposible por azar. Un misterio.
No sé, no tengo respuesta.
Post Data: Parece ser que Trump tampoco tiene la
respuesta. Pero como es pro vida, me cae bien.
P. FORTEA
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