"Cuando llegó la hora, Jesús y
los apóstoles se sentaron a la mesa. Él les dijo:
– ¡Cuánto he deseado celebrar con
vosotros esta cena de Pascua antes de mi muerte! Porque os digo que no
volveré a celebrarla hasta que se cumpla en el reino de Dios.
Entonces tomó en sus manos una
copa, y habiendo dado gracias a Dios dijo:
– Tomad esto y repartidlo entre
vosotros; porque os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que
venga el reino de Dios.
Después tomó el pan en sus manos, y
habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
– Esto es mi cuerpo, entregado a
muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí.
Lo mismo hizo con la copa después
de la cena, diciendo:
– Esta copa es el nuevo pacto
confirmado con mi sangre, la cual es derramada en favor vuestro."
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En esta festividad de Jesús, sumo y eterno
sacerdote, leemos el evangelio de la Última Cena según Lucas. Aquí vemos
claramente qué tipo de sacerdote es Jesús. Un sacerdote que es, a la vez,
oficiante y víctima. Su sacerdocio consiste en su entrega total, cuerpo y
sangre. Y nos indica que nosotros debemos hacer lo mismo. Cada vez que
asistimos a misa, actualizamos la entrega de Jesús en la cruz por todos
nosotros. Y cada vez que asistimos a misa, debemos hacer nuestra entrega total
por todos, tal como hizo Él. La misa es algo más que una ceremonia. Es la
actualización del Sacerdocio universal.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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