¿Hasta dónde debe participar la Iglesia en los medios de comunicación? El P. Felipe Santos intenta responder esta interrogante partiendo del documento de Puebla.
Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .
Un segundo ámbito que
afecta al cambio de la mentalidad es el contexto en el que está llamada a
trabajar la Iglesia: el más vasto territorio en el que la obra de
evangelización se encuentra situada como centro de con-vocación.
El redescubrimiento de esta función invita a ensanchar el diálogo hasta las
instituciones educativas, sociales y religiosas que trabajan en la misma área.
La relación con ellas es el banco de pruebas de lo que somos capaces de
comunicar fuera de la comunidad religiosa parroquial o diocesana y de los más
próximos colaboradores.
...Se puede hacer referencia a un tercer ámbito o novedad: es el espacio creado por las técnicas modernas, capaces
de construir relaciones, ofrecer una imagen de sí e iniciar un diálogo efectivo
con interlocutores invisibles, pero reales.
Aquí, sobre todo, se requiere un cambio de
mentalidad, ya sea porque no nos es familiar el espacio virtual, ya sea porque
hace falta aprender formas nuevas de comunicación y de encuentro. No faltan
ejemplos de realizaciones que, cuando se ofrece la posibilidad, son llevadas
adelante incluso por jóvenes decididos o colaboradores profesionales.
Se han multiplicado las web y algunas de ellas presentan una considerable
calidad educativa y llegan a un número de personas que duplican el influjo de
la obra particular o grupal.
Formamos parte, consciente o inconscientemente, de una gran red que nos
envuelve. Podemos permanecer extraños o podemos insertarnos, ofreciendo,
también en este campo, los dones que tenemos como educadores y evangelizadores.
No hay que considerar como de poca monta el hecho de poder difundir
instantáneamente, en todo el mundo, informaciones y comunicados.
Muchas veces comentamos más los peligros que los
valores de tal situación.
Pero si queremos que el mundo de la comunicación vaya siendo modificado por la
levadura evangélica, debemos sentirnos interpelados para intervenir e
interaccionar con los que van a la plaza o a los areópagos "para hablar y oír hablar".
Dice el documento de Puebla: "La Iglesia latinoamericana ha hecho en estos últimos
años muchos esfuerzos en favorecer una mayor comunicación en su interior. Pero
todavía no ha respondido plenamente a las expectativas del momento".
Toda diócesis o parroquia, institución y colegio con mucha vida debe tener su
página webb para que todo el mundo sepa y conozca lo que hacen y lo que dicen.
Hay que salir de falsas modestias para lanzarse al mundo entero. Es la urgencia
del Evangelio, difundido con los mejores medios de que disponemos los hombres
en la actualidad.
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