Por encima de los 3700
m.s.n.m. en un pequeño pueblo llamado Cachuy, jurisdicción del distrito de
Catahuasi, Provincia de Yauyos, Departamento de Lima, Perú, y a escasos 200
km.; se encuentra la milagrosa imagen del Señor de la Ascensión.
La imagen que apareció entre
los años de 1690 a 1712, en un inhóspito paraje típico de las serranías
limeñas.
LA APARICIÓN
Cachuy, en quechua significa: verde. En el lugar conocido con este
nombre hay un manantial, que a causa de la humedad del terreno, las hierbas
están siempre verdes; debido a esta circunstancia, seguramente los antiguos
llamaron a este paraje con el nombre indicado.
El pueblo de Cachuy, pertenece a la parroquia Santa
María de Catahuasi, la cuál está a cargo de las madres misioneras de Jesús Verbo y Víctima.
Cuenta
la tradición que en los tiempos remotos, Martín Barrios, humilde pastor,
natural de Laraos, según unos y según otros de Huantán, apacentaba su ganado
vacuno en un pastizal de la jurisdicción de Putinza, colindante con el de Tupe;
su humilde choza se levantaba en “pampa de chuco”, distante 5 km. del actual
pueblo de Cachuy.
Un buen día próximo a la festividad
de San Lorenzo, patrón del pueblo de Putinza, se le extraviaron sus vacas.
Habiendo ido a buscarlas, llegó a una pampita pedregosa llena de maleza y
espinas, junto a unos pedregales vio una figura humana, que pareció ser la de
un niño, vestido con una túnica blanca; sorprendido por tan extraño hallazgo y
creyendo ver visiones, se acercó a él y tomándolo por efigie de San Lucas,
patrón de los vaqueros, la llevó a su choza, sin dejar de repuntar el ganado
que extrañamente allí encontró. Al llegar a su morada, contó lo ocurrido a su
esposa Elena y familiares mostrándole la imagen, improvisó un altarcito donde
lo colocó y se pusieron a velarla hasta muy entrada la noche.
Al día siguiente advirtió, con sorpresa, que la
imagen había desaparecido misteriosamente. Confundido por este extraño
acontecimiento, se echó a buscarla por todos los contornos de la casa, sin
tener la suerte de encontrarla. En la
noche en sueños, le reveló que volvería a verla en el mismo sitio donde había
ocurrido el hallazgo. Tan pronto como amaneció, se encaminó,
apresuradamente, al sitio indicado en el que con gran regocijo, volvió a encontrarla nuevamente.
Henchido de gozo se la llevó consigo y creyendo que su modestísima choza era inaparente
para albergarla, edificó una capillita, junto a su morada, donde siguió
tributándole, con mucho fervor y devoción el culto que merecía, con la
seguridad de que le dispensaría el don de acrecentar en corto tiempo, el número
de sus vacas.
A
pesar del solícito culto que le rendía, la imagen volvió a desaparecer; pero
Barrios, tenía la seguridad de encontrarla en el consabido lugar del hallazgo. Se dirigió
allí y la encontró, se la llevó y la colocó nuevamente en la capilla; esto
aconteció muchas veces.
El día de la víspera de la fiesta de San Lorenzo se
encaminó Barrios a Putinza, llevando consigo la milagrosa imagen. Cuando hubo llegado al pueblo, su primer acto
fue presentarla al párroco quien al punto reconoció que la imagen no era de San
Lucas, sino la del Señor de la Ascensión, y dispuso que se colocara en un sitio preferente del altar mayor del
templo y que nadie la moviese de allí, para disipar la creencia de la
superstición del encantamiento muy generalizada por entonces, entre los
sencillos habitantes del lugar.
El día de la celebración de la fiesta de San
Lorenzo antes de la Misa, el sacerdote echó de menos la imagen y viendo que no estaba en el sitio donde había
sido colocada el día anterior, la buscó dentro del templo, en la población y
sus alrededores, sin resultado satisfactorio.
Ante este acontecimiento, el párroco y la gente
creyeron que Barrios la había sustraído. Las autoridades le conminaron a
entregar pero él tomando el santo nombre de Dios, les aseguró no haberla
sacado, y para dar mas firmeza a sus dichos, relató las desapariciones anteriores y así consiguió que le
dejasen en libertad, con la condición de que, en vista de lo narrado, fuese a
buscarla, con cargo de dar cuenta el cuarto día. Transcurrido este corto lapso,
la gente esperaba con impaciencia el regreso de Barrios.
Este, el día señalado, descendía la cuesta de
“Chuco” trayendo la imagen milagrosa. Unos fueron a recibirla hasta “Añazo” y
muchos se quedaron en la portada. Como
el párroco había caído gravemente enfermo, con ataques de cólicos hepáticos,
falleció en esos instantes, por cuyo motivo la recepción se hizo sin ninguna
ostentación. Barrios, temeroso de que la gente supersticiosa pidiese su
prisión, aprovechando del duelo que embargaba al pueblo, optó por huir a su
estancia, llevándose la predicha imagen.
Presa de honda pena, contó a su esposa lo ocurrido,
sin atinar él, ni ella el camino que debían tomar. Pero el Señor, que conoce lo íntimo, todo lo secreto, lo consoló y le
fortaleció en sueños, diciéndole: no tengas miedo, ni te aflijas. No te
mortificarán más, al contrario te ayudarán a edificar mi morada en el lugar que
te he mostrado.
–
Señor: ¿Cómo puedo, yo, débil criatura, edificar tu casa, en un lugar cubierto
de espinas y piedras? – repuso Barrios.
–
Para mañana, todas estas dificultades habrán desaparecido, arguyó el Señor.
Cuándo Barrios se presentó, al día siguiente, en el
lugar indicado, encontró una pampa terraplenada, con extensión suficiente como
para construir una capilla y una población.
Lleno de inefable gozo, llevó la nueva a sus familiares, pastores y vecinos, quienes
fueron a constatar el suceso extraordinario, se agruparon en torno a la imagen
para ofrendarle velas y flores; y después de un fervoroso velorio, procedieron
a echar los cimientos del templo, en obediencia a las ordenes del Señor.
Estos
primeros devotos, secundados por los pastores de los pueblos vecinos,
edificaron la capilla, y alrededor de ella, levantaron sus casas, no
sólo para guarecerse de las inclemencias del tiempo sino para morar junto al
Señor y tributarle culto.
Las autoridades civiles y eclesiásticas de Putinza
y Pampas, al tener conocimiento de estos acontecimientos, dispensaron mercedes
a los devotos fundadores y concedieron el título de pago o caserío o
agrupación, a este naciente centro
poblado, que se llamó desde entonces “Señor de la Ascensión de Cachuy”.
Pago llamado erróneamente “Matupampa” o “Cachucaja”, por algunos.
Es
posible que haya habido documentos escritos sobre este suceso extraordinario en
los archivos parroquiales; pero han desaparecido al incendiarse los templos y
casas parroquiales, incendios que se han originado al caer los cohetes que se
quemaban en las festividades sobre el techo de paja. Tal ocurrió en Pampas,
Putinza, Yauyos, Huantán, Laraos. Así desaparecieron valiosos documentos,
altares artísticos tallados en cedro y muchos otros enseres dedicados al culto.
La aparición del Señor y estás escenas tradicionales se cree que se han
realizado por los años 1678, mucho después de la muerte de Santo Toribio de Mogrovejo.
COMO LLEGAR
Para
visitar a la ermita del Señor de Ascensión de Cachuy, deben viajar por la
Panamericana Sur hasta el km 146, Cañete; de allí desviarse a la izquierda e ingresar al
distrito de Imperial y seguir la ruta hacia Yauyos, cruzando pueblos donde se
encuentran bodegas de vinos y cachinas: Lunahuaná, Uchupampa, Catapalla,
Pacarán, Zúñiga y San Juan éste, último pueblo de la provincia de Cañete.
Después de cruzar una inmensa roca que se eleva de la ribera del río Cañete
hasta la cumbre del cerro “Airayá” se ingresa al territorio de la provincia de
Yauyos. El primer pueblo que aparece a
nuestra vista es San Gerónimo, anexo del distrito de Víñac. La carretera
continúa por la margen izquierda del río atravesando los pueblos de Huayllampi,
Catahuasi y llegar hasta “Canchán”, lugar donde se empieza caminar hacia el
pueblo de Cachuy.
EL CAMINO AL SANTUARIO
Cachuy
está situado a 3, 560 mts sobre el nivel del mar. Pertenece al
departamento de Lima. Provincia de Yauyos, distrito de Catahuasi. No es un
lugar provisto ni siquiera de relativa comodidad. Está situado en la falda
cuasi cumbre de un cerro abrupto. Allá el peregrino va, no con el objeto de
pasar un momento de solaz, va guiado por su fe, unos a cumplir su misión
cristiana, otros, por impetrar y recibir un beneficio del Señor.
No
existen hoteles, casas de hospedaje, ni ningún lugar adecuado para cobijarse. A pesar de
todas estas incomodidades la afluencia del peregrinaje es tan grande que se
cuentan por miles durante las festividades del Señor.
Muchos de estos peregrinos se cobijan en carpas y
otros permanecen a la intemperie durante los tres días de fiesta.
Existen tres caminos para subir a Cachuy. Uno va por Pampas; por esta vía el viajero tiene que escalar
colinas inmensas para bajar a Cachuy. Otro
va por Putinza, por la que se sube la inmensa cuesta empinada de
“Chuco”. Y el otro, es el que parte por
Canchan, es el más tendido y traficado por los peregrinos de la costa.
En
el tránsito de estos caminos no se encuentra agua ni ningún otro auxilio, por
ser laderas accidentadas y abruptas. A pesar de las dificultades del viaje y estadía en
Cachuy el número de peregrinos aumenta cada año, no sólo por moradores de esta
región, sino que concurren anualmente desde tierras muy lejanas para
convertirse en fervorosos devotos del Señor.
Los momentos más imponentes y
grandiosos que viven los millares de peregrinos que acuden a la fiesta anual
del Señor, son cuando reciben las bendiciones tradicionales de llegada y de
despedida, se postran llenos de gozo como si hubiese ganado
una victoria gloriosa, después de reñida batalla, para recibir la bendición del
Señor y ofrecerle sus tributos más fervorosos y filiales.
Acuden todos alegres y entusiastas, puesto que para
llegar a estos agrestes lugares han tenido que sufrir mil contrariedades,
obstáculos que el enemigo del hombre los ha puesto; pero estos peregrinos
llenos de fe luchan y vencen; por eso decimos que van gozosos como si hubieran
ganado la más reñida batalla.
La
bendición consiste en que el sacerdote levanta la pequeña imagen del
Señor y bendice al enorme gentío que se encuentra de hinojos. En la bendición
de despedida, los peregrinos se postran con cierta tristeza que se dibuja en
sus rostros castigados por la inclemencia del tiempo y fatigas del camino y
sobre todo por el pensamiento que embarga a muchos de ellos, sobre su próxima
peregrinación al santuario.
UN TESTIMONIO DE PEREGRINACIÓN
¡¡MULA, MULA!! Grito una Tupina (Mujer natural de
tupe, uno de los pocos pueblos yauyinos que no fue sometido durante la época
colonial al yugo español) mientras pasaba a nuestro lado arreando sus tres
mulas cargadas con hierbas medicinas que vendería luego en las afuera del
santuario; nuestro reloj marcaba en ese momento las 2:00 a.m. del día
miércoles, habían transcurrido seis horas de nuestra partida en el paraje de
Canchán y nuestro caminar se hacía cada vez más lento, las piernas no
respondían con la misma fuerza y el intenso frío de la madrugada, parecía
haberse puesto de acuerdo con los pedregoso del camino para impedir que
avancemos en nuestra peregrinaje.
Casi cinco metros más adelante, la Tupina volvió la
mirada para alentarnos manifestando ¡¡Cachuy está arriba donde vez la luz!!
(señalando la última luz que reflejaba de uno de los tambos o puestos de
ventas, que son instalado por los lugareños a lo largo de todo el camino a
Cachuy) ¡¡ya falta poco, no te detengas¡¡ reitero la mujer que vestía su típico
atuendo a cuadros rojos y un pañuelo del mismo color que adornaba su cabeza…
era la cuarta vez que escuchaba las mismas palabras y sin mentirles, ya no
creía lo que nos decían. Levantamos la mirada y muy a nuestro pesar observaba,
como nuestra ocasional compañera avanzaba apresuradamente arreando sus mulas,
desapareciendo de pronto entre la multitud de peregrinos que al igual que
nosotros; caminaban lentamente cuidándose de los profundos abismos que se
abrían a nuestros pies, en una cada vez mas empinada cumbre que parecía nunca
acabar.
Continuaba con nuestra peregrinación, sorteando
todo tipo de obstáculos, cargando sobre nuestra espalda una frazada enrollada y
una mochila de viaje que contenía en su interior, lo necesario para un auxilio
médico (frotación, pastillas para el dolor, y uno que otro ungüento) en esa
circunstancia nos aunamos a un grupo de jóvenes que caminaban animados por el
contagiante ritmo de la tecnocumbia que emitía una radio grabadora a todo
volumen. Sigiloso avanzamos siendo parte de una interminable hilera de luces
que se formaban en el cerro producto del resplandor de las miles de linternas
que alumbraban nuestro caminar nocturno. ¡¡vamos no se queden!!, ¡¡a la
siguiente curva te esperamos ¡¡, ¡¡apúrate ya falta poco!!, ¡¡sigue mas arriba
descansamos!! era lo que siempre escuchábamos , cuando de pronto alguien dijo
¡¡desde esa piedras se ve Cachuy!!, emocionado aligeramos nuestro caminar y de
pronto apareció ante nuestros ojos el brillo de una luz que reflejaba del
pueblo mismo de Cachuy. Respiramos con tranquilidad al pensar que nuestro
objetivo se encontraba cerca, sin embargo nuestra ilusión no duraría mucho
cuando nos avisaron teníamos aun buen trecho que recorrer.
Resignado a seguir caminando, reanudamos nuestra
peregrinación acompañando esta vez a un grupo de estudiantes de la facultad de
ciencias de la comunicación de una conocida universidad limeña, ellos con
cámaras fotográfica y filmadoras en manos, registraban todo lo que ocurría con
los peregrinos, cada interrupción en nuestro caminar era para observar un hecho
diferente. Desde una señora con síntomas de soroche o mal de altura, hasta el
llanto de los que eran presa fácil de los calambres por el cansancio…más de un
peregrino dejaba sentir su malestar por la agotadora caminata ¿por qué te has
venido tan lejos cachuycito? Reclamaban en voz alta ¡¡mejor hubiésemos pagado
una mula para subir más rápido!! Opinaban algunos. Cuando por enésima vez nos
disponíamos a descansar, alguien dijo ¡¡allí es Cantocorral!! , ¡¡lleguemos hasta
ese lugar (señalando unas luces) para descansar!!. Eran las 4.20 a.m cuando
arribamos a Cantocorral, preparamos las frazadas y algunas bolsas de dormir
para acostarnos sobre el frío suelo. Luego de tomarnos varias taza de agua de
manzanilla bien caliente.
Un cielo azul despejado, muy hermoso fue lo que
observamos luego de despertar, la luz del nuevo día nos permitió apreciar con
mayor precisión nuestro lugar de descanso, una interminable hilera de chozas
levantado a base de palos y lonas fue lo primero que llamo la atención, sobre
el suelo se apreciaba a centenares de frazadas que abrigaban del intenso frío a
cientos de peregrinos que al igual que nosotros optaron por descansar en
Cantocorral. Mayor fue nuestro asombro cuando notamos que a pocos metros, miles
de personas continuaban con su peregrinación por un camino de herradura que no
pasaba del metro y medio de amplitud… ¡¡ha levantarse muchachos, tenemos mucho
que caminar!! fue la vez que interrumpió nuestro reconocimiento visual. había
transcurrido cuatros horas desde que acompañamos en Cantocorral y teníamos que
continuar a pesar de algunos malestares en el cuerpo, producto de la agotadora
caminata.
De Cantocorral a Cachuy nos tomó caminar tres horas
más, en el trayecto divisamos con mayor claridad la abrupta geografía de los
andes yauyinos, era increíble pensar como la oscuridad de la noche, nos había
permitido avanzar por unos inhóspitos caminos de herradura, que no vario en
nada hasta el sector denominado “El Estanque”. Recién desde ahí, el camino se
realiza bordeando los cerros sin ningún ascenso, el último tramo se muestra
reconfortante al presentarse un camino lineal y no las subidas que fueron las
constantes desde Canchan… con el cuerpo adolorido llegamos cerca de las 11:00
a.m al Santuario de Cachuy. Nuestro mayor orgullo haber caminado los 16 km. (*a
pesar que demoramos 15 horas) de Canchan al Santuario y participar de los
solemnes cultos religiosos en homenaje al milagroso Señor de Ascensión en
Cachuy; típico pueblo de la serranía andinas que recibe durante esta festividad
a cerca de 45,000 peregrinos y que se encuentra solamente a 200km al Sur-Oeste
del departamento de Lima, en la provincia de Yauyos.
*Normalmente sobre camino plano, en una hora se
recorre cinco kilómetros.
LA IMAGEN DEL SEÑOR A TRAVÉS
DE LOS SIGLOS
La imagen de mide 55 cm. de
alto; todas las partes del cuerpo son proporcionadas; la majestad de su rostro
es algo indescriptible. El conjunto es fino y delicado. Se cree que la
antiquísima imagen, salvo ligeros deterioros, se conserva tal como fue hallada
por Barrios.
Se
cuenta que allá por los años de 1845, más o menos, la llevaron a Lima para
hacerla retocar. Terminada la obra, a satisfacción de la Comisión,
el escultor la embaló en presencia de los comisionados. Una vez que estos
llegaron a Cachuy abrieron el cajón en el que estaba embalada, con asistencia
de muchas personas. No obstante el
prolijo cuidado que se tuvo para embalar, conducir y abrir el cajón, se
encontró la imagen en el mismo estado en que se hallaba antes del retoque,
cuyos materiales habían caído como una capa de polvo de harina, encima de la
imagen y contorno de ella. Este acontecimiento extraordinario dio lugar
a que los devotos le rindiesen fervoroso culto durante muchos años, y hace
comprender que no debemos de hacer nuevos retoques, sino dejarla tal cuál la
encontró el humilde Barrios.
Las
imperfecciones ocasionadas por los ósculos reverentes de los fieles y los toques
del rostro con flores atestiguan su veneración desde remotos tiempos.
Con
el correr de los tiempos, el diminuto caserío del Señor de la Ascensión de
Cachuy ha crecido bastante en número de habitantes. Muchos pastores de los pueblos
vecinos engrosaron las filas de los devotos y formaron cofradías, para cuidar
mejor la devoción del Señor. Atraído por la fama de los milagros del Señor, año
tras año el número de devotos aumentan algunos venidos de lejanas tierras.
Los
peregrinos que acuden a Cachuy, ofrecen donativos en dinero, enseres, muebles, etc.,
otros a quienes el Señor ha dispensado ya beneficios, le obsequian ex – votos, los cuales consisten en pequeñas efigies
(cabezas, brazos) según el beneficio obtenido.
Fuentes:
- http://cachuyperu.com.pe/
- http://senorcachuy.galeon.com/historia.html
- http://senordecachuyperu.blogspot.com/2015/04/fieles-devotos-y-peregrinos-del-senor-de-cachuy-descenciendo-muy-cerca-del-santuario.html
- http://www.zenit.org/es/articles/santuarios-latinoamericanos-senor-de-la-ascension-de-cachuy
- https://m.facebook.com/SenorDeCachuyYauyosCanete
- http://www4.congreso.gob.pe/congresista/1995/avega/nota08.htm
Foros de la Virgen María
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