Él es la Vida y nos quiere vivificar. Nos quiere vivos.
Por: Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez | Fuente:
Semanario Alégrate
TOMAR CONCIENCIA DE LA
VULNERABILIDAD
La Cuaresma inicia con la
imposición de la ceniza en la frente de todos: pastores y fieles, misma que
tiene la intención de recordarnos que somos polvo. Es decir, muy vulnerables,
extremadamente frágiles y limitados. En la vida soñamos y planeamos. Nos
llenamos de anhelos y deseos. Alcanzamos a cumplir algunos y de otros nos
quedamos en el intento de alcanzarlos. La sabiduría popular lo expresa de
manera muy sugerente: “mientras haya vida hay
esperanza”. Es cierto, teniendo vida hay esperanza de alcanzar muchas
realizaciones. Pero todos somos conscientes que la vida la tenemos prestada y
que, por una brevedad de tiempo estamos en el mundo. La vida tiene fin.
Volveremos al polvo. Esa conciencia es la que quiere insistir la cuaresma justo
en su inicio.
TENTACIÓN Y TRANSFIGURACIÓN
El primer domingo después de la
ceniza, la liturgia nos ofrecerá la oportunidad de meditar respecto de las
tentaciones que sufrió Jesús en el desierto. Tres tentaciones fundamentales en
las que se resumen las tentaciones de la vida de todo cristiano. Jesús las
venció con impresionante sobriedad. No cayó a los pies de lo fácil y la
radiante solución exitosa que le propuso el tentador. Se ajustó a seguir la
ruta marcada por el Padre. El primer domingo de Cuaresma nos concede la
oportunidad de reflexionar sobre la humanidad de Jesús. El segundo domingo nos
ofrece la oportunidad de reconocer la grandeza de Jesús, su divinidad. Lo
veremos transfigurado, resplandeciente como Dios. Se completará el Credo, lo
vemos como esperamos verlo al final de nuestras vidas, después de haber luchado
contra las tentaciones.
LA SED DEL SEÑOR Y LA LUZ EN LOS OJOS
El tercer domingo nos ofrecerá la
oportunidad de mirar el encuentro de Jesús con la samaritana. Una mujer inquieta
y sedienta. Inquietud de Dios y sed de trascendencia que experimentamos a lo
largo de nuestras vidas. Inquietudes que sólo en Dios encontrarán descanso y
sed que sólo encontrará saciedad en Jesús. Él nos ofrece la oportunidad de
dejar de ir por agua hasta el pozo. Él puede hacer manar de nuestro interior un
manantial de aguas puras que nos concedan beber en nuestros propios pozos,
aguas limpias, frescas, lustrales. Más adelante, el cuarto domingo de la
cuaresma nos ofrecerá la oportunidad de ver el proceso de sanación del ciego de
nacimiento. Su proceso con el Señor es el proceso de conocimiento progresivo de
todo cristiano. Él quiere dar luz a nuestros ojos en esta cuaresma.
YO SOY LA VIDA
Sin falta, al final de la
cuaresma todos nos veremos identificados con Lázaro. Es el Señor quien quiere
darnos la vida en abundancia. Es Él quien nos llama salir de los sepulcros en
los que nos hemos recluido pensando que estamos viviendo. Al final de este
proceso de conversión serio y completo que es la cuaresma todos escucharemos su
voz, llamándonos por nuestros nombres a salir del sepulcro en el que nos hemos
atrincherado. Él es la Vida y nos quiere vivificar.
Nos quiere vivos.
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