MONSEÑOR DALY ES DESDE 2015 OBISPO DE SPOKANE, EN EL ESTADO DE WASHINGTON.
El obispo de Spokane, diócesis
situada en el estado de Washington, ha dejado claro que ninguna ley podrá estar
por encima de un elemento fundamental en la doctrina católica: el secreto de
confesión.
Monseñor Thomas A. Daly ha publicado
una carta en la que desafía las intenciones de los legisladores del estado de
Washington que debaten una ley que pretende poner fin al secreto de confesión,
obligándoles a denunciar cualquier abuso sexual que pudieran escuchar bajo
confesión.
El proyecto de ley original
aprobado por el Senado incluía una exención para la información que los
sacerdotes obtienen durante una confesión, que se incluyó para proteger el
sello de la confesión. Sin embargo, la versión aprobada por la Cámara incluía una
enmienda que eliminaba las protecciones legales para el sello de la confesión y
amenazaba a los sacerdotes con tiempo en la cárcel si se negaban a revelar la
información escuchada durante una confesión.
“Quiero asegurarles
que sus pastores, obispo y sacerdotes, están comprometidos a mantener el
secreto de la confesión, incluso hasta el punto de ir a la cárcel”, escribe el obispo, en una carta dirigida a los fieles de la diócesis. Y
añade: “El sacramento de la penitencia es sagrado y
seguirá siendo así en la Diócesis de Spokane”.
Tal y como informa Catholic News Agency, cualquier legislación que intente obligar a los sacerdotes
a violar el secreto de la confesión enfrentaría la ley civil con la ley
canónica. El canon 983 del Código de Derecho Canónico establece que el secreto
de la confesión es “inviolable”.
“Es absolutamente
incorrecto que un confesor traicione al penitente de cualquier manera, por
cualquier motivo, ya sea de palabra o de cualquier otra manera”, declara el canon.
En su carta, Daly alentó a los
legisladores a “hacer buenas leyes que puedan
cumplirse y hacerse cumplir” y se mantuvo optimista de que prevalecería
la libertad religiosa.
El prelado recordó que “el estado de Washington no es el primer órgano de
gobierno que intenta criminalizar nuestro compromiso de mantener sagrado el
secreto de la confesión”. “La historia está repleta de ejemplos de reyes, reinas,
dictadores, potentados y legisladores que han intentado violar el secreto de
confesión por medio de la ley o la coerción. Todos han fallado”, añade.
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