Boletín N° 17 ¡Ser discípulos!, Aprende a defender tu Fe
Por: Por Martin Zavala M.P.D. | Fuente:
defiendetufe.org
PREGUNTA:
Hola: La Iglesia Católica está mal porque dice que
Cristo está presente en la Eucaristía pero eso no es cierto, solamente es un
símbolo. Te aseguro que si yo llevo una hostia consagrada y la examino en un
microscopio no voy a ver a Jesucristo. Además, la Biblia dice que hay un solo
sacrificio y no muchos. No hacen falta misas...
RESPUESTA:
Saludos hermano. Por tu comentario seguramente que
no eres católico. Gracias por tu e-mail y respondo a tus comentarios. eucaristía eucaristía eucaristía eucaristía eucaristía
eucaristía
1.- PRESENCIA REAL DE
JESUCRISTO: CUERPO Y SANGRE.
Cuando los católicos creemos en algo no es porque a alguien se le haya ocurrido
sino porque seguramente tiene una fuerte fundamentación en la Biblia y en la
Tradición apostólica.
En este
caso la «presencia real de Jesucristo» en el Pan y Vino consagrado es un hecho
que la Palabra de Dios nos muestra claramente. Leamos lo que Jesucristo dice:
«Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y
murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
Jn 6,48-51
Esas son
las palabras de Jesús en todas las Biblias del mundo: el Pan que yo les daré ES MI CARNE. Palabras textuales de Nuestro Señor. Ante
este texto bíblico que es tan claro hay muchos hermanos evangélicos y otros que
dicen que no es algo real, sino que Jesucristo estaba hablando simbólicamente.
Para
comprobar que esto no era nada simbólico sino algo real, lo mejor no es dar
nuestra opinión, sino dejar que la Biblia hable por sí misma y nos muestre cuál
fue la reacción de las personas que estaban alrededor de Jesús cuando dijo esas
palabras. Veámoslo en el siguiente punto:
2.- LOS TRES NIVELES DE FE: JUDÍOS,
PROTESTANTES, CATÓLICOS.
El primer
grupo que encontramos es el de los judíos reaccionando de esta manera:
«Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a
comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad les digo: si no comen la
carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no viven de verdad. El que
come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último
día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que
come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él».
Jn 6,52-56
Si leyó
usted atentamente, notará que la reacción de los judíos es de una gran
incredulidad. Era normal, porque al oír las palabras de Jesús las entendieron
literalmente como las oyeron. Jesucristo estaba hablando de comer su carne y
beber su sangre.
Es como
el primer nivel de Fe ante las palabras de Jesucristo. Nada de simbólico como
hoy en día lo dicen muchos.
Tan real
que por eso reaccionaron así. Para que les quedara claro que era algo real,
Jesús les repitió a ellos cuatro veces la necesidad de comer su carne y beber
su sangre.
El
segundo grupo de diferente reacción es el siguiente:
«Muchos de sus discípulos, al oírle,
dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» Pero sabiendo Jesús
en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os
escandaliza? ¿Y cuando vean al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...«El
espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les
he dicho son espíritu y son vida.«Pero hay entre ustedes algunos que no creen.»
Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién
era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto les he dicho que nadie puede
venir a mí si no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de
seguirle. Jn 6,60-66
Qué
tremendo es lo que nos dice la Biblia. Muchos de sus discípulos inmediatamente
reaccionan diciendo que no, que esas palabras que Jesús había dicho sobre comer
su carne y beber su sangre era «muy duras». Claro. Era algo real.
Nota mi
querido hermano que este segundo grupo no era de judíos sino de discípulos de
Jesús. Es decir, eran creyentes que habían aceptado antes las palabras de
Jesús; creyentes que amaban a Dios y reconocían a Jesús como el Mesías;
creyentes que ya habían oído antes de las promesas y exigencias del Reino;
creyentes... sí, creyentes pero hasta un cierto nivel.
Para esos
«discípulos» todo iba bien hasta que oyeron
a Jesucristo hablar sobre «comer su carne y beber
su sangre». Discípulos, pero a partir de ese momento, nos dice la Biblia en el
verso 66, «se volvieron atrás y dejaron de seguirle»
Si es
tremenda su reacción de rechazo a esas palabras de Jesús, más tremenda es la
reacción de Jesucristo cuando ve que muchos de sus discípulos deciden
abandonarlo por esas palabras. Léalo usted en su propia Biblia, en cualquier
idioma y en cualquier versión. ¿Sabe qué hizo Jesús?:
NADA.
No hizo
nada y dejó tranquilamente que se marcharan. Como diciendo: «Si van a estar conmigo acepten mis palabras: "es mi
cuerpo y es mi sangre", por más duras que sean, si no aceptan, váyanse»
... y los dejó ir.
Sin duda
que esos discípulos son muy parecidos a muchos protestantes de hoy en día que
aman y siguen a Jesús, pero al llegar a la presencia real, deciden no seguirle
hasta ese nivel.
Pasemos
rápidamente a ver el tercer grupo que nos muestra otro tipo de reacción y de
nivel de Fe:
«Jesús dijo entonces a los Doce:
«¿También ustedes quieren marcharse?» Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿A
quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Hijo de Dios.»
Jn 6,67-69
Qué maravilloso
e increíble es Nuestro Señor Jesucristo. Después de que se le van muchos,
voltea, mira a los Apóstoles, que sin deberla ni temerla lo ven y les suelta la
pregunta: ¿También ustedes quieren marcharse?
Lo hizo
así porque Jesús aprovechó la ocasión para definir de una vez por todas quién
iba a aceptar realmente sus palabras. Aun corriendo el riesgo de que algunos de
sus apóstoles también se le fueran, lo hizo. Sus palabras: «comer mi carne y beber su sangre» eran tan reales
e importantes que no se podía «negociar» con
ello. Nuestro Señor las pondrá como condición para ser un auténtico discípulo
al 100%.
Además,
hay que resaltar que la reacción de ellos no es en grupo, como los judíos, ni
como los que lo abandonaron. No. Aunque Jesús les pregunta a los doce, la
respuesta es sólo de uno, representando a los doce: Pedro tomó la palabra y dio
un SÍ personal y eclesial: «Tú tienes palabras de
vida eterna».
¿Casualidad? No. Pedro, el primer Papa, la
cabeza visible de la Iglesia; el pastor que Jesús nos dejaría, acepta las
palabras de Jesús tal como son.
Igualmente
nosotros, católicos con una fe personal y unidos al sucesor de Pedro, tenemos
el regalo de llegar al tercer nivel de fe. De ahí en adelante los católicos
aceptaremos siempre las palabras de Jesús tal como son: «Comer mi carne, beber
mi sangre».
3.- EL MANDATO DE JESÚS: HAGAN ESTO EN
MEMORIA MÍA.
Veamos
ahora cómo las palabras de Jesús no serían solamente para ese tiempo, sino un
mandato para que los Apóstoles y sus sucesores lo hicieran por siempre:
«Tomó luego pan, y, dadas las
gracias, lo partió y se los dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado
por ustedes; hagan esto en memoria mía.»
Lc 22,19
Así que
mi estimado hermano, la razón del por qué celebramos en la Iglesia Católica la
Eucaristía es porque simplemente se trata de un mandato de Jesús.
4.- ACTUALIZANDO EL ÚNICO SACRIFICIO DE
JESÚS EN LA CRUZ.
Además,
cuando celebramos la Misa, no estamos pensando en ofrecer a Jesucristo varias
veces repitiendo su sacrificio, como las sectas piensan.
No. Lo
que nosotros pensamos es en «hacer presente el único e irrepetible sacrificio
de Nuestro Señor». Tal como él lo dijo: «Hagan esto
en memoria mía». Por eso, años después, el Apóstol Pablo dirá:
«Porque yo recibí del Señor lo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.» Asimismo tomó la copa diciendo: «Esta copa es la sangre de la Nueva Alianza. Cuantas veces la beban, hagan esto en memoria mía.» 1 Cor 11,23-25
Más que
un simple recuerdo o una repetición, para el Apóstol San Pablo y para nosotros,
es un «hacer presente» la alianza que con su sangre selló nuestro SEÑOR.
5.- TAN REAL, QUE TIENE CONSECUENCIAS
REALES.
Si al
llegar a este punto todavía hubiera alguien que dude que se está hablando de
«cuerpo y sangre» como algo real, veamos cuál es la conclusión del Apóstol en
su discurso eucarístico:
«Por tanto, quien coma el pan o beba
la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien,
sin examinar su conciencia come y bebe el Cuerpo, come y bebe su propia
condenación».
1 Cor 11,28
Tan real
es el «cuerpo y sangre» para el Apóstol
Pablo, que recibirlo indignamente es comer su propia condenación. Cuando
alguien maltrata una foto de un artista no hay castigo, pero cuando es a la
persona real sí que lo hay. Pablo lo está diciendo así, precisamente: como algo real.
6.- NI CON MICROSCOPIO, NI CON
TELESCOPIO.
Un último
aspecto que te quiero comentar, es que cuando nos escribiste me decías que si
tú llevabas una hostia consagrada a un microscopio no ibas a ver a Jesucristo.
Te respondo que si la llevas a un microscopio allí no verás a Jesús, pero si
tomas un telescopio y miras al cielo, allí tampoco verás a Dios. Te pareces a
uno de los primeros astronautas que fue a la luna y en tono de burla dijo: Fui al cielo y no mire a Dios.
Definitivamente
olvidaste algo fundamental: A Dios no se le ve con los ojos físicos en el
microscopio ni en el telescopio. A Dios se le encuentra con los ojos de la Fe,
pues como el Apóstol Pablo dijo: «Nosotros andamos
por Fe y no por vista» Rom 8,24-25 y creo que en ese aspecto no andas
muy bien que digamos.
Ni modo.
Como muchas veces dijo Jesucristo: «Que entienda,
el que pueda».
De
nuestra parte seguimos unidos al Apóstol Pedro aceptando el «cuerpo y la sangre
de Jesucristo» y diciendo a Jesús:
«Señor, tú tienes palabra de vida eterna».
Y
seguiremos Celebrando la Eucaristía con gozo:
«Hasta que vuelva».
1 Cor 11,28
DIOS TE BENDIGA E ILUMINE TU MENTE Y CORAZÓN.
Si eres católico, no olvides que como cristianos que somos, debemos de buscar
como renovar nuestra vida en Cristo(Jn 15,1-7) e impulsar nuestro apostolado
para traer a mucha gente a los pies de Jesucristo(Mt 28,18-20) y no dejar esa
labor a las sectas o iglesias protestantes que no poseen la plenitud de los
medios de salvación.
Si eres
evangélico, mormón o testigo de Jehová te invito a que conozcas en serio lo que
es la fe cristiana (Ef 4,13), la BIblia(2 Tes 2,15) y la Iglesia de Cristo(Ef
5,25). Estudia la historia del cristianismo y ora para que Dios siga actuando
en tu vida. Dios te ama y espera en el redil de plenitud que ha dejado: La Iglesia católica (Mt 16,18).
Yo simplemente deseo cumplir la voluntad de Dios en plenitud.(Mt 7,21-23) ¿Y usted?
ORACIÓN
DE LA FE
Yo creo,
Señor; en Ti que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades que cree y espera mi Santa Madre la Iglesia Católica
y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia, fe en la que quiero vivir y luchar, fe en la que quiero morir.
Artículo cortesía de www.defiendetufe.org y librería MISION 2000
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