En la
Iglesia Católica creemos que en raras ocasiones Dios habla directo a un alma
por medio de visiones o palabras a las que comúnmente conocemos como
“revelaciones privadas”. Usualmente Dios le habla discretamente a un alma a
través de pensamientos, deseos o incluso a través de otra persona.
Sin
embargo, a ciertas almas privilegiadas que tienen una relación íntima con Él
les compare muchas gracias especiales.
Ejemplos
bien conocidos de revelaciones privadas son
las visiones concedidas a Santa Faustina Kowalska, Santa Margarita María de
Alacoque y Santa Bernadette Soubirous, por nombrar algunos. Todos estos
casos han sido confirmados como revelaciones privadas auténticas y los fieles
son libres de leerlas y obtener beneficios espirituales de ellas, aunque no están obligados a hacerlo.
Sin
embargo, no todas las revelaciones privadas son aprobadas por la Iglesia y en
esos casos son consideradas ya sea como fruto de un espíritu humano (originándose de los pensamientos de la persona
involucrada) o de un espíritu diabólico
(viniendo de un demonio que aparenta ser un ángel, como un lobo
vistiendo la piel de un cordero).
Aquí les
dejo 3 señales rápidas que les
darán una idea inicial sobre si una revelación privada proviene de Dios
(teniendo en cuenta que la Iglesia tiene la última palabra y que nosotros
debemos respetar sus decisiones):
1.-
Obediencia
El
distintivo de cualquier revelación privada es que el visionario es enteramente obediente a sus superiores. Puede que
sea un obispo local, el papa o el superior religioso de una orden.
El Padre
Pio, que experimentó muchas gracias de Dios, pero que también recibió injustas
sanciones de parte de su obispo local, dijo una vez: "La voluntad del
Obispo es la voluntad de Dios". Santa Faustina añadió: "Satanás puede
incluso cubrirse con un manto de humildad, pero no sabe cómo cubrirse con un manto
de obediencia". (Diario, 939).
Puede que
no nos guste el juicio de un obispo e incluso a menudo un obispo puede que
ponga sanciones sobre revelaciones privadas que posteriormente fueron aprobadas
(como en el caso del Diario de Santa Faustina). Sin embargo, y mientras tanto, Dios nos pide que seamos obedientes a
aquellos a quienes se les ha concedido autoridad en la Iglesia y respetemos sus
decisiones. Dios recompensará nuestra obediencia.
2.-
Ni añadas, ni le restes a una Revelación Divina
El
segundo signo que debemos buscar es ver si la revelación privada le añade o le
resta (o trata de corregir) a la Verdad de la Fe que se nos ha sido entregada
por el Magisterio de la Iglesia. Las
revelaciones privadas no están destinadas a añadirle o sustraerle nada a lo que
ya nos ha sido revelado por Dios (CIC 67). Están destinadas a ayudar a
los fieles a permanecer junto a Dios en un punto específico de la historia.
Las
revelaciones privadas auténticas no
revelan nada nuevo ni tratan de corregir algo que la Iglesia nos ha
enseñado desde el principio. A menudo ayudan a clarificar o a poner especial
énfasis en un atributo particular de Dios (como la Divina Misericordia de
Dios), pero nunca es algo nuevo.
Siempre debemos ser cautelosos con aquellas
revelaciones que nos enseñan algo contrario a lo que la Iglesia ha enseñado
o con las que proponen tener una especie de conocimiento “especial” que les ha
sido revelado exclusivamente, por ejemplo, la fecha exacta del Fin del Mundo o
que la “Misa en Latín” es la única Misa válida que puede ser celebrada.
3.-
Humildad
El tercer
signo seguro que debemos buscar es si
el visionario es una persona humilde de orígenes humildes y que no busca fama
de las visiones.
Desde el
comienzo de los tiempos Dios decidió usar vasos humanos que fueron personas
oscuras provenientes de tierras distantes en lugar de grandes gobernadores de
poderosas naciones. La Santísima Virgen
María es el máximo ejemplo, ya que ella fue una pobre campesina
proveniente de una nación oscura que se encontraba bajo ocupación del Imperio
Romano. Incluso cuando vemos las apariciones en Fátima o Lourdes, puedes ver
que Dios eligió pequeños niños, que no tenían poder ni riqueza alguna en este
mundo. Más aún, los niños no obtuvieron recompensas monetarias por sus
visiones, sino que fueron fuertemente perseguidos y despreciados por sus
comunidades.
Las
visiones usualmente no llaman mucho la
atención sino hasta la muerte del visionario. Este es el caso
especialmente en la única aparición aprobada en los Estados Unidos, que sucedió
en el pequeño poblado de Wisconsin, mismo que era virtualmente desconocido para
el mundo hasta que estas visiones fueron aprobadas.
Sobre
todo, cuando se trate con revelaciones privadas, debemos recordar que Dios escoge instrumentos débiles para hacer grandes
cosas. Sus nombres pueden que no sean famosos en el mundo mientras
vivan, pero luego somos capaces de ver la obra de Dios
en sus vidas y cómo Él les usó para cambiar el mundo.
Al final,
debemos ser obedientes al juicio del obispo local, incluso si estamos en
desacuerdo con sus decisiones. Depende de aquellos a quienes Dios ha designado
decidir si una visión es auténtica o si proviene de otra fuente que no sea
Dios. La decisión final descansa en sus hombros.
Adaptación
y traducción al español por María Vanegas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado
en: PhilipKosloski.com, autor: Philip Kosloski
María
Mercedes Vanegas
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