VATICANO, 29 Jun. 16 / 06:38 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa
Francisco celebró este miércoles en la Basílica vaticana la Solemnidad de
San Pedro y San Pablo, donde bendijo también los palios de 25
arzobispos metropolitanos nombrados en el último año y afirmó que la oración es
la gran vía para que la Iglesia
y los fieles salgan de sus encierros –incluso personales– y lleven adelante la
misión confiada por Cristo.
“La Palabra de Dios de esta liturgia –afirmó el
Papa en su homilía– contiene un binomio central: cierre - apertura. A esta
imagen podemos unir el símbolo de las llaves, que Jesús promete a Simón Pedro
para que pueda abrir la entrada al Reino de los cielos, y no cerrarlo para la
gente, como hacían algunos escribas y fariseos hipócritas a los que Jesús
reprende”.
Asimismo, señaló que “la lectura de los
Hechos de los Apóstoles nos presenta tres encierros: el de Pedro en la cárcel;
el de la comunidad reunida en oración; y – en el contexto cercano de nuestro
pasaje – el de la casa de María, madre de Juan, llamado Marcos, donde Pedro va
a llamar después de haber sido liberado”.
Francisco recordó que en estos tres encierros “la
oración aparece como la principal vía de salida”, pues ayuda a la
comunidad a no encerrarse en sí misma a pesar de la persecución y el miedo. “Mientras Pedro estaba en la cárcel, ‘la Iglesia oraba
insistentemente a Dios por él’”; y Cristo envía a su ángel para
liberarlo.
“La oración, como humilde abandono en Dios y en su
santa voluntad, es siempre una forma de salir de nuestros encierros personales
y comunitarios. Es la gran vía de salida de las cerrazones”, aseguró.
Asimismo, con San Pablo también “habla de su
experiencia de liberación, la salida del peligro de ser, él también, condenado
a muerte”. “Es muy bello ver la vida del
Apóstol toda ‘en salida’ gracias al Evangelio: toda proyectada hacia adelante,
primero para llevar a Cristo a cuantos no le conocen, y luego para saltar, por
así decirlo, en sus brazos, y ser llevado por él que lo salvará llevándolo a su
reino celestial”, expresó.
En el caso de San Pedro, Francisco señaló que se puso en camino,
saliendo “de sí mismo, de sus seguridades humanas,
sobre todo de su orgullo mezclado con valentía y con generoso altruismo. En
este su camino de liberación, es decisiva la oración de Jesús: ‘yo he pedido
por ti (Simón), para que tu fe no se apague’”.
“Simón Pedro fue liberado de la prisión de su ego
orgulloso, de su ego miedoso, y superó la tentación de cerrarse a la llamada de
Jesús a seguirle por el camino de la cruz”, reiteró.
El Papa recordó que luego de ser liberado de la cárcel, Pedro “va a la casa de la madre de Juan, llamado Marcos. Llama
a la puerta, y desde dentro responde una sirvienta llamada Rode, la cual,
reconociendo la voz de Pedro, en lugar de abrir la puerta, incrédula y llena de
alegría corre a contárselo a su señora”.
Este relato muestra el miedo en que vivía la comunidad cristiana,
“encerrada en la casa, y cerrada también a las sorpresas de Dios”. “’Pero, ¿abrimos, no abrimos?’. Y él (Pedro) corre
peligro, porque la policía puede tomarlo… Pero el miedo hace que nos
detengamos, ¡nos detiene siempre! Nos cierra, nos cierra a las sorpresas de
Dios”.
El Papa advirtió que esto también ocurre con las comunidades cristianas
de hoy, tentadas a cerrarse en sí mismas ante los peligros. Sin embargo,
recordó que los primeros cristianos estaban “reunidos
en oración”. “La oración permite a la gracia abrir una vía de salida: del cerramiento
a la apertura, del miedo a la valentía, de la tristeza a la alegría. Y podemos
añadir: de la división a la unidad”, señaló.
En ese sentido, Francisco destacó la presencia de “nuestros hermanos de la delegación enviada por el
querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, para participar en la fiesta de los
Santos Patronos de Roma. Una fiesta de comunión para toda la Iglesia”.
El Papa culminó su homilía pidiendo a San Pedro y
San Pablo que intercedan “para que podamos hacer este camino con la
alegría, experimentar la acción liberadora de Dios y testimoniarla a todos”.
Nuevos arzobispos
Antes de empezar la Misa, el Pontífice bendijo
los palios de 25 arzobispos, de los cuales dos son de Ecuador: Mons. Luis
Gerardo Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil; y Mons. Marcos Aurelio Pérez
Caicedo, Arzobispo de Cuenca. Dos de España: Mons. Fidel Herráez Vegas,
Arzobispo de Burgos; y Mons. Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona.
Además hay dos arzobispos de México: Mons. Ruy Rendón Leal, Arzobispo de
Hermosillo; y Mons. Francisco Moreno Barrón, Arzobispo de Tijuana. También está
el Arzobispo de La Habana (Cuba), Mons. Juan de la Caridad García Rodríguez.
También hay cuatro Arzobispos de Brasil: Mons. Roque Paloschi, Arzobispo
de Porto Velho; Mons. Zanoni Demettino Castro, Arzobispo de Santana; Mons.
Rodolfo Luís Weber, Arzobispo de Passo Fundo; y Mons. Darci José Nicioli,
Arzobispo de Diamantina.
Finalmente, está el Arzobispo de San Pablo y Minneapolis (Estados
Unidos), Mons. Bernard Hebda; y el Arzobispo de Kingston (Jamaica), Mons.
Kenneth Richards.
Los palios serán impuestos por los representantes del Papa a los
arzobispos en sus respectivas sedes.
Por Eduardo Berdejo
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