César Truqui, uno de los cuatro
exorcistas de la diócesis de Chur, explica su misión.
César
Truqui es uno de los cuatro exorcistas
que hay en la diócesis suiza de Chur, que tiene casi 2 millones de habitantes,
de los que 700.000 son católicos, algo más de un tercio de la población total.
Es además un sacerdote muy activo y participa en los distintos cursos y
conferencias sobre la influencia del demonio y sobre los exorcismos.
Él afirma
ser muy feliz con su vocación, y con este ministerio, e intenta alejar la
imagen que el cine y la cultura popular muestra acerca del exorcista. En una
entrevista en el semanario Credere habla
con naturalidad de su servicio afirmando que “ser exorcista significa ejercer un ministerio de
misericordia. Es otra forma de acercarse a
las personas que sufren, ya que estamos llamados a ejercer como sacerdotes en
las muchas situaciones en las que se manifiesta la fragilidad humana”.
"NO
VEO AL DIABLO EN TODAS PARTES"
El padre
Truqui es discípulo del padre Amorth,
que le presentó este ministerio cuando estudiaba en Roma en la Universidad
Regina Apostolorum. Y siguiendo desmontando algunas creencias populares
confiesa que “no veo al diablo en todas partes. Creo en su existencia, pero no
abarca todo, ni siquiera en la vida de un exorcista”.
“La gente piensa que somos una
especie de magos con poder para liberarlos al instante de los males que
les aquejan, pero no es así, nunca es así”, agrega.
Este
sacerdote de origen mexicano está destinado en Samedan, un pueblo cercano a la
conocida localidad turística de Saint Moritz, donde está a cargo de la misión italiana, que está conformada por unos
3.000 italianos y 2.000 portugueses.
“Me pareció importante aceptar el desafío de vivir y proclamar el Evangelio en un contexto en el
que la secularización está más avanzada que en otros países europeos. En
este país donde el nivel de vida es muy alto las personas tienen sed de hablar
de Dios, incluso en contextos donde menos lo esperas”, explica el religioso.
ASÍ
ES SU LABOR COMO EXORCISTA EN CHUR
Por
tanto, la de exorcista es sólo una parte de la misión que ejerce en Suiza. Las
personas de habla italiana llegan o son enviadas a su despacho por la diócesis
en busca de ayuda contra el Maligno. Al
ser muy extensa y también heterogénea, en esta diócesis hay cuatro exorcistas.
Según
explica, por lo general su labor de
exorcista se concentra durante los fines de semana pues son los días en
la que los pacientes, afectados o los familiares que los acompañan tienen la
disponibilidad necesaria al no ser días laborables.
RECIBE
UNA MEDIA DE UN CASO A LA SEMANA
Durante
los últimos cinco años, el padre Truqui
ha recibido un promedio de un caso semanal, aunque asegura que rara vez
se ha encontrado con una verdadera influencia maligna y que nunca se ha
enfrentado a un caso genuino de posesión. “Incluso
el padre Amorth –afirma este sacerdote- que realizó miles de exorcismos se enfrentó a muy pocos casos que cumplían
los criterios para el reconocimiento de la posesión tal y como la define
la Iglesia Católica”.
En base a
su experiencia, este exorcista asegura que hay “gente
que prefiere pensar que está bajo la acción del diablo en vez de mirar en su propio corazón y asumir la responsabilidad de lo
que está mal en su vida”.
Cuenta
ejemplos como padres que acuden a él porque sus hijos adolescentes se rebelaban
contra las reglas familiares, tal y como ocurre habitualmente en esta edad. O
como acuden también mujeres jóvenes que no consiguen tener una relación estable
y que acaban acudiendo adivinos, brujos
o al tarot abriendo así una ventana real al diablo, que no duda en
aprovecharse a través de las debilidades humanas.
UN
MINISTERIO "PARTICULARMENTE DELICADO"
A
continuación buscan a un exorcista como “un
mago bueno” que los libera de este “mal”. Por
ello, cree que todavía hoy hay mucha
confusión con el ministerio del exorcista, que es “particularmente
delicado”.
A tenor
de estos años en los que lleva ejerciendo este ministerio, “algunas veces la gente sólo necesita hablar sobre sus
problemas y dudas, y después de una
buena confesión regresar a casa aliviado”. Pero en otras
ocasiones existen problemas físicos y psicológicos para los que es necesario
otros especialistas adecuados, y no un exorcista.
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