El 23 de septiembre
de 2017 se verá la constelación de Virgo con el sol ascendiendo exactamente por
detrás (la mujer vestida de sol). Esto tendrá lugar durante el centésimo
aniversario de las apariciones de la “Mujer vestida de sol,” Nuestra Señora de
Fátima en 1917. ¿Qué significa esto?
* * *
La gran señal en el cielo
Si el Señor nos
diera una señal, ¿seríamos capaces de reconocerla? Y si Él, como ya ha hecho en
otras ocasiones, nos pusiera una gran señal en el cielo, un presagio de grandes
y terribles sucesos, ¿nos daríamos cuenta? ¿Estamos tan ocupados como muchos
que nos han precedido, que ni nos molestamos en mirar hacia arriba? Si el Señor
nos enviara esa señal hoy mismo, ¿la veríamos? Y si llegásemos a verla, ¿nos
importaría o la desecharíamos como una tonta superstición?
¿Qué pasaría si les
dijera que se aproxima un portentoso suceso astronómico que en cuanto a
precisión, contexto y momento se asemeja a la señal descrita en el Apocalipsis?
¿Levantarían la mirada?
Apocalipsis 12,1-5
“Y una gran señal apareció
en el cielo: una mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies y en su
cabeza una corona de doce estrellas, la cual, hallándose encinta, gritaba con
dolores de parto y en las angustias del alumbramiento.
Y vióse otra señal
en el cielo y he aquí un gran dragón de color de fuego, con siete cabezas y
diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.
Su cola arrastraba
la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón
se colocó frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su
hijo luego que ella hubiese alumbrado.
Y ella dio a luz a
un hijo varón, el que apacentará todas las naciones con cetro de hierro; y el
hijo fue arrebatado para Dios y para el trono suyo“.
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JESUCRISTO.
La Estrella de Belén
Antes de comenzar,
es importante dejar claro el contexto. Es una parte innegable e incontestable
de nuestra fe que hace 2000 años el Señor se valió de un suceso astronómico
para comunicarse con el hombre: la Estrella de Belén. Muchas personas, al
imaginar la Estrella de Belén, si es que la imaginan, piensan en una enorme
estrella que brilló sobre Belén, tan obvia para todos que hizo que los magos
emprendieran un largo viaje para conocer al rey prometido.
Sabemos que esa
versión es incorrecta porque cuando los Magos llegaron a Jerusalén, a tan sólo
8 kilómetros de Belén, tuvieron que explicar lo que vieron y por qué lo
interpretaron de esa manera. El rey Herodes, su corte y el resto de Jerusalén
ignoraban en buena parte lo de la Estrella de Belén. La gente de aquella
ciudad, como nosotros, estaba ocupada trabajando para su familia y en sus
quehaceres diarios. Aunque esa gran señal que anunciaba el nacimiento del
Salvador, el propio Hijo de Dios, la tenían encima de su cabeza, no la notaron
ni les importó.
Para comprender el contexto de la señal de
Apocalipsis 12, es útil examinar más a fondo la Estrella de Belén. ¿Qué era la
Estrella de Belén y por qué la vieron los magos cuando nadie más la había
visto? Pues muy sencillo: porque prestaban atención.
Hay un supuesto
convincente que sostiene que la Estrella de Belén fue una serie de sucesos
astronómicos normales que dieron lugar a conjunciones muy excepcionales que
anunciaban simbólicamente el nacimiento de un rey. Es importante resaltar que
esto no tiene nada que ver con la astrología.
La astrología se define en alguna enciclopedia
como:
“Arte de
adivinación que intenta predecir acontecimientos terrestres y humanos mediante
de la observación e interpretación de estrellas fijas, el Sol, la Luna, y los
planetas. Sus partidarios creen que entendiendo la influencia de los planetas y
estrellas sobre los asuntos de la tierra permite vaticinar el destino de las
personas, sociedades y naciones e influir en ellos”
La Iglesia Católica
condena sin rodeos la astrología, así como toda forma de adivinación (CIC
2116). Pero las señales como la Estrella de Belén no son adivinaciones del
destino basadas en las estrellas, sino un símbolo astronómico regular si se
tiene en cuenta que algunas veces el Señor del universo se sirve de su creación
para comunicarse con el hombre. La Biblia está llena de casos que lo confirman.
El Salmo 19 dice: Los cielos
atestiguan la gloria de Dios y el firmamento predica las obras que Él ha hecho.
Cada día transmite al siguiente este mensaje, y una noche lo hace conocer a la
otra. Si bien no es la palabra, tampoco es un lenguaje cuya voz no pueda
percibirse. Por toda la tierra se oye su sonido, y sus acentos hasta los
confines del orbe. SALMO 19,1-5
San Pablo cita este
salmo en la epístola a los Romanos, cuando afirma que los judíos estaban al
tanto de la venida del Mesías.
La fe viene, pues,
del oír, y el oír por la palabra de Cristo. Pero pregunto: ¿Acaso (los judíos)
no oyeron? Al contrario. “Por toda la tierra sonó su voz, hasta los extremos
del mundo sus palabras”.”
ROMANOS 10,17-18
San Pablo deja
claro que los judíos sabían sobre el Mesías porque los cielos se lo habían
dicho. Obviamente, Pablo no avala la astrología; se limita a indicar que Dios
puede servirse de los cielos para anunciar sus planes, y de hecho lo hace.
Puede decirse mucho más sobre la diferencia entre la astrología y la
comprensión de las señales en los cielos, pero de momento nos limitaremos a
señalar que buscar en el cielo la confirmación y el anuncio de los planes de
Dios es legítimo dentro de un contexto u aplicación apropiados.
Entonces, ¿qué era
la Estrella de Belén? Como he dicho, hay un supuesto convincente que sostiene
que la Estrella de Belén fue una serie de sucesos astrológicos con un
simbolismo elocuente. Se puede encontrar más información [en inglés] en
BethlehemStar.net, pero intentaré resumirlo.
Entre los años 3 y
2 a.C. ocurrió una triple conjunción entre Júpiter (el planeta rey, en
movimiento retrógrado) y Regulus (la estrella reina). Probablemente, los Magos
interpretaron esta triple conjunción como un enorme anuncio de neón en el
cielo, que titilaba como diciendo: REY-REY-REY. Todo empezó con el Año Nuevo
judío y en la constelación de Leo (el león, símbolo de la tribu de Judá). Por
lo tanto, representaba claramente al rey de los Judíos, de la tribu de Judá. La
señal era muy clara para los que estuvieran familiarizados con el Mesías. Es
más, justo detrás de Leo ascendía la constelación de Virgo, con el sol por
detrás y la luna a sus pies.
Luego de esta increíble conjunción triple, Júpiter
comenzó a avanzar por el cielo hacia el oeste, hasta ponerse en conjunción con
Venus, planeta asociado con la maternidad. La conjunción del rey de los
planetas con la madre de los planetas fue tan próxima que formaba el objeto más
brillante del firmamento. Jamás se había visto algo así.
Toda esta simbología del rey de Judá y de la Virgen
bastó para movilizar a los Magos hacia Jerusalén, pero se puede entender que el
ciudadano medio de Jerusalén no lo notara.
Júpiter continuó avanzando hacia el oeste hasta que
se detuvo. Cuando lo hizo (visto desde Jerusalén), lo hizo al sur, sobre el
pueblo de Belén, el 25 de diciembre del año 2 a.C. Esto se ve claramente con un
programa astronómico moderno que muestra el cielo en cualquier fecha de la
historia y desde cualquier perspectiva. Gracias a esta tecnología, no sólo
podemos estudiar los cielos del pasado sino también los del futuro.
En el contexto que acabo de describir, dirigimos la
mirada a los cielos del futuro, que una vez más nos muestran señales muy
simbólicas.
Repasemos los primeros
versículos de Apocalipsis 12.
“Y una gran señal
apareció en el cielo: una mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies y
en su cabeza una corona de doce estrellas, la cual, hallándose encinta, gritaba
con dolores de parto y en las angustias del alumbramiento.”
El autor del
Apocalipsis indica claramente que esta visión es una señal en el cielo. ¿Qué
veremos en el cielo en un futuro cercano?
El 20 de noviembre
de 2016 se iniciará un suceso astronómico que durará nueve meses y medio y
culminará en una sorprendente coincidencia con la visión del Apocalipsis 12. Si
bien no soy astrónomo, mis investigaciones indican que este suceso astronómico,
en todos sus detalles, es único en la historia de la humanidad.
El 20 de noviembre
de 2016, Júpiter (el planeta rey) entrará en el cuerpo (vientre) de la
constelación de Virgo (la Virgen). Júpiter, en movimiento retrógrado, pasará
los siguientes 9 meses y medio dentro del vientre de Virgo. Este período
coincide con un período normal de gestación de un bebé.
Luego de esos 9 meses y medio, Júpiter saldrá del
vientre de Virgo. Junto con la salida de Júpiter (nacimiento), el 23 de
septiembre de 2017, veremos la constelación de Virgo con el sol ascendiendo por
detrás (la mujer vestida de sol). A los pies de Virgo, veremos a la luna. Y
sobre su cabeza encontraremos una corona de doce estrellas, formada por las nueve
habituales de la constelación de Leo, sumadas a los planetas Mercurio, Venus y
Marte.
Es una serie de
acontecimientos verdaderamente sorprendente, y tiene un llamativo grado de
coincidencia con la visión del Apocalipsis 12.
¿Cuál es el
significado de todo esto, si es que lo tiene? La respuesta es obvia: no lo
sabemos. Ahora bien, tampoco estamos lejos de un contexto posible.
Da la casualidad de
que estos sucesos tendrán lugar durante el centésimo aniversario de las
apariciones de “la Mujer vestida de sol”, Nuestra Señora de Fátima en 1917. La
culminación de estos sucesos astronómicos ocurrirá tan sólo 3 semanas antes de
que se cumplan cien años del gran milagro de Fátima, en el que el sol “bailó”
(otra señal celeste), lo cual fue presenciado por millares de personas.
Ha transcurrido
casi un siglo desde entonces, y durante ese tiempo hemos visto cumplirse las
advertencias de Nuestra Señora con gran precisión. La gente no ha dejado de
ofender a Dios, hemos visto guerras terribles, naciones devastadas, los errores
de Rusia desparramados por el mundo entero y, a decir verdad, incluso dentro de
la Iglesia. Y todavía esperamos que se cumplan sus promesas, el triunfo de su
Inmaculado Corazón y un período de paz para el mundo entero.
Lo que no es tan
conocido es que en de la historia de Fátima hay indicaciones sobre la
importancia que puede tener un período de cien años. En agosto de 1931, Sor
Lucía se hospedó con una amiga en Rianjo (La Coruña, España). Nuestro Señor se
le apareció allí para quejarse porque las peticiones de su Madre no habían sido
atendidas, y dijo: “Participa a mis ministros que, en vista de que siguen el
ejemplo del Rey de Francia dilatando la ejecución de mi petición, también lo
han de seguir en la aflicción. Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a
María.”
Y luego en otro
texto, Sor Lucía citó a Nuestro Señor diciendo “No han querido atender mi
petición… Al igual que el Rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya
será tarde. Rusia habrá esparcido ya sus errores por el mundo, provocando
guerras y persecuciones a la Iglesia. El Santo Padre tendrá que sufrir mucho.”
Las menciones al
rey de Francia resultan interesantes con relación a lo que estamos exponiendo,
ya que refieren explícitamente a las peticiones que hizo el Sagrado Corazón al
rey de Francia el 17 de junio de 1689 por medio de Santa Margarita María
Alacoque. Luis XIV y sus sucesores no respondieron al pedido de Nuestro Señor
de consagrar a Francia al Sagrado Corazón de Jesús. Como resultado, el 17 de
junio de 1789, exactamente cien años
después del día de la petición, la Asamblea Nacional de la Revolución
Francesa se adueñó del gobierno de Francia y despojó al monarca de su poder.
Más tarde, el rey perdió su cabeza en la revolución.
No es posible saber
hasta qué punto tiene valor la alusión a este período de cien años, o si el
cronómetro ha empezado a correr y cuándo, pero es interesante y relevante en el
contexto de lo que decimos.
Y por supuesto,
muchos conocen ya la visión del papa León XIII en la que dijo haber oído que se
le concedieron a Satanás cien años para intentar destruir la Iglesia.
Inmediatamente después de esta visión, León XIII compuso la oración a San
Miguel Arcángel en la que se ruega que nos defienda en la batalla y sea nuestra
defensa contra la perversidad y acechanzas del demonio. Después agregó las
oraciones leoninas al final de la misa, las cuales suprimió el Concilio
Vaticano II.
Mientras vivimos
tiempos turbulentos dentro de la Iglesia, en que se desechan y subestiman los
cimientos de la fe y hasta las propias palabras y mandamientos de Nuestro
Señor, es imposible no recordar la visión del papa León XIII.
A propósito de la
crisis actual, en esta era de falsa misericordia debo recalcar que la fecha en
que comenzará el suceso astronómico, el 20 de noviembre de 2016, es la misma en
que finaliza el Año de la Misericordia decretado por el papa Francisco. Y es
nada menos que el mismo día de la fiesta de Cristo Rey.
En conclusión,
vuelvo a insistir que no soy dueño de la verdad en cuanto al significado del
suceso astronómico descrito, si es que lo tiene. Más aún, no afirmo conocer el
futuro ni acontecimientos futuros relacionados con el cumplimiento de las
promesas de Fátima. He escrito lo anterior porque me encuentro en una situación
parecida la de los Magos de hace 2000 años. Levanto los ojos al cielo y digo:
“Señor, tienes toda mi atención.”
Patrick Archbold
[Traducción de Marilina Manteiga. Artículo Original]
Publicado por Unción Católica y Profética
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