La República
Universal: un viejo sueño de las sectas anticatólicas.
Por: P. Nelson Medina OP | Fuente: fraynelson.com
Por: P. Nelson Medina OP | Fuente: fraynelson.com
PREGUNTA:
Padre Nelson, en varios de sus videos le he
escuchado hablar del Nuevo Orden Mundial. ¿Esa expresión a qué se refiere
concretamente? Aunque no entiendo mucho sí me llama la atención que en muchos países se están dando los mismos combates y están tratando de
introducir las mismas leyes. Es como si una fuerza oscura estuviera detrás de
todo esto... pero una fuerza con alcance muy grande. ¿A eso se refiere usted?
Dios lo cuide y lo bendiga. -- F.R.T.
RESPUESTA:
Básicamente lo que tú has descrito va al centro
del problema: fuerzas oscuras de alcance global, tratando de imponer nuevas
leyes, modos de vida, formas de educación de los niños. Fuerzas que además son
hostiles a la Iglesia Católica en todas partes. un buen artículo de
Catholic.net nos da otros datos importantes.
La República Universal: un
viejo sueño de las sectas anticatólicas. - En las reiteradas condenas
que la Santa Iglesia ha venido haciendo a la masonería y demás sociedades
secretas, un punto candente ha sido el problema de la República
Universal.(Humanum Genus)
Ésta se presenta como contraste de sombra a lo
que llegó a ser el florecimiento de un orden cristiano que no llegó a madurar: la Cristiandad medieval.
La República Universal quiere fundir en un todo
igualitario y anticristiano al mundo entero. Quiere forzar a los pueblos a
mezclarse como en una gran licuadora para formar un pueblo universal que no
reconozca naciones ni particularidades propias de sus psicologías, vocaciones y
familia de almas. Sin fibra ni osamenta, el hombre microfracturado y amorfo
tampoco tendrá religión. La República Universal quiere, por tanto, la
desaparición de las religiones y el surgimiento de un sentimiento individual y
colectivo de "lo divino" a la
suerte de la pseudo-moral laica y descompuesta de fines de milenio. Esta masa
idiotizada tampoco tiene ideales ni sentido trascendente. Es inmediatista,
ansiosa, moralmente liberal, pragmática e indiferente al acontecer mundial. En
todo será, en esencia y última consecuencia, anticristiana.
Para ello los propulsores de esta República
Universal requieren crear un gobierno mundial. El intento de globalización –
camino intrínseco a la república universal – produce este estado de cosas
evidente hasta el observador más hedonista y egoísta.
Comparación dramática de lo que la Iglesia, en
palabras de San Pío X, en la encíclica Fermo proposito, nos enseña sobre la
civilización, que "es tanto más verdadera, más
durable, más fecunda en frutos preciosos cuanto más puramente cristiana; tanto
más decadente, para gran desgracia de la sociedad, cuanto más se substrae al
ideal cristiano, por eso, por la fuerza intrínseca de las cosas, la Iglesia se
convierta también de hecho en la guardiana y protectora de la civilización
cristiana".
¿QUÉ EXIGE EL CUMPLIMIENTO
DE LA REPÚBLICA UNIVERSAL?
La destrucción de un orden cristiano – Orden por
excelencia en cuanto se fundamenta en el Bien y la Verdad en sí mismas –
requiere la imposición de aspectos de mal y desorden metafísicos esenciales.
A fin de exaltar el orgullo destructor y de paso
eliminar cualquier Verdad suprema que rija a los hombres más allá de sus
pasiones, necesita establecer en los corazones la igualdad entre los hombres y
Dios. Así lo afirman sus teorías panteístas y esotéricas. Y para quienes no
quieren sostener la ridiculez de hombres iguales a Dios, les propone el ateísmo
y el laicismo que niegan a Dios o proponen vivir como si Dios no existiese. Sin
Dios no hay fundamento personal y social sostenible. Prevalecerán, sin este
Pilar, los principios liberales de los enemigos de la Iglesia y el bien común.
Consecuencia de lo anterior, requerirán asimismo
de la igualdad en la esfera eclesiástica. Toda autoridad se vuelve una carga
insoportable para el hombre orgulloso y autosuficiente. Si apenas tolera las
limitaciones necesarias de vivir en sociedad, la jerarquía eclesiástica,
reflejo del orden dispuesto por Dios para toda la Creación, se torna insufrible
y anti-igualitaria.
Trasladados al campo social, estos principios
implicarán la destrucción de lo que antes fueron sus promesas y necesidades "libertarias". Primero exigieron la
libertad religiosa y atacaron a la Iglesia por proclamarse única poseedora de
la Verdad, a modo de Su Divino Fundador que sostiene "Yo
soy el camino, la Verdad y la Vida". Su anticlericalismo demandaba
respeto por la diversidad de creencias y hasta de las supersticiones. Ahora
requieren de la igualdad entre las diversas religiones. Sostener una verdad es
diferenciarse y produce enfrentamientos. Hoy quieren la supresión de la
diversidad religiosa en pro de una religión universal, una híbrido de Nueva Era
y Carta de la Tierra de la ONU que se imponga por sobre las religiones
particulares.
Del mismo modo primero exaltaron el patriotismo,
exigieron el derecho a la independencia y al establecimiento de nuevas naciones
y gobiernos. Hoy exige la eliminación de diferencia entre el gobernante y los
gobernados. La masa se hace obedecer. Pero más allá del exclusivismo de esta
parodia de democracia como única forma legítima de gobierno, hoy se quiere la
eliminación de las fronteras y del sano patriotismo. En cierto modo, el
concepto de soberanía nacional es un reflejo del derecho de propiedad afirmado
en los mandamientos de Dios. Sin soberanía no hay más posibilidad que un solo
gobierno en el mundo, que lo domine y sofoque todo. Ésta es la igualdad en la
esfera política nacional e internacional que persiguen los enemigos de la
Cristiandad.
Necesitando adormecer las legítimas aspiraciones
de las personas, frutos de las distintas capacidades humanas, este proceso que
conduce a la República Universal quiere suprimir toda diferencia y jerarquía.
Las modas, la educación, el valor del trabajo, etc. todo es anónimo, plano e
igualitario. Se trata, entonces, de suprimir toda estructura de la sociedad.
Esto implica la ya evidente y progresiva
abolición de los cuerpos intermedios, instituciones típicamente cristianas.
Entre el Estado y el individuo dejan de existir organismos que medien y que
satisfacen sus necesidades inmediatas. Todos los individuos quedan aislados en
idéntica igualdad ante el Estado omnipotente. Dejan de existir gremios,
asociaciones, agrupaciones y sociedades que intermedien unas con otras
ascendiendo en jerarquía hasta las más altas esferas, sin cambios traumáticos.
Para la República Universal la familia se encuentra en la mira prioritaria a
destruir, pero mientras no consiga abolirla, intentará desprestigiarla,
rebajarla y mutilarla tanto como tenga medios a mano.
El católico tiene el imperativo procurar el
Reino de Dios en la Tierra. En cuanto católico tiene el derecho y el deber de
extender los sagrados principios enseñados por la Santa Iglesia a todos y cada
uno de sus campos de acción.
Resaltamos como proféticas las palabras del Papa
beato Juan XXIII: "Nos os decimos, además, que
en esta hora terrible en el que el espíritu del mal busca todos los medios para
destruir el Reino de Dios, debéis poner en acción todas las energías para
defenderlo, si queréis evitar a vuestra ciudad ruinas inmensamente mayores que
las acumuladas por el terremoto de cincuenta años atrás. ¡Cuánto más difícil
sería entonces el resurgimiento de las almas, una vez que hubiesen sido separadas
de la Iglesia o sometidas como esclavas a las falsas ideologías de nuestro
tiempo!" (Radiomensaje del 28.XII.1958, a la población de Messina,
en el 50º aniversario del terremoto que destruyó esa ciudad – in "L’Osservatore Romano", edición
semanal en lengua francesa del 23.I.1959)
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