El fundador y líder
de la secta MISA (Movimiento para la
Integración en el Espiritual Absoluto), el maestro de yoga rumano
Gregorian Bivolaru, vuelve a estar entre
los fugitivos más buscados del continente europeo según aparece en la
página web de Europol.
Si en 2016 Bivolaru fue uno de
los criminales que inauguraron la web recién estrenada de los cuerpos de
policía de toda la Unión Europea, tal como publicamos en InfoRIES, ahora lleva unos meses
por indicación de Finlandia. Según Europol, el gurú no se ha presentado ante los tribunales.
DELITOS DE LOS QUE ES ACUSADO
Sobre Gregorian Bivolaru (de
quien se indica también su nombre falso Magnus Aurolsson) pesan siete acusaciones de delitos, según la
web de Europol. Todas ellas son relativas al tráfico agravado de seres humanos y abusos sexuales entre los años
2006 y 2011, y han sido planteadas por Finlandia y Francia.
El origen de esta nueva
búsqueda policial del líder del MISA está en la libertad condicional que se le otorgó
en septiembre de 2017. Al comunicar esta noticia, la secta indicó que durante
su detención Bivolaru continuó escribiendo libros y artículos, preparando
conferencias y respondiendo a los cientos de mensajes de sus adeptos.
No sólo eso, sino que en la prisión de Bistitra, donde permaneció 14
meses, “ha
tenido muchas revelaciones que se materializarán en el futuro cercano en
nuevas iniciaciones, nuevos proyectos espirituales de gran alcance que se
ofrecerán uno por uno”.
Bivolaru había sido detenido
en Francia en febrero de 2016 (pues llevaba huido de Rumanía desde 2004),
y unos meses después la Justicia francesa ordenó su extradición a Rumanía con el fin de cumplir
una condena de seis años de prisión por
tener relaciones sexuales con una menor de edad.
CONFIRMÓ SUS MENTIRAS
ANTERIORES
La motivación para darle la libertad
condicional se basa en que el líder sectario admitió el cargo por el que había sido condenado a la cárcel, es
decir, los abusos sexuales a menores. De hecho, prometió no volver a tratar con
personas menores de 18 años. Así, reconoció lo que había negado hasta el
momento.
Mucho más sorprendente fue la noticia de que Suecia, que en 2005 había concedido asilo político a Bivolaru –que
siempre ha asegurado ser víctima de una conspiración y de persecución por sus
creencias–, le concedió una pensión de
7.863 coronas mensuales a su salida de prisión (unos 767 euros). De
hecho, fue visitado en la cárcel por diplomáticos suecos.
En su status de libertad
condicional, Gregorian Bivolaru podía viajar al extranjero previo aviso a la
Policía rumana. Sin embargo, al poco de
salir de la cárcel se ha perdido su rastro, y nadie sabe dónde está. Por
eso Finlandia emitió enseguida una orden de arresto, que es la publicada por
Europol.
SEXO CON MENORES… Y PELÍCULAS
PORNOGRÁFICAS
Tal como han revelado algunos
medios de comunicación, dentro de las creencias del grupo su líder, con 66 años
ahora, sostenía que debía tener sexo
con mil vírgenes a fin de alcanzar un estado espiritual superior. Así
ofrecía a menores de edad tener relaciones sexuales con él a cambio de alcanzar
la iluminación.
Una de sus víctimas, Agnes Arabela Marques, que hoy reside
en Portugal y que tuvo relaciones
sexuales con Bivolaru a los 15 años, afirma que en el apartamento de
Bivolaru había constantemente menores
de edad que pasaban allí unos días o unas semanas para mantener sexo con el
gurú. De esa manera Bivolaru se aseguraba mantener vivo su deseo sexual.
Marques ha escrito el libro A adepta con su testimonio.
Además, hay importantes nexos
entre el MISA, sus instructores y la producción y distribución de películas pornográficas. Se filmaban en
el contexto de los campamentos anuales que la secta organiza en Costinesti
(Rumanía). Campamentos a los cuales las
mujeres deben enviar primero una foto en traje de baño o ropa interior
(supuestamente para que Bivolaru les vea “el aura”)
y además concurrir con exámenes de VIH y sífilis actuales.
En ese contexto de los
campamentos las mujeres eran filmadas mientras realizaban la llamada “prueba secreta”. Ésta consistía en masturbarse hasta alcanzar el “orgasmo
urinario”. Estos videos le
serían luego llevados a Bivolaru, pero terminaban siendo distribuidos en el
mercado del cine porno. Con esto facturaban millones, evadían impuestos… y lo
más duro: muchas mujeres, sin saberlo a priori, terminaron expuestas en varias películas
pornográficas.
Secretaría RIES
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