lunes, 22 de febrero de 2016

¿CUÁNTO FALTA PARA EL JUICIO FINAL Y EL FIN DEL MUNDO?


El concepto de un juicio final sobre la humanidad al término de la historia se encuentra en el judaísmo y el cristianismo, el Islam y el zoroastrismo. Y ocupa un lugar importante en la tradición judía, porque se le considera la consumación, llamándolo el Día del Señor; es un día de juicio contra todos los que son infieles a Dios.

Los cristianos de esta generación en general creen que están a las puertas de la segunda venida de Jesucristo, o por lo menos de una intervención decisiva del Cielo. Dos apariciones marianas – Garabandal y Medjugorje – han ‘jugado todos los boletos’ a esto. Pero también hay que decir que la nuestra es la sensación predominante en los últimos 1000 años, y aún más en los últimos 200 años.

En este artículo trazaremos la secuencia de eventos que los eruditos cristianos han concluido que sucederán antes del regreso del Señor y del juicio final, y hablaremos sobre el punto de la historia en que nos encontraríamos, a grandes rasgos.

EVENTOS QUE SUCEDERÁN SEGÚN LOS TEXTOS CATÓLICOS

Las Escrituras mencionan ciertos eventos previos al juicio final. Estas predicciones no están destinadas a servir como indicación de la hora exacta, porque ese día y la hora sólo la conoce el Padre, y vendrá cuando menos se espera.

Ellos están destinados a discernir cuán lejos o cerca estamos de ese juicio según las señales que se notan. Los teólogos suelen enumerar los siguientes nueve eventos como signos de la cercanía del juicio final:

1 – Predicación de la Religión Cristiana a Todo el Mundo

En cuanto a este signo Cristo se dice:

Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin.” (Mateo 24:14).

Este signo o testimonio se entiende por Crisóstomo y Teófilo se refiere a la destrucción de Jerusalén, pero, de acuerdo con la mayoría de los intérpretes, Cristo está hablando aquí del fin del mundo.

2 – La Conversión de los Judíos

De acuerdo con la interpretación de los Padres, la conversión de los Judios hacia el fin del mundo es predicha por San Pablo en la Epístola a los Romanos (11:25-26):

“Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades“.

3 – El Retorno de Enoc y Elías

La creencia de que estos dos hombres, que nunca murieron, están reservados para los últimos tiempos como precursores de la Segunda Venida era prácticamente unánime entre los Padres.

La creencia se basa en varios textos de la Escritura. En cuanto a Elías véase Malaquías 4:5-6; Eclesiástico 48:10, Mateo 17:11; sobre Enoc ver Eclesiástico 44:16.

4 – Una Gran Apostasía

San Pablo advierte a los Tesalonicenses (2 Tesalonicenses 2:3) que no deben estar aterrados, como si el día del Señor estuviera cercano, pues primero debe llegar una rebelión (apostasia).

Los Padres y en general los intérpretes entienden una gran reducción en el número de los fieles a través del abandono de la religión cristiana por muchas naciones.

Algunos comentaristas citan como confirmación de esta creencia, las palabras de Cristo:

“Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lucas 18:8).

5 – El Reino del Anticristo

En el pasaje citado (2 Tesalonicenses 2:3 y ss.) San Pablo indica como otro signo del día del Señor, la revelación del hombre de pecado, el hijo de perdición.

“El hombre de pecado” que aquí se describe es generalmente identificado con el anticristo y dice San Juan (1 Juan 2:18), que está por venir en los últimos días.

Aunque prevalece diferencia de opinión en esta materia, se admite generalmente de los textos anteriores y otros, que antes de la Segunda Venida se levantará un poderoso adversario de Cristo, que seducirá a las naciones por sus maravillas, y perseguirá a la Iglesia.

6 – Perturbaciones Extraordinarias en la Naturaleza

Las Escrituras indican claramente que el juicio será precedido por disturbios terribles en el universo físico (Mateo 24:29, Lucas 21:25-26).

Guerras, pestes, hambres, y terremotos predijo Mateo 24:6, que se entiende también por algunos autores como una de las calamidades de los últimos tiempos.

7 – Conflagración Universal

En los escritos apostólicos se nos dice que en el fin del mundo se producirá a través de una conflagración general, que, sin embargo, no aniquilará a la creación actual, sino que va a cambiar su forma y apariencia (2 Pedro 3:10-13, 1 Tesalonicenses 5:2; Apocalipsis 3:03 y 16:15).

La ciencia natural muestra la posibilidad de que se produzca una catástrofe en el curso normal de los acontecimientos, pero los teólogos en general tienden a creer que su origen será totalmente sobrenatural.

8 – La Trompeta de la Resurrección

Varios textos en el Nuevo Testamento hacen mención de una voz o de la trompeta para despertar a los muertos a la resurrección (1 Corintios 15:52; 1 Tesalonicenses 4:15; Juan 5:28).

Según Santo Tomás (Suplemento 86:2) se hace referencia en estos pasajes a la voz o a la aparición de Cristo, lo que provocará la resurrección de los muertos.

9 – El Signo del Hijo del Hombre Apareciendo en los Cielos

En Mateo 24:30, esto se indica como el signo inmediatamente anterior a la aparición de Cristo para juzgar al mundo. En este signo los Padres de la Iglesia en general, comprenden la aparición en el cielo de la Cruz en la que murió el Salvador, o bien de una cruz de luz maravillosa.

QUE DICE EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

El catecismo enumera las señales de la siguiente manera:

A – la predicación del Evangelio hasta los confines de la tierra,
B – una conversión generalizada de los Judios,
C – una prueba importante y la persecución de la Iglesia,
D – un gran y extendida rebelión o apostasía,
E – el surgimiento del “hombre de pecado” que va a engañar a las naciones, y engañará a muchos, incluyendo a muchos cristianos que rechazarán la fe (apostasía),
F – un último desencadenamiento grave del mal por un breve tiempo.

¿EN QUE MOMENTO CRONOLÓGICO ESTAMOS RESPECTO AL JUICIO FINAL?

Cuando uno ha escuchado numerosas homilías sentado en los bancos de su parroquia, tiene la sensación que casi eternamente estaremos en esta situación, y que algún día, dentro de miles y miles de años vendrá el Señor.

Pero en realidad los padres de la Iglesia han establecido que estamos en el séptimo día de la creación y pronto debería regresar el Señor para el juicio final.

¿Pero que significa que estamos en el séptimo día en términos de años?

En la Biblia se establece que Dios creó este vasto universo en seis días, y que en el séptimo día Dios terminó su obra que había hecho; reposó el día séptimo, y lo santificó. (Gen. II. 2, 3.)

En el cuarto día, cuando Dios dijo ‘Hágase la luz’, realizó el firmamento de los cielos, apartó el día y la noche, y dio las señales de las estaciones, los días y años. (Gen. 1: 14)

En estas palabras divinas, Dios mismo nos informa que el sol y la luna son para darnos señales para las estaciones, días y años.

Para Dios, sin embargo, también son signos que indican eventos futuros más importantes que días, estaciones y los años. Entonces, ¿cuál puede ser este futuro evento de importancia general y primordial?

El profeta salmista dice:

Mil años delante de tus ojos, oh Dios, son como ayer, que es pasado. (Sal. 90:4.)

San Pedro, el primer Papa, explica con más detalle estas palabras en referencia al juicio final.

“Esta es ya, queridos, la segunda carta que os escribo; en ambas, con mi exhortación, quiero despertar en vosotros el recto criterio.

Acordaos de las predicciones de los santos profetas y del mandamiento de vuestros apóstoles que es el mismo del Señor y Salvador.

Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus propias pasiones, que dirán en son de burla: “¿Dónde queda la promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la creación.”

Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios, y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas del diluvio, y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos.

Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día.

No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.

El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá.” (2 Pedro 3)

Un día con el Señor, entonces, es como mil años, y mil años como un día. Es la interpretación común de que cada uno de los seis días de la creación es equivalente a mil años para la futura existencia de las generaciones humanas.

Dios empleó seis días en la creación de este mundo; este mundo, entonces, tendrá una duración de sólo seis mil años, entonces el sábado o séptimo día representa la eternidad.

Muchos de los rabinos judíos o doctores de la ley judía, derivan esta tradición desde el primer verso en el primer capítulo del Génesis, donde la letra hebrea, Alef, que significa mil, se encuentra seis veces.

Por lo tanto, en su famoso Talmud, leemos:

“El mundo tendrá una duración de seis mil años, y luego se destruirá. Este mundo duró dos mil años en la ley de la naturaleza, dos mil años en la ley de Moisés, y tendrá una duración de dos mil años en la ley del Mesías (Talmud, Tom IV tracto 4; Malvenda, Lib II cap 21).

Entre los gentiles, esta era la opinión del Hidaspes, Mercurio Trismegisto y de las famosas Sibilas.

San Ireneo, que puede ser considerado un escritor de los tiempos apostólicos, comentando las palabras arriba citadas, – un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día – dice, que a medida que Dios creó este mundo en seis días, está destinado a durar seis mil años; porque cada día que se menciona en la historia de la creación es profético de mil años.

En prueba de su opinión, San Ireneo señala sabiamente que el texto hebreo en el primer y segundo versos del segundo capítulo del Génesis dice literalmente:

“Así los cielos y la Tierra fueron consumados y todo el mobiliario de ellos. Y en el séptimo día Dios consumó su obra que había hecho”.

Estas Divinas palabras tienen dos significados distintos: uno histórico, y otro profético; uno es una fecha del pasado, el otro es un signo del futuro; el primero manifiesta el momento de la creación del mundo, el segundo predice la época de la consumación del mundo.

Las palabras de Jesús a sus apóstoles parecen confirmar esta interpretación:

“he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20.)

La palabra consumación, literalmente, concuerda con las palabras proféticas de Génesis, que fijan la duración del mundo en seis mil años, cuando se consuma o sea destruido.

Tras las palabras antes mencionadas por el salmista y de San Pedro, San Jerónimo dice:

“Creo que en este lugar mil años son comúnmente tomados por un día, porque este mundo ha sido hecho en seis días, y se cree que va a durar sólo seis mil años”.

La observación aquí es que San Jerónimo afirma como un hecho bien conocido que esta creencia era común entre los fieles en el siglo IV y San Jerónimo no es una autoridad menor.

La misma creencia es afirmada por San Gaudencio, el docto y santo Obispo de Brescia y gran amigo de San Ambrosio, ambos padres de la Iglesia.

Esperamos ese día verdaderamente santo de los siete mil años, que ha de venir después de esos seis días, o seis mil años de tiempo, el cual, siendo terminado, comenzará ese santo descanso para todos los verdaderos santos y para todos esos fieles creyentes en la resurrección de Jesucristo”

Nuestros límites no permiten ningún extracto más. Para aquellos que desean examinar muchos más padres y doctores de la Iglesia, aquí vamos a suministrar una lista bastante larga de ellas: San Cipriano, Lib. IV. Epist. 5; San Ambrosio, Comentario. 2 Tes. 11; el famoso libro de San Hipólito, De Antichristo; San Hilario, Can. En 17 Mat .; San Agustín, De Civit. Dei, Lib. XX. Tío. 17; Lactancio Firmiano, Lib. VII. En Hexamer; San Justino, Quest. 71; San Germán, Patriarca de Constantinopla, San Cirilo; el antiguo escritor, P. Julio Hilarión; Casiodoro, San Isidoro, Victorino, Rábano, Belarmino, Genebrardus, etc., y muchos otros.

En resumen, de todas las autoridades antes mencionadas se entiende, entonces, que los seis días de la creación pretenden significar los seis mil años de duración del mundo. El séptimo día – el cual, con la exclusión de los otros seis días, Dios ha de una manera especial bendecido y santificado -, debe ser tomado para la eternidad feliz de los santos benditos, para el sábado santo de descanso eterno, para la duración de la paz perpetua y perfecta felicidad de los elegidos de Dios, que estarán cara a cara con El, lo alabarán, amarán, adorarán, y glorificarán para siempre.

LOS AÑOS DE LA TRIBULACIÓN FINAL SE ACORTARÁN

Suponiendo ahora como bastante seguro que este mundo tendrá una duración de sólo unos seis mil años, porque tal es la opinión común y la expectativa de la humanidad, ¿cuántos años más, se puede preguntar, todavía faltan para el fin de este mundo?

La solución de esta cuestión depende de la resolución de otra. Esta es la época exacta del nacimiento del Mesías.

Ahora la mayoría y la parte más fiable de los escritores cristianos están de acuerdo en que Jesucristo nació en Belén de la Inmaculada Virgen María, unos cuatro mil años después de la creación del hombre. Y ya llevamos dos mil años que nació, de modo que estamos llegando al límite de los 6 mil años o a los 6 días de los que hemos hablado.

Jesucristo, ha sido claro y enfáticamente ha predicho su actitud ante este evento con las siguientes palabras:

“Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días (Mateo 24:22.)

Aquí Nuestro Señor evidentemente habla de los últimos años de tiempo y misma advertencia se repite en el Evangelio de San Marcos, 13:20.

La famosa Sibila Tiburtina o profetisa pagana de Tivoli, cerca de Roma – quien algunos siglos antes del nacimiento de Jesucristo, hizo varias profecías maravillosas sobre él y sobre los acontecimientos posteriores, cuyas predicciones han sido altamente apreciadas por muchos santos y doctos Padres de la Iglesia – anunció claramente que en el fin del mundo, los años y meses, las semanas y los días y horas, serán acortados. ¿No es la sensación actual que tenemos que las 24 horas de antes no sol las de ahora?

Este acortamiento del tiempo ha sido un tema importante de una profecía especial de Nuestro Señor, que alguna vez fue tan cauteloso sobre el anuncio del fin de los tiempos, y concluyó que un número considerable de años serán abreviados. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; de modo que por el bien de los elegidos se acortarán aquellos días.

Hay que observar que esta abreviación de tiempo en el fin del mundo será hecha por dos objetivos muy importantes.

En primer lugar, para acortar las aflicciones extremas y terribles que todos los hombres que vivirán y tendrán que soportar.

Y en segundo lugar y principalmente, para liberar a los elegidos de los engaños maliciosos y crueles persecuciones del anticristo, y de sus fanáticos seguidores, y asegurar la salvación eterna de sus fieles y sufrientes servidores.

Todo esto parece requerir el acortamiento de un buen número de años.

¿Pero cuando sucederán esas cosas de las que hemos venido hablando, especialmente las señales de la cercanía del juicio final? Creo que la mayoría de los cristianos disciernen señales de que ya están sucediendo, lentamente al principio, pero a medida que pasan los años cada vez más rápidamente.
Y en este punto es interesante consignar que Ronald Conte Jr establece que sucederá el aviso previsto en Garabandal en el mes de marzo de 2016 y Antonio Yague en el tercer trimestre del 2017.

FUENTES:


Foros de la Virgen Maria

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