Diez consejos infalibles que ofrece un sacerdote para no caer en la tentación de las murmuraciones.
Por: Redacción | Fuente: Religión en Libertad
"Las murmuraciones
destruyen la reputación de las personas. Destruyen matrimonios. Socavan la obra
de Dios. Difunden el odio y el temor": Dwight Longenecker, antiguo pastor
anglicano convertido al catolicismo en 1995 y ordenado sacerdote en 2006, y uno
de los blogueros católicos norteamericanos más influyentes, describe así el mal
del chismorreo, continuamente denunciado por el Papa.
En efecto, Francisco ha convertido en uno de los
leit motiv de sus intervenciones públicas la
crítica de las murmuraciones, sobre cuyo poder dañino alerta continuamente.
Hace apenas dos semanas, durante el encuentro con los consagrados en Bangladesh
el 2 de diciembre, citó los "chismes" entre
los "enemigos de la armonía"
en las comunidades religiosas.
"¡Es
terrorismo!", dijo, en una comparación que ya había usado otras veces: "El
que va a hablar mal de otro va a escondidas, tira la bomba, y se va. Y la bomba
destruye. Cuando tengas ganas de hablar mal de otro, muérdete la lengua. Lo más probable es que se te hinche,
pero no harás mal a tu hermano o a tu hermana”.
En su último post en el National Catholic
Register, Longenecker lanza esa misma idea: "Las
murmuraciones son como un cáncer con metástasis. Lo quitas de un lugar y
aparece en otro".
PARA
NO CAER EN LA TENTACIÓN DE DIFUNDIR ESE CÁNCER, OFRECE ALGUNOS BUENOS CONSEJOS:
1.
No creas a nadie y cree a todo el mundo.
En otras palabras, cree lo que tal o cual persona te hayan
dicho. Ellos piensan realmente que lo que han dicho es verdad, y desde su
perspectiva es verdad. Sin embargo, recuerda que siempre, siempre, siempre
existe otra versión de la historia. Por tanto, no les creas. Frena y muérdete
la lengua.
2.
Recopila todos los hechos. No
confundas los hechos con la palabra de nadie. Averigua lo que sucedió realmente
consultando a tantas personas como sea posible.
3.
Acude a la fuente. Por el
amor de Dios, ten la valentía y la gracia y el sentido común de acudir a la
fuente. Si Mildred te cotillea sobre George, acude a George para averiguar los
hechos.
4.
Concédele a todo el mundo el beneficio de la duda. Cree
lo mejor, no lo peor. Si oyes algo malo de alguien, imagina por qué lo hicieron
(si es que realmente lo hicieron) y cuáles pudieron ser sus motivaciones.
5.
Cállate. No estás obligado a hablar ni a decirlo todo a
todo el mundo. Incluso un tonto parece sabio si guarda cerrada la boca. Habla,
como mucho, la mitad de lo que escuches.
6.
Cuestiona el chisme. No lo creas, y dile suavemente a la persona: “¿Sabes
realmente si eso es verdad?”
7.
Enfrenta ásperamente al chismoso. “¡Lo que me estás contando
es asqueroso, una murmuración destructiva! ¡Me niego a creerlo y creo que
deberías mantener la boca cerrada!” (Post scriptum: No les
gustará que se lo digas.)
8.
Pon tus ojos en la verdad. ¿Por qué perder tu tiempo
en murmuraciones idiotas e inútiles?
9.
Piensa en los demás. ¿Sabes por qué te gusta
murmurar? Porque te hace sentir superior. Murmuras
negativamente de otros porque crees que eres mejor que ellos. Así que estás
dispuesto a envenenar y destruir sus vidas para sentirte bien por unos
momentos. ¡Qué asco!
10.
Reza por las personas involucradas. Ofrece como sacrificio una jaculatoria: Señor, ten piedad.
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