BOGOTÁ, 30 Dic. 15 / 02:47 pm (ACI/EWTN Noticias).- Generando
temor entre la población, el satanista Víctor Damián Rozo creó en la localidad
colombiana de Quindío el primer templo de adoración a Lucifer en Colombia.
Según recoge Radio Caracol, el Coronel Ricardo Suárez, comandante
policial en la zona, señaló que si bien en el país se respeta la libertad de
culto, este tipo de prácticas generan temor en la población.
Para Víctor Damián Rozo, quien se presenta en internet como “brujo
santero hechicero espiritista”, su adoración a Lucifer se debe a que “es nuestro
ángel de luz que se rebeló ante el gran dictador que para nosotros es Dios”.
En declaraciones para Blu Radio el satanista dijo que “hay que aclarar
que nosotros no adoramos a satanás ni hacemos sacrificios, nosotros veneramos a
Lucifer que para nosotros es nuestro dios y eso no tiene absolutamente nada que
ver con el demonio como creen algunos”.
Sin embargo, apenas en marzo de 2014 Rozo
admitía su pacto con el diablo y su relación tanto con Lucifer como con
Satanás.
“Accedí a entregar mi vida a Lucifer”, dijo entonces al diario
mexicano Milenio, pues “quería disfrutar de la vida, viajar por el mundo”.
El fundador del templo satánico colombiano dijo
en esa ocasión que “hago todo tipo de trabajos: desde traer de vuelta amores
imposibles hasta pactos con el diablo. A Satanás le gustan los sacrificios. Con
sangre, de un ser vivo. De un animal como lo puede ser una oveja, un búfalo,
una cabra o una gallina”.
“Eso nos pide Lucifer a sus seguidores: adoración, que lo sigan y que gane más almas para él. Que le hagan un altar en la casa, que lo invoquen, nos pide una adoración eterna”, dijo.
LA IGLESIA SE PRONUNCIA
Mons. Pablo Emilio Salas, Obispo de Armenia, a
cuya jurisdicción corresponde Quindío, advirtió en un mensaje recogido por el
diario Crónico del Quindío que “asociarse a Satanás no puede traer consigo otra
cosa que unirse a su acción destructora de la felicidad del hombre”.
El Prelado alentó a los fieles a vivir “con
autenticidad nuestra fe y rechacemos toda forma de pecado y seducciones
engañosas del demonio”.
“La vida cristiana es un combate, una permanente
lucha contra el mal. Siempre estaremos combatiendo contra el enemigo que
pretende separarnos de Dios”, indicó.
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