¿Por qué muchachos y muchachas de familias normales, se enganchan en el mundo de la droga?
Por: Cipriano Sánchez | Fuente: A&A
En 1987, la Asamblea General de las Naciones
Unidas decidió establecer el día 26 de junio de cada año como el Día
Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de
drogas, para dar una muestra de su determinación en fortalecer las actividades
necesarias para alcanzar el objetivo de una sociedad internacional libre del
abuso de drogas.
Esta semana pasó casi inadvertida la celebración de esta fecha. En los últimos
cuatro años afloró en México un universo de casi un millón de consumidores de
mariguana y otro de más de un millón 350 mil de cocaína, fundamentalmente en
jóvenes entre los 14 y los 21 años.
¿Por qué muchachos y muchachas de familias
normales, se enganchan en el mundo de la droga? Hay varios factores que
dan la respuesta a esta pregunta y el primero de ellos es el aislamiento de
nuestros muchachos en una sociedad llena de comunicaciones. El aislamiento de
los jóvenes nace cuando la familia los deja de lado, de modo especial en la
adolescencia, pues a los problemas de la edad, se añade el atractivo de un
falso paraíso, al que piensan que pueden escaparse de una realidad que no les
gusta, que les hace sentirse frustrados, prisioneros y presionados. los jóvenes
se cuestionan: Nunca tengo tiempo para mí, para pensar, para respirar,
para poner mis pensamientos y prioridades en orden. Todo sucede muy rápido. Hay ruido stress, gente apurada,
pero, ¿para qué? ¿Para hacer dinero y comprar
cosas? ¿Ese es el único sentido que tiene la vida? ¿Hay vida antes de la
muerte?
Los jóvenes quieren hacer algo grande con su vida, hacer que el mundo sea un
poco mejor. Y parecen sentirse solos con estos sentimientos. Cuando los jóvenes
se hallan amarrados por la soledad, la ignorancia y la falta de apoyo, están
poniendo el tapete para que se cuele cualquier tipo de adicción. Ante esto se
encuentran desarmados, y a merced de quienes los usan para transformarlos en
clientes cautivos de una red formada, en una primera etapa, por el amigo que
acerca las drogas; posteriormente, por el distribuidor; y para rematar, las
amenazas y las extorsiones.
Los expertos hablan de cuatro elementos que previenen la pérdida del hijo en
las adicciones: la conciencia del problema, la
convivencia familiar, la comunicación, y el conocimiento de nuestro entorno. Como
papás y educadores nos quedamos en la conciencia del problema, y en el mejor de
los casos, nos preocupamos de que no frecuenten lugares donde se pueden ver
esclavizados.
Lo que hace jóvenes inmunes a la droga y las adicciones es la convivencia y la
comunicación. ¿Por qué? Porque así se
siembra en su corazón la raíz del amor y del afecto, verdaderos guardianes para
que sean fuertes en decir no a las drogas. El no a las drogas nace de un
corazón dice si a las personas. No esperemos sentados la tragedia. Desde ahora
entremos en la habitación más importante de nuestros hijos. Entremos en sus corazones.
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