Hacer actos de justicia
y compasión, guiados por el amor de Dios en nuestros corazones, son las cosas
que nos hacen agradables ante sus ojos. Cadenas se rompen, maldiciones se
terminan, y la bendición viene, cuando actuamos con justicia, compasión y
honradez.
En Proverbios 21:2-4 dice: “La
gente puede considerarse en lo correcto según su propia opinión, pero el Señor
examina el corazón. Al Señor le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y
justo que cuando le ofrecemos sacrificios. Los ojos arrogantes, el corazón
orgulloso, y las malas acciones, son pecado”.
Todas las acciones que llevamos a cabo por obediencia a Dios,
basadas en la compasión hacia los demás, son las cosas que Dios premia sobre
todo lo demás. Las buenas acciones, producto de un corazón simple y
transparente, rompen las cadenas de angustia y desatan bendiciones del cielo,
ya que el Señor valora esto sobre otras cosas.
No es correcto creer que podremos movilizar a Dios
intercambiando sacrificios por bendiciones. Nadie
puede “Comprar favores de Dios” de ninguna manera. Lo que Jesús nos
enseña en Juan 15:14 es que Él nos llama
amigos, y quiere tener una relación sincera con nosotros: de amistad, de amor y
compañerismo, de respeto y adoración. No de conveniencia o interés. Es madurar
y comprender que Él es todo para nosotros y desea que formemos nuestro corazón
con la ayuda del Espíritu Santo, para ser como Jesús.
Hagamos
juntos esta oración:
“Dios Padre, te pido llegar
a tener madurez y desarrollar contigo una amistad más intensa. Llena mi corazón
de tu amor, para que pueda hacer las cosas que te agradan y romper todo lo que
me aleja de ti, te lo pido en el nombre de Jesús Amén”.
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