Los Católicos y los Ortodoxos de Oriente sostienen que el pan y el vino
consagrados se transforman en la carne y la sangre de Cristo. Aún sin perder la
apariencia de pan y vino.
Hubo allí una transubstanciación, en un momento
preciso de la consagración en la misa, por un ministro ordenado adecuadamente.
Los protestantes dicen que no hubo ningún cambio real y todo es un
simbolismo. Sin embargo la Biblia no dice que es un simbolismo, sino todo por
el contrario dice que realmente eso es la sangre y el cuerpo de Cristo.
Veremos
todo eso en este artículo.
LA
NOCIÓN DEL SACRIFICIO EN LOS JUDÍOS
En el
judaísmo de la época de Jesús, el
sacrificio para la expiación de los pecados que hacían los sacerdotes tenía dos
partes. Una parte era la ofrenda que sucedía cuando al animal se le
transferían simbólicamente los pecados del pueblo, por la imposición de manos
de parte del sacerdote. Luego se mataba
al cordero y con la sangre se rociaba el propiciatorio del Arca de la Alianza.
Las entrañas se quemaban, el cordero era asado y la carne era llevada a la casa para consumir. El consumo era la segunda
parte del sacrificio. El culmen de esto era la Pascua judía donde la familia tenía que comer la carne en una
noche, por lo que el cordero era consumido en varias etapas por cada
consumidor. Ponía parte del cordero en un plato, lo terminaba de comer y
luego iba a buscar nuevamente otro trozo de cordero, lo comía y luego iba a
buscar otro, y así hasta que el cordero
se consumía totalmente.
Lo que significa que la ofrenda sucedía en un
momento único, mientras que el consumo del sacrificio era un evento continuo
hasta que se terminaba el cordero.
Esto es de
alguna manera lo que sucede con la sagrada comunión.
Cristo fue muerto una vez en la cruz como el
Cordero Pascual de Dios, de la misma forma que los corderos pascuales de los
judíos.
Pero el consumo de la ofrenda que es Cristo está en
curso permanentemente en la Eucaristía.
O sea que Cristo se inmoló una vez pero el consumo de
su sangre y de su cuerpo continúa permanentemente. Por eso es un error decir que en cada misa Cristo es
sacrificado, porque Cristo fue sacrificado una vez y para siempre en el
calvario. Lo que sucede cada vez es la
recreación de esa materia para ser consumida. Significa más
específicamente que el único sacrificio
del Calvario de Cristo se hace presente en forma resucitada y viviente, durante
la Eucaristía y en forma permanente. Esto es una contestación a lo que
dicen los protestantes que los
católicos matan a Cristo una y otra vez en la misa. La materia a
consumir en cada eucaristía sucede mediante la transubstanciación milagrosa qué
hacen los sacerdotes ordenados de las especies de pan y vino.
QUÉ
ES LA TRANSUBSTANCIACIÓN
La transubstanciación es la transformación de las
especies de pan y vino en la sangre y el cuerpo de Cristo, cuando son
consagrados por un sacerdote auténticamente ordenado, en la santa misa.
Subsiste la apariencia de pan y vino pero realmente existe el cuerpo y
la sangre de
Jesucristo, en cada partícula de las especies consagradas. Esta transformación
es sostenida por la Iglesia Católica y
las Iglesias Ortodoxas, no así por la mayoría de los protestantes y
evangélicos.
Católicos y Ortodoxos dicen que en cada partícula
de la hostia y el vino consagrado está verdaderamente Cristo presente con su
cuerpo y con su sangre, y no se trata de un símbolo ni algo figurativo; es
Cristo en realidad.
Los católicos hablan de transubstanciación y de presencia real del cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de
Nuestro Señor. Y los ortodoxos engloban
todo esto en la palabra misterio, y para ello usan secundariamente las
palabras de transmutación, transubstanciación, conversión, transformación. Este
proceso y la argumentación correspondiente, en el caso de la Iglesia Católica, se puede leer en los numerales
1373 a 1377 del Catecismo. Hay un misterioso momento en que
el sacerdote ordenado realiza la transubstanciación, y qué es importante
saberlo para comprender la dinámica de las palabras de la consagración en la
misa.
¿EN
QUÉ MOMENTO SUCEDE LA CONSAGRACIÓN Y LA TRANSUBSTANCIACIÓN?
El momento más misterioso de la misa es cuando el sacerdote consagra el
pan y el vino y se transforman súbitamente; se transubstancian. Esto sucede en la Plegaria
Eucarística. Wikipedia lo define de esta forma
Los partidarios de la Transubstanciación
creen que la sustancia del pan cambia, por un milagro y por las palabras de la
consagración que pronuncia el sacerdote.
Y se convierte en la sustancia del cuerpo de Cristo, el pan ya no
tiene lo que lo hacía pan, ahora es el cuerpo de Cristo. De
igual manera pasa con el vino, pero permaneciendo
los accidentes del pan y el vino como su olor, textura,
sabor y otros elementos perceptibles. Como
la substancia es la de Cristo, cualquier
pedazo minúsculo contiene a Cristo todo entero, igualmente cualquier gota del
vino.
De este modo comiendo sólo el pan o bebiendo sólo
el vino se come o bebe el cuerpo entero de Cristo. (Ver Catecismo de la
Iglesia Católica: 1376, 1412 y 1413)
¿Cuándo ocurre exactamente la transubstanciación
durante la misa?
Se
produce cuando el sacerdote, In Persona
Christi (en la Persona de Cristo), dice las Palabras de la Institución.
La opinión común de los teólogos es que las ocho
palabras: “Este es Mi Cuerpo” y “Esta es Mi Sangre”, son por sí mismas
necesarias y suficientes para la “Forma Sacramental” de la Eucaristía.
¿Esto cambiaría si un sacerdote consagrara fuera de la Plegaria
Eucarística? De acuerdo
con el Derecho Canónico #927, está
explícitamente prohibido para un sacerdote consagrar fuera de la Celebración
Eucarística. Esto significa que es posible que se produzca la
Transubstanciación, pero sería un grave
pecado. ¿Por qué enseña la Iglesia que se produce en ese momento? Simplemente
porque es conocido por la tradición.
Eso es lo que enseñaron los apóstoles y eso es lo que la Iglesia
Católica cree. ¿Cómo se
produce la transubstanciación?
El cambio de la Transubstanciación es instantáneo.
No es gradual.
Es decir, la
presencia de Cristo no pasa del 0% y lentamente llega al 100% durante las palabras
de la Institución. En la Transubstanciación, cada elemento se cambia en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Es decir, el pan cambia
completamente en el Cuerpo y la Sangre. Del
mismo modo el vino cambia en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El pan no
cambia en el Cuerpo por sí solo y el vino en la Sangre por sí sola. (Ver: Trento, sesión 13 c 3.. , Suma Teológica Q76.2
, y los artículos de la Presencia
Real y la Comunión
bajo las Dos Especies ) La “Presencia de Cristo dura todo el tiempo que subsistan
las Especies Eucarísticas”.
Una vez transubstanciados el Cuerpo y la Sangre son
el Cuerpo y la Sangre, siempre que existan, hasta su destrucción por el consumo
o descomposición.
¿POR QUÉ LA TRANSUBSTANCIACIÓN OCURRE EN ESE
MOMENTO Y NO EN OTRO?
El #1376 del
catecismo de la Iglesia católica afirma que esto es porque Cristo dijo en la última cena, que lo que
ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo.
CÓMO
CONTESTAR LAS CRÍTICAS DE LOS PROTESTANTES
La mayoría de los protestantes niegan la
transubstanciación diciendo qué se trata de un simbolismo del cuerpo y la
sangre de Cristo.
Obviamente que ellos no lo pueden replicar en su servicios religiosos,
porque no tienen órdenes consagradas válidas que hagan la consagración. Porque cuando la Reforma perdieron el Sacramento de
las Órdenes Sagradas y por tanto no pueden completar la
transubstanciación. Si un pastor
repitiera las fórmulas católicas que se dicen en misa, las especies
seguirían siendo pan y vino, no habría ningún cambio en ellas. Pero en ninguna parte del nuevo testamento dice
que la Eucaristía es sólo simbólica, y esto tendrían que evaluar lo
especialmente los protestantes porque son los propulsores de la sola scriptura.
Y es más si echamos un vistazo a lo que dice la escritura veremos lo contrario.
Tomemos a
San Pablo, “La copa de
bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el
pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos,
pues todos participamos de un solo pan”.
(1 Corintios 10: 16-17)
En este
pasaje queda claro que San Pablo dice
que el pan es el cuerpo de Cristo y el vino es la sangre de Cristo, y no sólo
símbolos de ellos.
Y además
continúa diciendo San Pablo, “Porque yo recibí del Señor lo que os he
transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y
después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por
vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo también la copa después de
cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas
veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» Pues cada vez que coméis este pan
y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto,
quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y
de la Sangre del Señor. Examínese,
pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe
sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo”. (1
Corintios 11: 23-29)
Cuando San Pablo expresa que Jesucristo dijo este
es mi cuerpo y esta es mi sangre, no puede leerse que dijo esto representa mi
cuerpo y representa mi sangre.
Además Jesús
se presentó en los evangelios como “Yo soy el pan de vida el que viene a mí nunca tendrá hambre y el que
cree en mí nunca tendrá sed”. Este discernimiento de los católicos de qué están comiendo la carne y
bebiendo la sangre de Jesús en la Eucaristía, introduce el concepto de
la recepción digna o indigna de la eucaristía, que no lo tienen los protestantes
porque simplemente no tienen eucaristía.
CÓMO
RECIBIR LA EUCARISTÍA DIGNAMENTE
En la iglesia primitiva los primeros cristianos hacían la fracción del pan y del vino todos los
días. Pero con el tiempo fue creciendo
la noción de consumir el cuerpo y la sangre de Jesucristo dignamente. Y
ya en la Edad Media se consumía
mensualmente, porque suponían que la Eucaristía era un momento muy
especial y que la persona debería estar preparada. Es más, si la persona consumía la Eucaristía con
menos frecuencia a la mensual, se asumía que la estaba consumiendo
indignamente. Incluso se comenta que el primer arzobispo protestante de
Canterbury impuso la práctica de comulgar en cada servicio y los fieles pagaban a alguna persona para que
recibiera la comunión por ellos, para no contravenir el criterio del
consumo mensual. Poco a poco el
criterio fue cambiando nuevamente hacia la práctica de los primeros cristianos
y un punto de inflexión fue cuando el papa Pío décimo alentó la comunión
frecuente en Sacra
Tridentina, a principios del siglo XX.
Y
puso énfasis en la intención diciendo:
“La intención correcta consiste en esto: que el que
se acerca a la Sagrada Mesa lo haga, no por rutina, vanagloria o respeto
humano, sino que desea agradar a Dios, estar más unido a Él por la caridad, y
recurrir a este remedio divino para sus debilidades y defectos”.
Y
agregó además:
“Hay que tener cuidado de que la Sagrada
Comunión sea precedida de una cuidadosa preparación, seguida de una apropiada
acción de gracias, de acuerdo con las fuerzas, circunstancias y deberes
de cada uno”.
Y esto lo
podemos operacionalizar en 5 puntos.
Debes tener fe en la verdadera
presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Necesitas no estar en pecado mortal y estar confesado para recibir
la Eucaristía. Debes tener conciencia
del momento especial de la eucaristía y no tomarla en forma rutinaria. Debes prepararte para tomarla mediante
oración y alejamiento de las distracciones. Debieras hacer un momento de Acción de Gracias al Señor luego de
tomar la comunión.
Fuentes:
- https://catholicsarechristian.blog/2018/06/04/holy-communion-real-or-symbolic/
- http://thosecatholicmen.com/articles/how-to-receive-the-eucharist-worthily/
- http://catholicexchange.com/extraordinary-gift-communion
- http://catholicexchange.com/st-gregory-nyssas-amazing-explanation-eucharist
- http://christianity.stackexchange.com/questions/14256/when-does-the-bread-and-wine-become-body-and-blood
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