El concepto de un juicio final
sobre la humanidad al término de la historia se encuentra en el judaísmo y el
cristianismo, el Islam y el zoroastrismo. Y ocupa un lugar importante en la
tradición judía, porque se le considera la consumación, llamándolo el Día del
Señor; es un día de juicio contra todos los que son infieles a Dios.
Los cristianos de esta
generación en general creen que están a las puertas de la segunda venida de
Jesucristo, o por lo menos de una intervención decisiva del Cielo. Dos
apariciones marianas – Garabandal y Medjugorje – han ‘jugado todos los boletos’
a esto. Pero también hay que decir que la nuestra es la sensación predominante
en los últimos 1000 años, y aún más en los últimos 200 años.
En este artículo trazaremos la secuencia de eventos que los eruditos
cristianos han concluido que sucederán antes del regreso del Señor y del juicio
final, y hablaremos sobre el punto de
la historia en que nos encontraríamos, a grandes rasgos.
EVENTOS QUE SUCEDERÁN SEGÚN
LOS TEXTOS CATÓLICOS
Las
Escrituras mencionan ciertos eventos previos al juicio final. Estas
predicciones no están destinadas a servir como indicación de la hora exacta,
porque ese día y la hora sólo la conoce el Padre, y vendrá cuando menos se
espera.
Ellos están destinados
a discernir cuán lejos o cerca estamos de ese juicio según las señales que se
notan. Los teólogos suelen enumerar los siguientes nueve eventos como signos de la cercanía del
juicio final:
1 – Predicación de la Religión
Cristiana a Todo el Mundo
En cuanto a este signo Cristo se dice:
“Esta Buena
Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio
delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin.” (Mateo 24:14).
Este signo o testimonio se entiende por Crisóstomo
y Teófilo se refiere a la destrucción de Jerusalén, pero, de acuerdo con la
mayoría de los intérpretes, Cristo está
hablando aquí del fin del mundo.
2 – La Conversión de los
Judíos
De acuerdo con la interpretación de los Padres, la
conversión de los Judios hacia el fin del mundo es predicha por San Pablo en la Epístola a los Romanos
(11:25-26):
“Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este
misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que
sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así,
todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades“.
3 – El Retorno de Enoc y Elías
La creencia de que estos dos hombres, que nunca
murieron, están reservados para los
últimos tiempos como precursores de la Segunda Venida era prácticamente unánime entre los Padres.
La creencia se basa en varios textos de la
Escritura. En cuanto a Elías véase Malaquías 4:5-6; Eclesiástico 48:10, Mateo
17:11; sobre Enoc ver Eclesiástico 44:16.
4 – Una Gran Apostasía
San
Pablo
advierte a los Tesalonicenses (2 Tesalonicenses 2:3) que no deben estar aterrados, como si el día del
Señor estuviera cercano, pues primero debe llegar una rebelión (apostasia).
Los Padres y en general los intérpretes entienden
una gran reducción en el número de los
fieles a través del abandono de la religión cristiana por muchas naciones.
Algunos comentaristas citan como confirmación de
esta creencia, las palabras de Cristo:
“Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando
el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lucas 18:8).
5 – El Reino del Anticristo
En el pasaje citado (2 Tesalonicenses 2:3 y ss.) San Pablo indica como otro signo del día del
Señor, la revelación del hombre de pecado, el hijo de perdición.
“El hombre de pecado” que aquí se
describe es generalmente identificado
con el anticristo y dice San Juan (1 Juan 2:18), que está por venir en
los últimos días.
Aunque prevalece diferencia de opinión en esta
materia, se admite generalmente de los textos anteriores y otros, que antes de la Segunda Venida se levantará un
poderoso adversario de Cristo, que seducirá a las naciones por sus maravillas,
y perseguirá a la Iglesia.
6 – Perturbaciones
Extraordinarias en la Naturaleza
Las Escrituras indican claramente que el juicio será precedido por disturbios
terribles en el universo físico (Mateo 24:29, Lucas 21:25-26).
Guerras,
pestes, hambres, y terremotos predijo Mateo 24:6, que se entiende también por
algunos autores como una de las calamidades de los últimos tiempos.
7 – Conflagración Universal
En los escritos apostólicos se nos dice que en el fin del mundo se producirá a través de una
conflagración general, que, sin embargo, no aniquilará a la creación actual, sino que va a cambiar su forma y
apariencia (2 Pedro 3:10-13, 1 Tesalonicenses 5:2; Apocalipsis 3:03 y
16:15).
La ciencia natural muestra la posibilidad de que se
produzca una catástrofe en el curso normal de los acontecimientos, pero los teólogos en general tienden a creer que
su origen será totalmente sobrenatural.
8 – La Trompeta de la
Resurrección
Varios textos en el Nuevo Testamento hacen mención
de una voz o de la trompeta para
despertar a los muertos a la resurrección (1 Corintios 15:52; 1
Tesalonicenses 4:15; Juan 5:28).
Según Santo
Tomás (Suplemento 86:2) se hace referencia en estos pasajes a la voz o a la aparición de Cristo, lo
que provocará la resurrección de los muertos.
9 – El Signo del Hijo del
Hombre Apareciendo en los Cielos
En Mateo 24:30, esto se indica como el signo inmediatamente anterior a la aparición
de Cristo para juzgar al mundo. En este signo los Padres de la Iglesia
en general, comprenden la aparición en
el cielo de la Cruz en la que murió el Salvador, o bien de una cruz de
luz maravillosa.
QUE DICE EL CATECISMO DE LA
IGLESIA CATÓLICA
El catecismo
enumera las señales de la siguiente manera:
A – la predicación del
Evangelio hasta los confines de la tierra,
B – una conversión generalizada de los Judios,
C – una prueba importante y la persecución de la Iglesia,
D – un gran y extendida rebelión o apostasía,
E – el surgimiento del “hombre de pecado” que va a engañar a las naciones, y engañará a muchos, incluyendo a muchos cristianos que rechazarán la fe (apostasía),
F – un último desencadenamiento grave del mal por un breve tiempo.
B – una conversión generalizada de los Judios,
C – una prueba importante y la persecución de la Iglesia,
D – un gran y extendida rebelión o apostasía,
E – el surgimiento del “hombre de pecado” que va a engañar a las naciones, y engañará a muchos, incluyendo a muchos cristianos que rechazarán la fe (apostasía),
F – un último desencadenamiento grave del mal por un breve tiempo.
¿EN QUE MOMENTO CRONOLÓGICO
ESTAMOS RESPECTO AL JUICIO FINAL?
Cuando
uno ha escuchado numerosas homilías sentado en los bancos de su parroquia, tiene la
sensación que casi eternamente estaremos en esta situación, y que algún día,
dentro de miles y miles de años vendrá el Señor.
Pero en realidad los padres de
la Iglesia han establecido que estamos en el séptimo día de la creación y
pronto debería regresar el Señor para el juicio final.
¿Pero
que significa que estamos en el séptimo día en términos de años?
En la Biblia se establece que Dios creó este vasto
universo en seis días, y que en el
séptimo día Dios terminó su obra que había hecho; reposó el día séptimo,
y lo santificó. (Gen. II. 2, 3.)
En
el cuarto día,
cuando Dios dijo ‘Hágase la luz’, realizó el firmamento de los cielos, apartó
el día y la noche, y dio las señales de las estaciones, los días y años. (Gen.
1: 14)
En estas palabras divinas, Dios mismo nos informa
que el sol y la luna son para darnos
señales para las estaciones, días y años.
Para Dios, sin embargo, también son signos que indican eventos futuros más importantes que
días, estaciones y los años. Entonces, ¿cuál puede ser este futuro
evento de importancia general y primordial?
El profeta salmista dice:
“Mil
años delante de tus ojos, oh Dios, son como ayer, que es pasado”. (Sal. 90:4.)
San
Pedro,
el primer Papa, explica con más detalle estas palabras en referencia al juicio
final.
“Esta es ya, queridos, la segunda carta que os
escribo; en ambas, con mi exhortación, quiero despertar en vosotros el recto
criterio.
Acordaos de las predicciones de los santos profetas
y del mandamiento de vuestros apóstoles que es el mismo del Señor y Salvador.
Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus
propias pasiones, que dirán en son de burla: “¿Dónde queda la promesa de
su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de
la creación.”
Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo
existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida
entre las aguas por la palabra de Dios, y que, por esto, el mundo de entonces
pereció inundado por las aguas del diluvio, y que los cielos y la tierra
presentes, por esa misma palabra, están
reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la
destrucción de los impíos.
Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil
años, como un día.
No
se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen,
sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino
que todos lleguen a la conversión.
El
Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido
ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra
y cuanto ella encierra se consumirá.” (2 Pedro 3)
Un día con el Señor, entonces, es como mil años, y mil años como un día.
Es la interpretación común de que cada
uno de los seis días de la creación es equivalente a mil años para la futura
existencia de las generaciones humanas.
Dios
empleó seis días en la creación de este mundo; este mundo, entonces, tendrá una
duración de sólo seis mil años, entonces el sábado o séptimo día representa la
eternidad.
Muchos de los rabinos judíos o doctores de la ley
judía, derivan esta tradición desde el primer verso en el primer capítulo del Génesis, donde la letra hebrea, Alef, que
significa mil, se encuentra seis veces.
Por lo tanto, en su famoso Talmud, leemos:
“El mundo tendrá una duración de seis mil años, y luego se destruirá. Este mundo duró dos mil años en la ley de la
naturaleza, dos mil años en la ley de Moisés, y tendrá una duración de dos mil
años en la ley del Mesías” (Talmud, Tom IV tracto 4;
Malvenda, Lib II cap 21).
Entre los gentiles, esta era la opinión del
Hidaspes, Mercurio Trismegisto y de las famosas Sibilas.
San
Ireneo,
que puede ser considerado un escritor de los tiempos apostólicos, comentando
las palabras arriba citadas, – un día delante del Señor es como mil años, y mil
años como un día – dice, que a medida que Dios creó este mundo en seis días,
está destinado a durar seis mil años; porque cada día que se menciona en la historia de la creación es profético de
mil años.
En prueba de su opinión, San Ireneo señala
sabiamente que el texto hebreo en el primer y segundo versos del segundo
capítulo del Génesis dice literalmente:
“Así los cielos y la Tierra fueron consumados y
todo el mobiliario de ellos. Y en el séptimo día Dios consumó su obra que había
hecho”.
Estas Divinas palabras tienen dos significados
distintos: uno histórico, y otro profético; uno es una fecha del pasado, el
otro es un signo del futuro; el primero
manifiesta el momento de la creación del mundo, el segundo predice la época de
la consumación del mundo.
Las palabras de Jesús a sus apóstoles parecen
confirmar esta interpretación:
“he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20.)
La palabra consumación, literalmente, concuerda con
las palabras proféticas de Génesis, que fijan la duración del mundo en seis mil años, cuando se consuma o sea destruido.
Tras las palabras antes mencionadas por el salmista
y de San Pedro, San Jerónimo
dice:
“Creo que en
este lugar mil años son comúnmente tomados por un día, porque este mundo
ha sido hecho en seis días, y se cree que va a durar sólo seis mil años”.
La observación aquí es que San Jerónimo afirma como
un hecho bien conocido que esta
creencia era común entre los fieles en el siglo IV y San Jerónimo no es
una autoridad menor.
La misma creencia es afirmada por San Gaudencio, el docto y santo Obispo
de Brescia y gran amigo de San Ambrosio, ambos padres de la Iglesia.
“Esperamos
ese día verdaderamente santo de los siete mil años, que ha de venir después de
esos seis días, o seis mil años de tiempo, el cual, siendo terminado,
comenzará ese santo descanso para todos los verdaderos santos y para todos esos
fieles creyentes en la resurrección de Jesucristo”
Nuestros límites no permiten ningún extracto más.
Para aquellos que desean examinar muchos más padres y doctores de la Iglesia,
aquí vamos a suministrar una lista bastante larga de ellas: San Cipriano, Lib.
IV. Epist. 5; San Ambrosio, Comentario. 2 Tes. 11; el famoso libro de San
Hipólito, De Antichristo; San Hilario, Can. En 17 Mat .; San Agustín, De Civit.
Dei, Lib. XX. Tío. 17; Lactancio Firmiano, Lib. VII. En Hexamer; San Justino,
Quest. 71; San Germán, Patriarca de Constantinopla, San Cirilo; el antiguo
escritor, P. Julio Hilarión; Casiodoro, San Isidoro, Victorino, Rábano,
Belarmino, Genebrardus, etc., y muchos otros.
En resumen, de todas las autoridades antes mencionadas se entiende,
entonces, que los seis días de la creación pretenden significar los seis mil
años de duración del mundo. El séptimo
día – el cual, con la exclusión de los otros seis días, Dios ha de una manera
especial bendecido y santificado -, debe ser tomado para la eternidad feliz de
los santos benditos, para el sábado santo de descanso eterno, para la
duración de la paz perpetua y perfecta felicidad de los elegidos de Dios, que
estarán cara a cara con El, lo alabarán, amarán, adorarán, y glorificarán para
siempre.
LOS AÑOS DE LA TRIBULACIÓN
FINAL SE ACORTARÁN
Suponiendo ahora como bastante seguro que este
mundo tendrá una duración de sólo unos seis mil años, porque tal es la opinión
común y la expectativa de la humanidad, ¿cuántos
años más, se puede preguntar, todavía faltan para el fin de este mundo?
La
solución de esta cuestión depende de la resolución de otra. Esta es la época
exacta del nacimiento del Mesías.
Ahora la mayoría y la parte más fiable de los escritores cristianos
están de acuerdo en que Jesucristo
nació en Belén de la Inmaculada Virgen María, unos cuatro mil años después de
la creación del hombre. Y ya llevamos dos mil años que nació, de modo que
estamos llegando al límite de los 6 mil años o a los 6 días de los que hemos
hablado.
Jesucristo, ha sido claro y enfáticamente ha
predicho su actitud ante este evento con las siguientes palabras:
“Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el
principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. Y si aquellos días no se abreviasen, no se
salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días” (Mateo 24:22.)
Aquí Nuestro Señor evidentemente habla de los últimos años de tiempo y
misma advertencia se repite en el Evangelio de San Marcos, 13:20.
La famosa Sibila Tiburtina
o profetisa pagana de Tivoli, cerca de Roma – quien algunos siglos antes del
nacimiento de Jesucristo, hizo varias profecías maravillosas sobre él y sobre
los acontecimientos posteriores, cuyas predicciones han sido altamente
apreciadas por muchos santos y doctos Padres de la Iglesia – anunció claramente
que en el fin del mundo, los años y
meses, las semanas y los días y horas, serán acortados. ¿No es la sensación
actual que tenemos que las 24 horas de antes no sol las de ahora?
Este acortamiento del tiempo ha sido un tema
importante de una profecía especial de Nuestro Señor, que alguna vez fue tan
cauteloso sobre el anuncio del fin de los tiempos, y concluyó que un número considerable de años serán
abreviados. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; de modo
que por el bien de los elegidos se acortarán aquellos días.
Hay que observar que esta abreviación de tiempo en
el fin del mundo será hecha por dos objetivos muy importantes.
En primer lugar, para acortar las aflicciones extremas y terribles que todos los hombres
que vivirán y tendrán que soportar.
Y en segundo lugar y principalmente, para liberar a los elegidos de los engaños
maliciosos y crueles persecuciones del anticristo, y de sus fanáticos
seguidores, y asegurar la salvación eterna de sus fieles y sufrientes
servidores.
Todo
esto parece requerir el acortamiento de un buen número de años.
¿Pero cuando sucederán esas
cosas de las que hemos venido hablando, especialmente las señales de la
cercanía del juicio final? Creo que la mayoría de los cristianos disciernen
señales de que ya están
sucediendo, lentamente al principio, pero a medida que pasan los años cada vez
más rápidamente.
Y en este punto es interesante
consignar que Ronald Conte Jr establece que sucederá el aviso previsto en
Garabandal en el mes de marzo de 2016 y Antonio
Yague en el tercer trimestre del 2017.
FUENTES:
- http://mb-soft.com/believe/tsxtm/judgment.htm
- http://blog.adw.org/2012/03/when-will-christ-come-some-basics-of-catholic-eschatology/
- http://www.eclipseofthechurch.com/Library/The
Christian Trumpet.pdf
- http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html
- http://www.mercaba.org/FICHAS/ESCATO/juicio_final.htm
Foros de la Virgen Maria
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