El Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Mons. Luis José Rueda, aseguró que el Buen Pastor, a ejemplo de Cristo, no huye, sino que se queda con los suyos y los defiende ante los lobos rapaces como la corrupción, el narcotráfico, el hambre y el aborto, que aprovechan las sombras para destruir.
“Querida familia, el Señor conoce los sufrimientos
de su hogar; el Señor es el Buen Pastor que da la vida por su hogar, por su
familia, y esa es una buena noticia: Cristo no está lejos de nuestros
sufrimientos, Él está acompañando nuestra vida, Él sabe que el lobo ataca al
rebaño y quiere destruir todo lo que encuentra a su paso”, dijo el Prelado en la homilía de la Misa del 25 de abril, Domingo del
Buen Pastor.
En la homilía, publicada por el diario El Catolicismo, Mons. Rueda
resaltó que “el Buen Pastor no huye, el Buen Pastor
se queda, permanece, está presente de día y de noche y sobre todo de noche
porque los lobos rapaces sobre todo actúan de manera nocturna aprovechando las
sombras para destruir”.
Como Cristo, los obispos y sacerdotes no pueden “guardar
silencio” ante los lobos rapaces y “tenemos
que levantar la voz aunque sea incómodo porque esa es nuestra tarea”.
El Arzobispo dijo que uno de esos lobos es el COVID,
que ha mostrado la injusticia y la inequidad en el mundo, especialmente en el
tema de las vacunas.
Un segundo lobo en Colombia es la corrupción, “esa
corrupción que ha hecho tanto daño y que ha hecho metástasis, cómo dirían los
médicos, en la justicia, en la economía, en la política, en los escenarios
privados y en todo lugar”, lo que ha resultado en muchas obras que se
han dejado de hacer “al servicio del desarrollo
integral de nuestro pueblo”.
Tras señalar que el conflicto en el país también ha dañado mucho, el
Prelado indicó que “necesitamos la verdad porque la
mentira es un lobo que destruye nuestra sociedad, pero hemos dicho que Colombia
tiene un lobo que ha tomado distintas formas y se ha camuflado para dañarnos y
es el narcotráfico: esta semana contemplamos el homicidio cobarde de Sandra
Liliana Peña una gobernadora indígena en el norte del Cauca”.
Peña era una líder indígena que defendía el territorio de su pueblo y se
oponía a la extensión de los cultivos de coca. Fue asesinada por cuatro hombres
el martes 20 abril, cuando iba en una moto con otra persona.
La agencia Efe
señala que en el departamento del Cauca están varios grupos armados como las
disidencias de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del
Golfo y otros grupos criminales que se disputan las salidas al océano Pacífico
para sacar mercancía ilegal y droga.
Mons. Rueda lamentó también que “el
campesinado se está acabando porque en el abandono, en el olvido, ha llegado
este lobo del narcotráfico a destruirlo y la solución no es el glifosato”.
El glifosato sirve para fumigar cultivos ilícitos como la coca y la
marihuana. Usualmente se esparce desde un avión, pero al caer daña otros
cultivos lícitos como el plátano. También puede causar enfermedades en la piel
y por eso su uso está prohibido en varios países.
“Uno de los puntos del proceso de paz es la
erradicación de cultivos ilícitos que podría hacerse de manera manual, para
erradicarlos de raíz, algo que el glifosato no hace y que además contamina. Es
realmente perjudicial”, explicó a ACI Prensa Genny
Rengifo, antropóloga colombiana y especialista en gestión ambiental.
El Arzobispo de Bogotá dijo que la solución “es
mirar al campesino, es acompañar al campesino, es ayudarlo a salir de esa
esclavitud y defenderlo de ese lobo (narcotráfico) que ataca la vida de las
personas, del medio ambiente y de las organizaciones sociales de nuestras zonas
rurales”.
El Prelado dijo que la violencia es otro lobo que está “dañando vidas desde el vientre materno,
destruyendo con el aborto,
quitando vida injustamente, pero mire que ahora están destruyendo también la
vida de los niños”.
“Cuántos niños han muerto en nuestras familias, en
otras regiones no solo en el Chocó dónde los han masacrado violentamente. ¿Por
qué metemos a los niños en esta generación violenta llena de odio, llena de
rencor y resentimiento? eso es lo que le vamos a dejar a las futuras
generaciones, una Colombia herida, una Colombia ensangrentada, una Colombia con
odio, una Colombia con rencor dividiéndonos, masacrándonos”, continuó.
Mons. Rueda pidió sacar “a los niños del conflicto ¡por favor! El odio es un lobo rapaz que nos hace daño
desde dentro, que no nos permite vernos a nosotros como hermanos y, ojo, que en
medio del río revuelto, dicen, ganancia de pescadores”.
El Prelado aseguró que “en este momento en
que tantas personas pasan hambre no necesitamos una reforma, necesitamos una
renovación desde el corazón, desde la conciencia. Hay muchas familias en
Colombia que sufren hambre y ese es un flagelo y ese es un lobo que trata de
destruir nuestras familias que no tienen empleo o lo han perdido en este
tiempo de pandemia”.
“Eso no puede ser, no puede pasar de manera
indiferente ante nuestros ojos porque seríamos como el rico Epulón; es
necesario que le devolvamos a los pobres la dignidad, que nos tratemos con el
cariño de hermano porque somos hijos de Dios”, subrayó.
“Para levantar el flagelo vergonzoso del hambre es
necesaria una renovación desde el corazón y que Cristo el Buen Pastor nos dé un
corazón nuevo para ser solidarios y fraternos. Amén”, concluyó.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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