«Bullying por Loving» es el reciente comercial de Nosotras en una campaña de sensibilización contra el bullying. Cuando encontré este comercial, no pude evitar regresar a mi niñez y sentir esa angustia que alguna vez sentí por las miradas, las burlas y algún empujón «distraído».
Yo no sufrí bullying, pero
comprendo lo indefenso que
un niño o un adolescente se
puede sentir frente a las palabras, los gestos y acciones crueles de sus
propios pares.
LA FUERZA DE LAS PALABRAS
Así
como las palabras duelen, así también las palabras fortalecen. Este
comercial tiene un mensaje enorme: la presencia de
los padres. Una presencia que no solo habla y refuerza con palabras
positivas. Sino una presencia que genera vínculos positivos, sólidos.
Los padres necesitamos ser
para nuestros hijos ese lugar-persona a donde siempre pueden volver. A donde
siempre pueden voltear a pedir ayuda.
Es verdad que no estaremos
todo el tiempo con ellos, ni tampoco tendremos la capacidad de defenderlos y
cuidarlos de todo peligro. Pero ese vínculo, esa fortaleza en el amor que les
tenemos, un amor que cuida no que sobre protege, es la clave para niños seguros
y fuertes emocionalmente.
EDUCAR EN EMPATÍA
El comercial nos sitúa en la
posición de desventaja. De un niño que sufre por las burlas de otros. Pero,
esos otros también son hijos y también tienen heridas. De lo contrario no
actuarían como actúan. En el bullying tanto el «bully»
(el que ofende) como su víctima son personas heridas y de las que hay
que ocuparse.
Hay
la posibilidad de posibilidad de prevenir el bullying entre los niños y
adolescentes. Esto se logra educando en empatía. Educar en empatía implica enseñarles
a reconocer sus emociones desde pequeños para que a medida que van creciendo
puedan ir reconociendo esas mismas emociones en el otro.
Empatía
significa «dolerse con el otro» y eso necesitamos aprender para poder
enseñar. Como sociedad
y sobre todo como cristianos necesitamos crecer en esta empatía para poder
salir al encuentro. Cristo, podemos decir, fue el más empático del mundo. No
solo sufrió con nosotros sino que sufrió por nosotros.
EL TRABAJO CON LA FAMILIA
Suele pasar que los niños
calificados de abusadores, son o han sido en algún momento también abusados. En
ocasiones por los propios padres. En este sentido, el trabajo con la familia
siempre es el gran aliado. Ayudar a que esos padres sanen, crezcan en empatía
para que puedan acompañar y educar mejor a sus hijos es importantísimo. Ya nos
decía Don Bosco «la educación es cosa de corazón y que sólo Dios es
su dueño»
Existen instancias para el
trabajo con la familia, pero aún son pocas y el trabajo es enorme. Estas
instancias suelen encontrarse en los colegios de nuestros hijos, preguntemos
por ellas. También las podemos encontrar en nuestras parroquias. Y también hay
profesionales como consejeros, mentores, psicólogos que dedican su arte a la
ayuda de la familia. No tengamos miedo de acudir a ellos cuando lo necesitemos
y recomendarlos cuando sea oportuno.
Escrito por: Silvana Ramos
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