En días recientes se han publicado noticias, comentarios y algunas fake news en contra de la vacunación COVID-19. Como se trata de un área donde existen pocos expertos, con facilidad se pueden extender rumores que son verdaderas «teorías de la conspiración».
Toda «teoría
de la conspiración» tiene cosas verdaderas y otras falsas, como trata de
temáticas complicadas y muchos piensan que hay alguien que manipula desde
arriba para conseguir un fin malévolo. Dos ingredientes que hacen que estos
contenidos se viralicen enseguida.
1. ARGUMENTOS MORALES
Hay otras acusaciones que son
más de fondo. Por ejemplo, las que han salido estos días que están advirtiendo
que la vacuna de Johnson & Johnson como la de AstraZeneca contra el coronavirus, tienen
serios «riesgos morales».
Porque son producidas usando
una línea celular de cultivo derivada de un feto abortado. En concreto,
recalcan que no pueden ser utilizadas por los fieles que tienen la posibilidad
de elegir otra vacuna.
Justamente para evitar el
desconcierto, en diciembre los expertos de la Santa Sede,
que trabajan para la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicaron una
nota sobre la moralidad de estas vacunas.
EL DOCUMENTO ARGUMENTA:
«La razón
fundamental para considerar moralmente lícito el uso de estas vacunas es que el
tipo de cooperación al mal (cooperación material pasiva) del aborto provocado
del que proceden estas mismas líneas celulares, por parte quienes utilizan las
vacunas resultantes, es remota.
El deber moral
de evitar esa cooperación material pasiva no es vinculante si existe un peligro
grave, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno
grave: en este caso, la propagación pandémica del virus SARS-CoV-2 que causa la
Covid-19».
Para
evitar posibles confusiones el documento vuelve a señalar:
«Por
consiguiente, debe considerarse que, en este caso, pueden utilizarse todas las
vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces con conciencia cierta
que el recurso a tales vacunas no significa una cooperación formal con el
aborto del que se obtuvieron las células con las que las vacunas han sido
producidas».
2. NAVEGANDO MÁS A FONDO
El 5 de marzo de 2021, el Equipo de Expertos en Bioética de la EPPC (Comité de Ética y Política Pública), una
reconocida institución norteamericana que reúne a lo más selecto del mundo
pro-vida emitió una declaración de académicos católicos sobre la aceptabilidad
moral de recibir vacunas COVID-19.
En su informe resaltan que el
factor común en las cuatro vacunas principales, producidas por Moderna, Pfizer, Johnson
& Johnson y AstraZeneca, se encuentra el uso de líneas celulares
humanas «inmortalizadas».
Las diversas vacunas han hecho
diferentes usos de la línea celular HEK293, con Johnson
& Johnson y AstraZeneca usándolas para la fabricación, Pfizer y Moderna
solo para las pruebas.
3. EL MISTERIOSO HEK293
Estas líneas celulares «inmortalizadas» permiten a los científicos
realizar muchos experimentos con células que son genéticamente idénticas y que
están disponibles de forma rutinaria en el laboratorio.
HEK293 es una de esas líneas
de uso común. El nombre «HEK» significa «riñón embrionario humano» y «293» se refiere al experimento 293 realizado por
el científico que produjo la línea celular.
Estas células renales
embrionarias se obtuvieron originalmente de los restos de un feto
fallecido por un aborto que tuvo lugar en Holanda en 1973.
Se desconocen las
circunstancias exactas del aborto, pero no se trató de algo buscado por los
científicos, ni empresas de genética. De hecho los científicos que produjeron
la línea celular no participaron ni remotamente.
Y lo que es más importante, el aborto no se realizó con el fin de proporcionar materiales biológicos
a los investigadores.
Las células HEK293 son particularmente susceptibles a la
introducción de ADN extraño y rápidamente se
convirtieron en un caballo de batalla científico estándar, que es ampliamente
utilizada tanto por los científicos como por varias industrias.
Aunque actualmente existen
muchas versiones modificadas de HEK293 que
optimizan estas células para fines específicos, todas las células HEK293 disponibles en todo el mundo hoy se
derivaron de los restos de un solo feto que fue abortado hace medio siglo.
Es importante destacar que para obtener células HEK293 no es necesario seguir usando fetos: las células previamente obtenidas generan más
células y basta con propagarlas de manera constante. No es necesario hacer
abortos para obtener las HEK293.
4. ¿POR QUÉ SE USAN TANTO LAS CÉLULAS HEK293?
Se han convertido en un
estándar en la industria. Por ejemplo, se usan para probar alimentos procesados
producidos por empresas como Kraft, Nestlé, Cadbury y otras.
De hecho, es probable que la
gran mayoría de los productos alimenticios procesados/envasados disponibles
para la venta, contengan ingredientes producidos o probados en células HEK293.
También se utilizan como
alternativa a la experimentación con animales en la industria cosmética y
farmacéutica. Y su uso en la investigación biomédica es omnipresente y ha
contribuido al desarrollo de una enorme cantidad de nuevos medicamentos y
procedimientos médicos durante las últimas décadas.
Por lo tanto, parece justo
decir que el uso de células HEK293 se ha
convertido en algo muy común por parte de la comunidad científica.
Sin saberlo, casi todas las
personas del mundo contemporáneo han consumido productos alimenticios, han
tomado medicamentos o han usado cosméticos/productos de cuidado personal que se
desarrollaron mediante el uso de células HEK293.
5. EVALUACIÓN MORAL
Las dudas que surgieron
respecto al uso de HEK293 y varios otros
cultivos celulares que tienen una base similar como WI-38
(componente de rubeola) y MRC-5 (componente
de varicela, antirrábica, y de hepatitis A), ya fueron resueltas por la Pontificia Academia pro Vita en
junio de 2005 y reafirmada en marzo de 2017.
Concluyendo que su uso es
aceptable en la medida de que son intervenciones que persiguen el bien de las
personas y mientras no se disponga de alternativas.
ADEMÁS, AHORA LOS CIENTÍFICOS DE LA EPPC SE HAN
HECHO LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
¿Alguna de las
vacunas hace más uso que otras de los restos mortales de los niños por nacer de
quienes se derivaron las líneas celulares?
La respuesta es no, como un
hecho científico. No hay «partes de cuerpo» fetales
presentes en estas líneas celulares inmortales.
Las líneas celulares
inmortales son artefactos: productos biológicos que
se han modificado y reproducido muchas veces, y que no retienen la función
natural del tejido del que se derivaron.
No son «partes del cuerpo» en ningún sentido significativo o
moralmente relevante.
¿La
producción y el uso de alguna de las vacunas contribuyen, cooperan o promueven
algún aborto?
Nuevamente, la respuesta es
no, porque el aborto del que se derivaron estas líneas celulares como HEK293 ocurrió hace décadas, y no se usa ni se
necesita más tejido fetal para el mantenimiento de estas líneas.
En definitiva, la línea
celular HEK293 que se usa actualmente en
todo el mundo en la investigación científica y otras similares no contienen los
restos de ningún ser humano.
Por lo que su uso no muestra
una falta de respeto, como tampoco el uso contemporáneo de los productos, tales
como carreteras o vías de tren, que fueron construidas por seres humanos
injustamente esclavizados, o el uso de tierras injustamente tomadas, muestra
una falta de respeto por las víctimas en el pasado distante.
6. DESDE EL VATICANO
El papa Francisco ha hablado
reiteradamente sobre la necesidad de asegurarse de que las vacunas estén
disponibles ampliamente, en especial para los pobres y los marginados.
Podemos señalar que las
personas que tienen acceso a estas vacunas tienen fuertes razones morales para
tomarlas:
Al
hacerlo, desarrollan la inmunidad colectiva que brindará la mayor protección
posible a los más vulnerables entre nosotros.
Incluidos los ancianos, las
personas con afecciones preexistentes, y muchas otras víctimas aparentemente
aleatorias de COVID-19.
La
vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por tanto,
debe ser voluntaria.
En cualquier caso, desde el
punto de vista ético, la moralidad de la vacunación depende no solo del deber
de proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común.
En ausencia de otros medios
para detener o incluso prevenir la epidemia, el bien común
puede recomendar la vacunación, especialmente para proteger a los más débiles y
expuestos.
Como hemos intentado demostrar
en este artículo, no debe haber preocupaciones de culpabilidad moral para
elegir una vacuna sobre otra en función de las diferencias en la producción.
Escrito por Padre Juan Carlos Vásconez
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