Un escalofriante episodio, en
el que estuvo involucrado un pequeño de
apenas 9 años, ocurrido el pasado 28 de noviembre por la noche en las
rutas de la provincia argentina de Santa Fe, está siendo investigado, tal como
leemos en El Litoral.
Según informaron fuentes
oficiales, una patrulla de la Policía de la Agencia de Seguridad Vial que
realizaba un control preventivo de rutina en el cruce de la Autovía 19 y la
ruta nacional 34, en jurisdicción de la localidad de Angélica, interceptó cerca
de las 20 horas el paso de una camioneta VW Amarok. En el vehículo viajaban dos jóvenes, que llevaban con ellos a un
menor de edad.
Ante las consultas de los
uniformados, los mayores señalaron que eran
sacerdotes umbanda, que eran cordobeses –domiciliados en la capital de
la provincia mediterránea–, y que llevaban
al niño para realizarle “un ritual de sanación”. También reconocieron que no los unía ningún tipo
de vínculo familiar, pero que la madre
del pequeño se lo había entregado para que lo sanaran.
NO LO BUSCABAN
Ante semejante situación, los
policías consultaron a la Central 911 para descartar un posible pedido de
paradero del niño. Aparentemente, el
niño no estaba siendo buscado, pero de igual manera se comunicaron con
autoridades de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia con sede en
Rafaela (cabecera del departamento de Castellanos), a fin de consultar al
equipo interdisciplinario sobre las medidas a adoptar en este caso y para prevenir riesgos que pudiera correr el menor
de edad.
La subsecretaria de la Niñez, Lorena Adorati, dispuso que el menor fuera
separado de los hombres y alojado en compañía del personal de ese organismo. “Quisimos contactar con la madre y no se pudo; estaban a
la vera de la ruta y no nos pareció un lugar seguro para el menor”, contó Adorati, que manifestó que se le dio
intervención al equipo interdisciplinario para solucionar el problema.
“Pensamos
en conjunto con psicólogos, trabajadores sociales y abogados, y nos parecía que
lo mejor era sacar al niño de esa
escena y esperar que se presenten los padres”, dijo, confirmando que el niño
estaba en perfecto estado de salud y ánimo, tal como leemos en La Opinión.
Se dispuso entonces el
traslado del niño al hospital rafaelino Dr. Jaime Ferré, donde fue revisado y
asistido en custodia de una acompañante terapéutica perteneciente al mencionado
organismo. Según pudo saberse, el menor permanecía en el centro público de
salud, esperando a que su madre lo busque. La mujer habría sido contactada
telefónicamente.
RIESGO DE PERSUASIÓN
COERCITIVA
La noticia conmocionó a la
región. A raíz de este caso, en el medio argentino Rebeldes
Sin Siesta conversaron con Pablo
Salum, integrante de la Red LibreMentes de Lucha contra el Accionar de las
Sectas. Cuando era niño, Pablo fue víctima de una de estas organizaciones, y
actualmente trabaja en pos de evitar que más personas caigan en esa situación.
“Estas
organizaciones suelen captar a gente vulnerable o que está bajo un estado de
ignorancia. A través de las técnicas de
persuasión coercitiva o de sometimiento mental, hacen que las personas pierdan
la racionalidad y la capacidad de crítica. Les reforman la manera de
pensar, de creer y de vivir las emociones. Las personas pasan a tener una
especie de infantilización
producto de estas técnicas, y creen ciegamente lo que les dicen”, indicó Salum.
“Les
hacen creer que tienen poderes
curativos, que a través de los rituales
se comunican con gente del más allá o que con personas que han fallecido, o que
tienen la capacidad de causar la muerte de una persona o abrirles camino”, agregó.
Para Salum, “lo peor de todo
esto es que los adultos que son captados llevan a sus hijos y los obligan a
pertenecer y a formar parte de estos rituales, que producen terribles
daños psicológicos e incluso daños físicos severos: he visto casos de
quemaduras muy graves. Hay grupos que han abusado sexualmente de niños y los
han sacrificado, como el caso de Ramoncito en Corrientes y el caso de Santiago del Estero que se conoció
antes de ayer”.
“Hay
organizaciones coercitivas que someten a sus adeptos, que los obligan a hacer
cosas en contra de su voluntad, les dicen que si no aceptan las reglas no van a
ir al paraíso, los excluyen, los obligan a cortar vínculos familiares, los
inducen al suicidio o a cometer asesinatos. Hay personas que quedan internadas
con graves brotes psicóticos“, enumeró, y añadió que “la problemática es muy grave y hay un desamparo total de parte del
Estado”.
EL NEGOCIO DE LAS “SOLUCIONES
MÁGICAS”
Salum señaló que “en las últimas décadas, estas organizaciones se han metido de lleno en la sanidad, donde
hay millones de personas vulnerables. Entran a los hospitales a captar
gente que está destruida y es muy fácil de convencer. Les prometen soluciones
mágicas para enfermedades graves. Muchas
personas abandonan los tratamientos médicos porque estas organizaciones
les prohíben seguir yendo a los hospitales y tomar medicación y terminan
muriendo o suicidándose. El entorno lo relaciona con la depresión, pero no ve
la causa de fondo de la situación”.
“Las
soluciones mágicas no existen. Una persona que ya tiene problemas de salud y
abandona el tratamiento médico y corta los vínculos con sus seres queridos, probablemente termine muriendo”, advirtió y refirió a un caso
muy reciente: “Es lo que pasó con la modelo
Rocío Gancedo: ¿Nadie se da cuenta que fue captada? Nosotros lo dijimos hace
varios años”, inquirió.
LA INACCIÓN DEL ESTADO
“El
Estado no controla a estos grupos terribles: cualquier criminal se camufla detrás de estas organizaciones porque
tienen beneficios: por ejemplo, beneficios fiscales, y también la
posibilidad de ampararse detrás de la libertad de culto para obtener impunidad
y vulnerar los derechos humanos y, en particular, los derechos del niño”, sostuvo el entrevistado.
Salum recordó que la red que integra
consiguió en 2011 la primera ley en el país que contempla la asistencia a
víctimas de organizaciones coercitivas, pero no existe una ley que prevenga y
sancione el accionar de las mismas. “Es más, el
gobierno actual quiere aprobar una ley que les da aún más beneficios a estas
sectas. No se hace un solo control y por eso pueden operar en el narcotráfico y en la trata de personas e
incluso hay una mafia criminal que opera en los cementerios y comercializan
restos humanos”, denunció.
LA NECESIDAD DE PROTEGER A LOS
MENORES
“En
el día de ayer me comuniqué con la Dirección de Asistencia a Víctimas de la
provincia de Córdoba y me confirmaron que al enterarse del caso comenzaron a
articular medidas para proteger al niño. Es un niño cordobés, que va a volver a
Córdoba y debe ser protegido por las autoridades”, expresó Salum.
Además, explicó que si la
madre les hubiera extendido algún tipo de autorización a los pastores, la
Policía de Seguridad Vial no podría haber hecho nada para retener al menor. “Hay que felicitar a los agentes y a las autoridades por
cómo actuaron para proteger a este niño, realmente es digno de destacar. Muy poca gente se preocupa por esta
problemática”, opinó al
respecto.
“Estamos
tratando de proteger a los niños. Con los adultos no podemos hacer nada, porque
se amparan detrás de la libertad de culto. La misma ley no contempla la
coerción psicológica ni el modo de operar de estas organizaciones como un
delito, entonces contra los padres no podemos hacer nada. Pero un niño que
presencia cómo torturan y destrozan a un animal frente a sus ojos, y luego le
tiran la sangre encima, jamás puede quedar bien psicológicamente”, afirmó en la entrevista.
Puso como ejemplo también a
los testigos de Jehová, “que tienen prácticas terribles en las que se vulnera la
salud y se pone en riesgo la vida de los niños. Si no actúa la Justicia
para proteger a los menores, los dejan morir. En muchos casos, los jueces han
debido intervenir a pedido de los médicos porque los padres se negaban a
autorizar una transfusión de sangre para salvar la vida de sus hijos”, precisó.
Salum sostuvo que “todos estamos a favor de que cada uno pueda creer en lo
que quiera, pero siempre y cuando no se vulneren los derechos de las personas y
en especial de los niños”.
EXPERIENCIA EN CARNE PROPIA
“Lucho
porque fui víctima, porque logré sobrevivir, porque no me resigno a perder a mi
familia. Hace más de 25 años que no veo ni a mi mamá ni a mis hermanos a causa
de una de estas organizaciones. Hay
políticos dentro de estas organizaciones y hay otros que sacan mucho dinero
garantizando su impunidad”, manifestó el entrevistado.
Por último, dijo estar cansado
de las amenazas de muerte que recibe por su trabajo: “Vivo para intentar lograr justicia y para que otros niños no pasen lo
que yo pasé cuando era chico. Me frustro mucho cuando me entero de estos casos
terribles y la sociedad no entiende y no se involucra. Aprendí a dejar el odio
atrás porque lo único que realmente te
mueve hacia adelante es el amor. No pierdo las esperanzas de cambiar las
cosas”, concluyó.
Secretaría RIES
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