lunes, 30 de mayo de 2022

ASÍ DESCRIBIERON LAS MONJAS ESPAÑOLAS LA INVASIÓN DE SUS CONVENTOS DURANTE LA GUERRA CIVIL

 COMUNIDAD DE MONJAS JERÓNIMAS DEL CONVENTO DE SAN PABLO EN TOLEDO, FUE UNO DE LOS QUE FUERON PROFANADOS EN 1936.

Profanación de la clausura femenina es la última novedad  editorial del sacerdote Jorge López Teulón, postulador para las causas de los Mártires de la Guerra Civil en Toledo y colaborador habitual de ReL con su blog Victor in vinculis. A través de los diarios de los conventos de clausura femenina, como postulador y editor de los documentos muestra una constante durante la Guerra Civil española: la persecución de religiosas y su preludio, “el martirio de las cosas”.

LA MAYOR PERSECUCIÓN DE LA HISTORIA

Entre mayo de 1931 y abril de 1939 tuvo lugar la mayor persecución que ha sufrido la Iglesia católica. Y fue en España.

El 14 de abril de 1931 fue proclamada la II República tras el exilio de Alfonso XIII. No había pasado un mes cuando comenzó la persecución y la quema de conventos. Numerosos artículos de la Constitución aprobada en diciembre de 1931 son prueba de su carácter laicista. Entre otras medidassuprimió la confesionalidad del Estado, la enseñanza religiosa y expulsó nuevamente a la Compañía de Jesús.

Sobre una población de cerca de 27 millones de personas, la Iglesia contaba en España con 20.000 religiosos, 60.000 monjas y 35.000 sacerdotes. Los seminaristas eran más de 14.000. En menos de 8 años, más de 8.000 religiosos fueron asesinados por odio a la fe, de los que 296 eran monjas y religiosas.

Jorge López Teulón, es postulador para las causas de los Mártires de la Guerra Civil, editor de Profanación de la clausura femenina

EL MARTIRIO DE LAS COSAS

En poco menos de 300 páginas, Profanación de la clausura femenina recoge los tormentos a los que fueron sometidas las religiosas durante la persecución religiosa. A través de una fuente histórica de primera mano como son los diarios de la clausura, Teulón ilustra el destino de miles de monjas y religiosas en toda España: la persecución, la expulsión, el pánico, las cárceles e incluso el martirio que sufrieron las mujeres consagradas.

Javier Paredes, director de la editorial San Román, ha destacado en varias ocasiones que “el martirio de las personas estuvo precedido en España del martirio de las cosas”. Algo que “descubre una saña contra el mundo religioso” que no suele tardar en aparecer.

Es la intención de Teulón en este nuevo volumen de la colección Testigos de la Guerra Civil Española donde, si bien no abunda el martirio de la sangre, el “martirio de las cosas” es una constante en conventos como las carmelitas de Cuerva, el monasterio Cisterciense de la Encarnación en Talavera o las jerónimas de Toledo.

“Son historias de persecución. Recorremos la persecución, la angustia o la disgregación que por su condición de religiosas les tocó vivir en los días de la persecución religiosa que asoló la España de los años de la Guerra Civil”, destaca Teulón.

Desde los meses previos al estallido de la guerra, las religiosas presentían que se desataría una salvaje persecución, como continuación de los primeros años de la República.

Así lo expresó Apolonia Lizárraga, superiora general de la Congregación de Carmelitas de la Caridad. "Todos dicen que se esperan cosas terribles y hay un pánico general; son tiempos de verdadera persecución contra Dios, y claro, las primeras que hemos de sufrir las consecuencias somos sus religiosas, así que bendito sea Dios que así lo permite". Poco después del estallido de la Guerra, fue descuartizada y echada de comer a los cerdos. 

LAS CARMELITAS DE CUERVA Y EL MILAGRO DEL SANTÍSIMO

Desde la primera semana tras el estallido de la Guerra, sucesos como los descritos fueron habituales durante los siguientes tres años. El primer y más extenso de los testimonios recogidos por Teulón es el de la clausura carmelita de Cuerva, en Toledo. Era 22 de julio de 1936, y las religiosas carmelitas permanecían ajenas a la guerra que días atrás acababa de estallar en España.

El único capellán del pueblo se presentó en el convento cargado con hostias consagradas, que entregó a la madre superiora. “Obre con ellas según lo exijan las circunstancias”, le urgió antes de ser detenido. Cuatro días después, lo fusilaron confesando a Cristo”, escribieron las religiosas.

Una turba sedienta de sangre invadió nuestro convento. Terminada su hazaña, más parecía una morada de fieras del infierno que la casa de las esposas del Señor. Lo desmantelaron, y todo el convento quedó asolado y vacío”.

Las religiosas apenas tuvieron tiempo de custodiar las Sagradas Formas. “Teníamos tres copones en la Sacristía. Los ángeles debieron custodiar aquel tesoro, solo así se explica el milagro de que aquella chusma no llegase a profanarlo. Nuestra madre priora cogió las formas consagradas y las repartió entre las religiosas para librar a Jesús de la profanación”. El 26 de julio fueron forzadas al abandono del convento y a su dispersión.

Durante la persecución religiosa en la zona frentepopulista, cientos de iglesias y conventos fueron saqueados y en muchos casos profanadas las tumbas y expuestos los cadáveres como trofeo.

LAS CISTERCIENSES DE TALAVERA DE LA REINA

La misma suerte corrieron las religiosas cistercienses de Talavera. El 20 de julio, Sor María Mercedes Díez recuerda cómo los milicianos ocuparon y registraron el convento.

“Llegó su atrevimiento hasta abrir el sagrario y tocar las Sagradas Formas que esparcieron por el altar, mientras nosotras, transidas de pena y horrorizadas, llorábamos sin consuelo”. Cinco días más tarde, una nueva comitiva las obligó, como a las carmelitas, a abandonar el convento.

LAS JERÓNIMAS DE TOLEDO

El mismo 25 de julio, cientos de milicianos y milicianas invadieron el convento de San Pablo de las Jerónimas.

“Como dijeron que nos iban a matar a todas, me fui a toda prisa a esconderme en una alacena”, cuenta Sor Serafina de Santa Paula. “Salí dos veces a ver si se marchaban, pero lo primero que vi fue la gran turba que atropellaba al padre capellán. Algunos de ellos me vieron y me tiraron tres tiros, pero no me dieron y me volví a esconder”.

“Había una lluvia de tiros dentro de nuestro monasterio. Entretanto, suplicaba a Dios le diera fuerza al capellán para recibir el martirio. Se puso de rodillas y dijo: `¡Viva Cristo Rey! Yo os perdono´. Le tiraron seis tiros y le levantaron la tapa de los sesos. `Ya cayó el cura, ya cayó´ gritaban de fondo los milicianos”.

POSTULADOR DE LAS CAUSAS DE LOS MÁRTIRES

El sacerdote Jorge López Teulón es el postulador de las causas de los mártires de la provincia eclesiástica de Toledo, lo que equivale a casi la totalidad de Castilla La Mancha.

Como uno de los máximos especialistas en España sobre la persecución religiosa durante la II República y la Guerra Civil en España, ha publicado obras de referencia como La persecución religiosa en la Archidiócesis de Toledo, Mártires españoles (1934-1939) o Toledo 1936, ciudad mártir. Persecución y martirio.

José María Carrera / ReL

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