jueves, 25 de febrero de 2016

LAS CUATRO (4) ESTRATEGIAS QUE USA SATANÁS CONTRA LOS HIJOS DE DIOS



El orden de la cristiandad presupone que nosotros creemos en Cristo y Su Ley. Como resultado, esta organiza toda la sociedad en función de la ley de Cristo, y de ella proviene el orden y la paz.

Una sociedad cristianizada también presupone una lucha contra el mal y todas las amenazas que puedan atacar el buen orden de la sociedad. Cuando una sociedad defiende así la ley de Dios y rechaza el mal y todas sus manifestaciones, ahí están entonces, todos los elementos para el progreso y la santificación.

En consecuencia, conoce las 4 estrategias que usa Satanás para destruir este orden:

1.- ENGAÑAR A LOS CRISTIANOS CON LA NO EXISTENCIA DE UN ENEMIGO INFERNAL

Él ha buscado por todos los medios que la humanidad dejara de creer en él, alentando una cultura que propaga la idea de que él no existe y no es una amenaza. Una vez que su existencia se ha puesto en tela de juicio, sólo se requiere un pequeño empujón para convencer a la humanidad de que el mal moral en cualquier forma tampoco existe.

De tal manera que, la incredulidad, en cuanto a Satanás se refiere, destruye la necesidad de luchar contra el mal y nuestros vicios. El mal se convierte en una especie de enfermedad que puede ser curada con el tratamiento médico o un psiquiátrico adecuado. Las personas son llevadas a creer que las cosas malas suceden porque las personas están mal informadas o son incultas. Otros claman que las malas acciones son el resultado de circunstancias adversas o de estructuras sociales opresivas.

Satanás hace todo lo posible para promover una sociedad que niega la idea de una lucha entre el bien y el mal, y por lo tanto entre Dios y él. Satanás promueve el defecto de hacer que la gente no odie el mal.

2.- PRIVAR A LOS CRISTIANOS DE LA EXISTENCIA DE UN DIOS CELESTIAL

No creer en Satanás es estar lógicamente comprometido a no creer en Dios. Por medio de esta estrategia, el demonio nos priva de nuestro soporte más grande y poderoso en la lucha contra el mal. Él nos priva de los medios para vencer ya que Dios siempre triunfará sobre el demonio.

Al promover el no creer en Dios, es fácil convencer cristianos de que el bien moral no existe. Por el contrario, cualquier bien es meramente un estado emocional sin ningún valor real. El bien es una condición de “sentirse bien” para los individuos débiles. La gente “buena” no tiene que luchar contra el mal, pero constantemente deben hacer concesiones y mostrar "compasión" hacia el mal.

Sobre todo, la sociedad debe promover un concepto de bien moral ya que el bien es meramente una cuestión de opinión.

3.- DISFRAZAR EL MAL Y EL PECADO HACIÉNDOLO VER COMO EL BIEN

Aún destruyendo las nociones del bien y el mal, el demonio encuentra difícil conseguir que la sociedad practique el mal absoluto ya que es muy contrario a nuestra naturaleza y al buen orden. A menudo, el demonio necesita disfrazar el mal para poder guiar a los cristianos y a toda la sociedad a la perdición.

Satanás es un experto en determinar el momento preciso para atacar. Él vigila la sociedad y entiende sus disposiciones, necesidades, deseos y circunstancias. Él sabe que será derrotado si sugiere el mal absoluto a personas rectas. Por lo tanto, confundirá a sus víctimas desorganizando sus sentimientos; sugerirá algo aparentemente digno de elogio como un medio para desviar a la persona hacia un mal fin. Él llevará y confundirá a toda la sociedad hacia la perdición proponiendo que los hombres vayan tras cosas que aparentan ser útiles o amables pero en realidad no lo son. Él disfrazará el mal del aborto en, por ejemplo, un acto de "compasión" hacia las mujeres.

4.- CAMBIAR O INVERTIR EL ORDEN DE LAS PRIORIDADES PARA LAS PERSONAS

Finalmente, Satanás busca cambiar las prioridades de las personas favoreciendo una cultura que las anima a centrar todo hacia sí mismas, incluso hasta el punto de satisfacer legítimos anhelos.

Ciertamente Satanás trató de hacer esto con Cristo mismo cuando Él sintió hambre después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches.

"Entonces se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.»" (Mt 4,3)

Santo Tomás de Aquino llama a esta acción del demonio «deordinatio», una perversión del orden correcto de las cosas. Por el pecado original, tendemos hacia el mal y el desorden. Satanás saca provecho de esta tendencia tornando las cosas al revés. Nos sugiere que la satisfacción de nuestras necesidades, anhelos y ambiciones (sin importar cuán verdaderas sean) es más importante que hacer la Voluntad de Dios. Él promueve una sociedad donde la regla del dinero prevalece y el honor de Dios es puesto a un lado u olvidado.

CONTRAATACANDO AL ENEMIGO

Para defendernos de la acción de Satanás, debemos convencernos de que Dios "no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas" (1 Cor. 10:13). Dios permite tentaciones pero Él además vigila y restringe al tentador. A través del sufrimiento y de resistir tentaciones con la ayuda de Dios, nosotros nos podemos fortalecer y trabajar por nuestra santidad. Cuando toda la sociedad opone resistencia a Satanás, esto lleva al orden que conduce a una virtuosa vida en común.

¿QUÉ HACER?

Cuando Satanás utiliza estas estrategias contra nosotros, debemos recurrir inmediatamente a Dios y a la Santísima Madre. Debemos comprometernos en esta lucha cultural que Satanás promueve. Haciendo esto, humillaremos al demonio y le demostraremos su impotencia ante la Gracia de Dios.

Santo Tomás enseña que Dios permite que los justos sean tentados para mostrarles la grandeza que la gracia les otorga.

En otras palabras, mientras estemos comprometidos en la lucha contra el mal, podemos estar seguros de que triunfaremos y regresaremos al orden. Dios controla al demonio y asegura su derrota.

Adaptación y traducción al español por María Mercedes Vanegas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado originalmente en: Catholic365, autor: John Horvat

María Mercedes Vanegas, es nicaragüense viviendo en Alemania, soltera, ingeniera y -a ejemplo de San Francisco Javier- misionera en esta era tecnológica. Identificación evangelizadora: «Y es que "Ay de mí si no predico el Evangelio", pues "muchos cristianos se dejan de hacer…, por no haber personas que se ocupen en la evangelización"»

 

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