La política del «hijo único» empieza a causar estragos
El Financial Times ha dado a
conocer los datos del nuevo censo nacional de China, que las autoridades de la
dictadura se demoran en publicar. Es la primera vez que desciende la población
desde que en 1960-61 tuvo lugar una gran hambruna debido a la desastrosa
política económica de Mao Tse Tung. La política del hijo único va a producir
estragos demográficos en el gigante asiático.
(Asia News/InfoCatólica) La población de China ha
descendido y actualmente se ubica por debajo de los 1.400
millones de habitantes, marcando la primera caída en 60 años. Así lo reveló ayer el Financial Times a
partir de los datos oficiales del censo nacional, que llegaron a su poder.
Según los expertos, el gobierno chino pospone la publicación del documento por
temor al efecto que podría tener en la opinión pública.
La última vez que China
registró un descenso demográfico fue en 1960-61, debido a
la hambruna provocada por el «Gran Salto Adelante», la desastrosa política
económica de Mao Tse Tung. Según las cifras oficiales, el país perdió 13,4
millones de habitantes en ese momento, pero podrían haber sido muchos más.
El gobierno debía publicar el
nuevo censo a principios de abril. La Oficina Nacional de Estadística justificó
el retraso -criticado abiertamente en las redes sociales- con la necesidad de
preparar con más cuidado el documento. Los analistas leen en estas palabras la
torpeza del régimen, con sus diferentes tendencias internas teniendo que
consultarse para establecer una línea común sobre cómo manejar datos tan
sensibles y presentar soluciones para invertir la tendencia negativa.
La disminución de la población
tendrá un fuerte impacto económico y social en el gigante asiático. El envejecimiento
de la población exigirá un mayor gasto en pensiones; con ello, se
frenará el crecimiento económico, debido a la pérdida de millones de
personas en edad de trabajar.
Que
China tiene un problema demográfico es algo que se sabe con claridad desde hace
tiempo, señalan muchos observadores.
Las autoridades tendrían miedo de publicar los nuevos datos porque saben que una parte de la población está dispuesta a criticar al régimen por la
lentitud en la abolición de la política del hijo único. El fracaso del gobierno también se explica por
la falta de transparencia y la ineficacia que caracteriza la reunión de datos
estadísticos. Es bien sabido que los gobiernos locales suelen inflar las cifras
referidas a la población para hacerse de mayores recursos.
El Banco Central de
China recomendó recientemente al gobierno que abandone las políticas de
control de la natalidad: sin esta medida, el país perderá su ventaja económica
sobre Estados Unidos. Los investigadores del instituto confirman
esencialmente el fracaso de la política del
hijo único. Pese a que hubo una
flexibilización en 2016, y se permitió la posibilidad de tener dos hijos por
familia, la situación no ha cambiado.
Para reducir el gasto en
pensiones, Li Keqiang dijo que el gobierno aumentará
gradualmente la edad de jubilación. El primer ministro hizo el anuncio en marzo,
durante la sesión anual de la Asamblea Nacional del Pueblo. En comparación con las mayores economías del
mundo, donde la edad de jubilación
ronda los 65 años, el umbral en China es mucho más
bajo: entre 50 y 60 años. Sin embargo, con una economía
en desaceleración, la decisión no favorece la entrada de los jóvenes en el
mundo laboral, especialmente de aquellos que acaban de graduarse, un sector que
bien podría transformarse en una bomba social.
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