La Historia de Doreen Irvine, fue la sacerdotisa de Satanás y 'Reina de las brujas negras' en Inglaterra. Su poder era tan grande que ni el fuego la podía quemar.
Este es
el testimonio del gran amor de Jesucristo por todos los pecadores, sin importar
cuán alejados y perdidos puedan estar, Él los llama y no quiere que ninguno de
ellos se pierdan, sino que procedan al arrepentimiento y sean salvos.
"El me vió en el templo satánico, en club de streep tease, en las
cuevas con las brujas,... y un día,... me salvó... No hay nada que no pueda
hacer, no hay nada que Jesucristo no pueda hacer, porque si puede salvar a una
bruja, satanista, prostituta y drogadicta como yo, ¿qué es lo que Él no puede
hacer?. Sé que está vivo, sé que es real, porque Él me cambió."
Halloween, originalmente fue un festival que celebraban los celtas hacia el año
300 a.C. Ese pueblo, era controlado y dirigido por los llamados druidas, que no
eran otra cosa sino satanistas de los de entonces (aún existen los druidas, y
están muy activos). Los celtas eran un pueblo del norte de Europa, diseminados
por Inglaterra, Irlanda y norte de Francia principalmente. Ese festival
aludido, señalaba el principio del invierno. Los druidas adoraban al “dios de la muerte”, alias el diablo. Cada 31 de octubre, esos brujos celebraban la
víspera del año nuevo céltico, en honor a esa deidad falsa llamada Samhain. Lo hacían brindándole sacrificios humanos
y de animales. El festival de Samhain,
llamado "el festival de la muerte", era
celebrado oficialmente y aún hoy es reconocido por todos los satanistas y
ocultistas.
El
espíritu de exaltación del mal sigue presente en esta fiesta, por mucho que se
pretenda disimular. Al diablo le encanta hacer daño a través de lo
aparentemente ingenuo e intrascendente. Un hecho eminentemente comprobado, es
que cada 31 de octubre por la noche, se realizan actos satanistas con
sacrificios humanos, sobretodo de bebés, violaciones de niños y adultos, y todo
tipo de reuniones relacionadas con la exaltación del mal, donde la sangre corre
a raudales. Y con todo ello, una inmensa mayoría de cristianos duermen.
En vez de
ponerse a orar e interceder contra todo esto, muchos incluso participan
ingenuamente de ese festival, permitiendo que sus hijos se disfracen de brujas,
de esqueletos, de demonios, etc., y jueguen al triste y lamentable “trick or treat” (Truco o trato), que no era otra
cosa originalmente que maldecir, matar y robar a la familia que no se prestaba
a sus exigencias de la manera que vemos a continuación:
Los druidas recorrían casa por casa del vecindario reclamando un niño o
una virgen, y entre gritos desgarradores, se consumía el sacrificio. A las víctimas se les arrancaba la cabeza, y ésta era clavada en una
lanza. Otras eran quemadas vivas en la hoguera.
Si la
familia cumplía con la entrega, los druidas dejaban un gran nabo hueco con una
vela encendida en su interior, para prevenir que los demonios entraran y
mataran esa familia. A eso se le consideraba el “trato”.
Pero si
la familia se negaba, entonces esos brujos sanguinarios marcaban la puerta de
la casa, y esa noche satanás tenía entrada libre para destruir esa familia, es
sería el “trick”, es decir, el “truco”.
Muchos
dirán que eso ya es cosa del pasado, pero se equivocan. Cada vez la fiesta de Halloween tiene más arraigo, más fuerza, y cada vez
más se está expandiendo por todas partes, como por ejemplo en España, cuando
hace unos pocos años era totalmente desconocida. ¿Por
qué hay tanto interés en expandir Halloween? Además del consabido
negocio que los comerciantes no quieren dejar de conseguir, existe otra razón,
mucho más siniestra. Es bien sabido que la noche de Halloween es la más
importante del actual calendario satanista.
Un
testimonio de primera mano lo tenemos de boca de una ex satanista, la que fue
la más grande de las brujas en el oeste Europeo y las islas Británicas, quien
se convirtió a Cristo, Doreen Irving. Esta,
ahora ya hermana en Cristo, dijo que si los padres cristianos tuvieran alguna
idea de lo que realmente es Halloween, ni siquiera mencionarían esa palabra
frente a sus hijos, ya que todo lo que ella conlleva es muerte y miedo.
NO
ES FÁBULA
Para
muchos, Halloween es tan sólo una fiesta de
disfraces donde los niños salen a las calles en busca de dulces y regalos; la
realidad es totalmente diferente.
Una
hermana en Cristo me describió una visión que tuvo en el contexto de Halloween. Me contó que de forma muy clara había visto
un pantano de aguas negras, y en la orilla, mucha gente divirtiéndose. Había
adultos y niños, disfrazados con los atuendos típicos de esa fiesta, y la
sorpresa fue que eran ¡cristianos! Eran
cristianos con sus hijos pequeños, celebrando Halloween.
No se percataban del peligro, eran totalmente ajenos a todo ello. Este es el
problema, cuando el cristiano vive de forma ajena, de espaldas al mal, sin
combatirlo, sino más bien conviviendo con él haciéndole un guiño.
Dejemos
de estar distraídos y dejemos de dormir. Veamos como de forma efectiva combatir
ese mal en términos espirituales, así como todos los demás. No olvidemos que sí
tenemos lucha contra las tinieblas (Ef. 6: 12).
Vivimos
en unos días en los cuales no nos podemos permitir el lujo de dormir la siesta
espiritual. Hay que estar vigilantes, porque el enemigo se ha levantado como
río. Pero damos gracias, porque cuando el maligno eso hace, el Espíritu de
Dios, levanta bandera contra él (Is. 59: 19b). Tenemos la victoria segura con
Jesús.
Sería muy deseable, consiervos y
hermanos, que en estos días, y más aún desde la víspera hasta el fin del 31 del
corriente, nos pusiéramos en oración, vigilia y ayuno. Debemos orar que Dios
tenga misericordia de todos esos niños, jóvenes, vírgenes, hombres y mujeres
que son atrapados con la intención de ser torturados y muertos. Esto es
horrorosamente real, y no podemos sencillamente ignorarlo. ¡Pongámonos de rodillas ante Dios, e imploremos Su
misericordia!, ¡Atemos el poder de la sangre derramada! ¡Atemos conforme el
Espíritu Santo nos lo vaya revelando, a todos esos demonios y espíritus
inmundos que acosan al pueblo de Dios y guían a los hijos del diablo a acometer
las atrocidades más grandes para así obtener mayor poder! (Mt. 18: 18; Ef. 6:
12) ¡La batalla está servida!.. y por favor, ¡quitemos
a Halloween de nuestra vida!
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