¿QUÉ HAY DESPUÉS DE LA MUERTE?
ESÚS
SILVA, ANTONIO MARÍA DOMÉNECH Y PATXI BRONCHALO, SOBRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Los sacerdotes Jesús Silva, Antonio María Doménech y Patxi Bronchalo no tienen pelos en la lengua. Cada
miércoles, estos tres curas influencers protagonizan en
YouTube una nueva entrega de Red de Redes,
donde exploran cuestiones centrales de la fe católica, tomándose muy poco en
serio a sí mismos, pero muy en serio el magisterio de
la Iglesia. En esta ocasión se adentran en la eterna
pregunta: ¿qué hay después de la muerte?
¿HAY
VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE?
“Hoy que se habla
tanto de zombis y espectros, y que tanta gente conecta con energías o se funde
en el absoluto, creo que es interesante dar una perspectiva racional
y católica”, comienza Silva. En esta línea,
los tres sacerdotes arrancan planteando el tema desde la razón. “Nuestra experiencia del mundo, nuestros deseos, nos
hablan de la vida eterna: del mismo modo que tienes sed porque existe el agua,
deseas vivir y amar para siempre por la vida eterna”, reflexiona
Bronchalo, e ironiza: “¡Tienes deseo
de cielo, no de reencarnarte en una encina!”.
“Y también hay un
deseo de justicia: uno ve que en este mundo a los malos les va bien y a
los buenos, mal, pero el corazón pide lo contrario”, señala Silva, y añade que todas esas intuiciones racionales se han ido respondiendo
de distinto modo en las distintas religiones, pero el cristianismo es distinto:
“Somos
una religión revelada;
tenemos a alguien que ha venido después de morir, que es Jesucristo”.
“Cristo –añade el
sacerdote– viene a dar la verdadera respuesta al gran interrogante del hombre:
Dios no es un caprichoso, la muerte no es solamente un misterio y lo que hay
después no es una especie de cosa ignota, porque Él nos ha dicho
claramente que nos va a preparar sitio”. Doménech
celebra que la vida eterna sea “una tierra nueva y
un cielo nuevo”, como se dice en el Apocalipsis: “Lo creo firmemente y
estoy deseando ir”, asegura.
¿CÓMO
ES EL CIELO?
“¿Os habéis fijado
en las frases hechas de los velatorios? ‘Es ley de vida’, ‘allá donde esté’...
En realidad no significan nada: lo único que consuela realmente en el momento
final es Jesucristo”, asegura Doménech. “Estamos hechos para estar con el Señor, para
verlo cara a cara: los instantes en los que saboreamos aquí esa
gloria nos muestran que esta vida es el inicio de otra que no termina nunca”, añade
Bronchalo.
Pero, ¿cómo
es el cielo? En el Evangelio, Jesús usa algunas imágenes para hablar del
cielo –un lugar con muchas estancias, un banquete–, y San Pablo lo describe como aquello que “ni ojo vio, ni oído
oyó”. Tampoco místicos como Santa Faustina
Kowalska lo pueden
describir. “Es la saciedad total y absoluta de
todos nuestros deseos y anhelos, un amor eterno; ir penetrando constantemente
en la esencia divina”, esboza Silva.
¿QUÉ
ES EL PURGATORIO?
“Muerte, juicio,
infierno y gloria ten cristiano en la memoria”. Doménech cita este antiguo refrán misionero para empezar a explicar el
purgatorio, y Silva apunta, catequético, que “el
alma va al purgatorio cuando no ha habido un arrepentimiento total, o perfecto,
de las culpas, y necesita cierta purificación antes
de entrar en el cielo”. El sacerdote señala que el mismo anhelo de estar
con Dios purifica a las almas del residuo de la culpa que les queda.
“Si vas al
purgatorio, ya estás salvado, sabes que estarás con Dios cuando Él quiera”, añade Doménech, y señala que “las
almas del purgatorio quedan a expensas de las misas, oraciones y sacrificios que se les dediquen”. “Es la
oración más recompensada,
porque si alguien sale del purgatorio por tu oración, te estará esperando en la
puerta del cielo para sacarte a ti”,
añade.
¿EXISTE
EL INFIERNO?
Los tres sacerdotes son
categóricos: “Se puede ir al infierno, y hoy en día
hay que recordarlo”. Doménech compara ignorar el infierno con alguien
que dijese: “Yo no creo en los ladrones”, y
luego se sorprendiese cuando alguien desvalijase su casa. “Esas personas que no creen en el infierno, o que creen
que está vacío porque Dios es misericordioso, y les da igual si es justo o no…
cuidado, porque la fe no es un self-service ni está de rebajas: o se
tiene entera o no se tiene”,
asegura, y advierte de que la posibilidad de ir al infierno es una
consecuencia de los pecados mortales.
Bronchalo cita la imagen bíblica
del infierno como un lugar de fuego eterno, donde arden los gusanos, pero no se
queman, y Silva señala que “el infierno no es un
castigo, sino una elección personal”, del mismo modo que el cielo
tampoco es un premio, sino “un don”. “La elección
del infierno se toma en cada elección particular entre el bien y el mal, entre
arrepentirse y no arrepentirse”, advierte Silva, que cita
a San Agustín: “Dios, que te creó
sin ti, no te salvará sin ti".
Los tres sacerdotes insisten en
la importancia de la libertad y la responsabilidad. Silva lamenta, en esta
línea que, si los cristianos no nos tomamos esto en serio, si no rezamos por la salvación de las almas y no evangelizamos, “podemos estar
pecando de omisión”. Insiste: “Hay vida después de la muerte, y hay que
tomársela en serio, es urgente”
ALGUNAS
RECOMENDACIONES
El episodio concluye, como es
habitual, con algunas recomendaciones. Antonio María Doménech recomienda
conocer más sobre los tres pastorcitos de Fátima: Francisco, Jacinta y Lucía, porque invitan “a que recemos por los pecadores, para que nos
convirtamos”. Patxi Bronchalo recomienda leer Escatología. La muerte y la vida eterna,
de Joseph Ratzinger, para formarse más sobre estos temas, y Jesús Silva,
ver la película Resucitado, dirigida
por Kevin Reynolds, porque habla del Cristo resucitado.
Este artículo ha sido publicado
originalmente en el segundo número de La Antorcha, la nueva revista
gratuita impulsada por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) para
ofrecer una mirada cristiana para iluminar la realidad.
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