Ayer leí las declaraciones de
monseñor Schneider contra el Camino Neocatecumenal. Unas declaraciones
llamativas en las que los llega a calificar de caballo de Troya en la
Iglesia así como dice de ellos otras cosas bastante lamentables. Mi primer
movimiento fue no decir ni una palabra sobre el tema y que nadie se enterara de
algo tan triste como es que un obispo ataque con la palabra a una parte de la
Iglesia.
Pero después me di cuenta de que
podemos aprender algo importante con ocasión de este hecho: no debemos
responder con la misma moneda, no debemos devolver golpe por golpe. A ese
obispo hay que quererle, respetarle y dejar que la Santa Madre Iglesia haga lo
que tenga que hacer.
Yo no deseo ninguna humillación ni ningún castigo para ese obispo, pero el Padre de los obispos, ciertamente, va a tener que hablar con él, amorosamente, como padre, porque algo pasa en su alma.
Yo no deseo ninguna humillación ni ningún castigo para ese obispo, pero el Padre de los obispos, ciertamente, va a tener que hablar con él, amorosamente, como padre, porque algo pasa en su alma.
Pero debemos meditar sobre las
palabras de ese obispo. Qué diferencia entre sus declaraciones y el tono
amoroso de Juan Pablo II en el vídeo de ayer, cuando dice: No tengáis miedo.
La dulzura de Dios, el acogimiento, la ternura, frente a otros discursos que no
son los de las bondadosas palabras del Evangelio.
Yo sé muy bien cómo van a
reaccionar las personas del Camino Neocatecumenal: con amor. Estoy seguro de
que en sus comunidades no se permitirá criticar a la persona de ese obispo.
Resulta triste cuando uno trata de atacar para defender. Cuando uno
piensa que la Iglesia no se da cuenta de algo y es uno mismo el que va a tener
que arremangarse y hacer de salvador de la Iglesia. El yo, siempre el yo. Para
algunas almas llega un momento, el final de un largo camino personal, en que
uno ya no se siente un siervo indigno sino un héroe de la ortodoxia. Deja uno
de ser un niño ante su Madre, para considerarse un sabio. Si alguno afirma
saber algo todavía no tiene el conocimiento necesario (1 Cor 8, 2).
P.
FORTEA
1 comentario:
Yo he caminado con los Kikos y puedo asegurar que estoy enplena comunion con el Obispo, dice y expresa la verdad de las miserias que hay en el camino Neocatecumenal
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