VATICANO, 10 Feb. 16 / 11:43 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa
Francisco preside esta tarde (hora local) en la Basílica de San Pedro la Santa Misa con el Rito de
bendición e imposición de las Cenizas, dando así inicio a la Cuaresma.
En esta Eucaristía el Papa también envía a los Misioneros de la Misericordia en
ocasión del Jubileo.
En la celebración el Santo Padre estuvo acompañado de cardenales, obispos y más
de 700 Misioneros de la Misericordia que son enviados a todo el mundo con la
facultad de absolver
algunos pecados reservados a la Sede Apostólica.
Francisco propuso en su homilía tres “medicinas o remedios” que los
cristianos pueden abrazar para “curarse del pecado” en esta Cuaresma: la
oración, la caridad y el ayuno.
1.- Oración:
“Expresión de apertura y de fidelidad en el Señor,
es el encuentro personal con Él, que corta las distancias creadas por el
pecado”, explicó el Papa. “Orar significa decir: ‘no soy autosuficiente, tengo
necesidad de Ti, Tú eres mi vida
y mi salvación”.
2.- Caridad:
El Papa dijo que “el amor es
verdadero, en efecto no es un acto exterior, no es dar cualquier cosa de modo
paternalista para acallar la conciencia, sino aceptar quien tiene necesidad de
nuestro tiempo, nuestra amistad, de nuestra ayuda”. Es también “vivir el
servicio”.
3.- Ayuno: La penitencia, para “liberarnos de las dependencias frente a
lo que pasa y entrenarnos para ser más sensibles y misericordiosos”. “Es una
invitación a la simplicidad y a compartir”.
El Papa pidió también que “la Cuaresma sea un
tiempo de buena ‘podadura’ de la falsedad, de la mundanidad, de la
indiferencia”, entre otras cosas “para volver a encontrar la identidad
cristiana, es decir, el amor que sirve, no el egoísmo que se sirve”.
Sobre la necesidad de reconciliarse con Dios, el
Santo Padre explicó que “no es simplemente un buen consejo paterno ni una
sugerencia, es una verdadera y propia súplica a nombre de Cristo”. “Cristo sabe
cómo de frágiles y pecadores somos, conoce la debilidad de nuestro corazón”,
recordó.
Cristo “vence el pecado y nos levanta de las
miserias, si confiamos en Él” y este “es el primer paso del camino cristiano,
se trata de entrar a través de la puerta abierta que es Cristo, donde nos
espera Él mismo, el Salvador, y nos ofrece una vida nueva y alegre”.
El Santo Padre afirmó que “existe la tentación de
blindar las puertas, de convivir con el propio pecado, minimizándolo,
justificándolo siempre, pensando en no ser peores que los otros” pero así “se
cierran las cerraduras del alma y se permanece cerrado por dentro, prisioneros
del mal”.
Otro obstáculo que señaló el Pontífice es “la
vergüenza de abrir la puerta secreta del corazón” y también el de “alejarnos de
la puerta: sucede cuando nos encerramos en nuestras miserias”. Entonces, “nos
desanimamos y somos más débiles frente a las tentaciones”.
“Esto sucede porque permanecemos solos con
nosotros mismos, cerrándonos y huyendo de la luz, mientras solamente la gracia
del Señor nos libera. Dejémonos por tanto reconciliar, escuchemos a Jesús que
dice a quien está cansado y oprimido ‘vengan a mi’”.
Existe otra invitación de parte de Dios que es
la de “retornar al Señor con todo el corazón”. “Si se necesita regresar es
porque nos hemos alejado. Es el misterio del pecado”, explicó Francisco.
A los Misioneros de la Misericordia les dijo:
“ustedes pueden ayudar a abrir las puertas de los corazones, a superar la
vergüenza, a no huir de la luz”.
“Que vuestras manos bendigan y levanten a los
hermanos y hermanas con paternidad, que a través de ustedes la mirada y las
manos del Padre se posen sobre los hijos y curen las heridas”, exhortó.
Por Alvaro de
Juana
Foros
de la Virgen María
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