Del incario se mantuvieron dos huacas importantes en Huacho, una en la parte media del cerro Sanú (más allá de El Paraíso) que se llamó Choke Ispana, por el ídolo que ahí se adoraba. La otra huaca con un ídolo poderoso fue la del dios Korkín, en el cerro de Carquín. Estos ídolos eran de piedra, pero no de las piedras de la zona; eran singulares por su apariencia.
Korkín
fue un ser aparecido en aquel cerro. Desde ahí reclamó que le rindieran culto.
Korkín fue representado en una piedra alargada y verde que llevaba grabada la
imagen de un personaje con cuernos, el cual tenía como rastros de caracha en su
superficie; un cornudo carachoso.
El
paisaje que se apreciaba desde lo alto de la huaca del dios Korkín debe haber
sido impresionante, dominando la desembocadura en la mar del río Huaura, el
cerro Centinela con sus islotes, la bahía de Huacho, Punta Salinas y hasta las
islas guaneras de Huampanú.
Cuando
llegaron los misioneros españoles a cristianizar o sea a catequizar a los
pobladores originarios de esta zona de Huacho, a partir de 1536, les
prohibieron cualquier otro culto que no fuera el cristiano. Pero muchos años
después, en 1650, cuando llegaron los españoles extirpadores de idolatrías se
dieron cuenta que la fe original en los ídolos se mantenía, incluso que se
habían hecho algunas copias pequeñas.
Investigaron
y hallaron los ídolos enterrados en sus huacas, Choke Ispana y Korkín, hicieron
que los devotos despreciaran y escupieran sobre sus antiguos objetos sagrados,
los quemaron, molieron y se arrojaron al mar. También hubo otros dos ídolos,
llamados “huanca”, uno en Luriama y otro
Chaquira (Chaquila).
Los
extirpadores de idolatrías encontraron enterrado en su huaca al dios Korkín,
cubierto de conchas espondylus y un par de valvas cerradas de este tipo de
ostras. En una estaba la primera y muy antigua representación del dios Korkín,
y la otra contenía tres piedrecitas que representaban las semillas originarias
(maman en quechua) del pallar, el trigo y el ají. Los extirpadores de
idolatrías llegaron a más 110 años después de la llegada de Francisco Pizarro.
Los pobladores originarios de esta parte baja del río Huaura al parecer ya
habían integrado al trigo como parte de sus conocimientos. En ese tiempo esta
huaca ya tenía una zona anexa de cementerio en la parte baja.
Los
extirpadores de idolatrías destruyeron las huacas. Los antiguos pobladores de
Huacho, la campiña y Carquín tenían sus deidades, a ellas se les pedía favores
que les eran concedidos. Al dios Korkín se le pedía protección para librarse de
las pestes y males contagiosos como la caracha o sarna, verruga, la viruela y
similares, pero también tenía el poder de provocar la enfermedad si no se le
rendía culto.
Esta
información viene de: Felipe de Medina. 1650. “Dioses ídolos de Huacho Antiguo:
Dios Choque Ispana, Corquín, Huancas de Luriama y Chaquira”. Publicado por la
Revista Guara de la UNJFSC, 2007.
Nota: Escribo la palabra Korkín de acuerdo a su fono original.
Alejandro Smith Bisso. Huacho, 13 de mayo 2019.
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