"Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que
ocultaste a los sabios y entendidos."
Nos dice el Evangelio, que Jesús, lleno
de alegría por el Espíritu Santo, alaba a Dios. Y lo hace, porque los sencillos
conocen mejor a Dios. Y es que a Dios no se llega por la reflexión, ni por el
estudio. Podemos escribir miles de libros de teología, y apenas llegaremos a
conocer algo de Dios. A Dios se le experimenta. Y son los sencillos, los que no
su corazón no está lleno de su ego y de miles de deseos inútiles, los que
pueden experimentarlo mejor. Son ellos los que pueden descubrir a Dios en el
otro, en las cosas sencillas, en las pequeñas alegrías. Los que saben verlo en
todo y pueden experimentar que ellos están inmersos en Él.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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