Cuando les pinchas para
sacarles sangre, los bebés arrugan sus caras, dan patadas, aprietan los puños,
encogen los dedos de los pies, arquean la espalda y tratan de escabullirse o
golpear a la persona que les está molestando. Sólo tienen que preguntarle a las
enfermeras.
Robin Pierucci – 31/01/18 11:22 PM
Cómo neonatóloga, tengo una
visión desde dentro de la ciencia que está detrás de la Ley de protección del
niño no nacido con capacidad para el dolor, que el Senado va a votar esta
semana (*). Esta ley prevendría abortos de niños no nacidos después de la
vigésima semana de gestación, justo un poco más pequeños que los bebés que yo
trato normalmente. Dejando a un lado la discusión médica sobre la ética del
aborto en este momento, los bebés que están casi al límite de ser viables
sienten dolor. Estas son las razones por las que yo lo sé.
PUEDES HACER ENFADAR A UN
PREMATURO
En la unidad de cuidados
intensivos neonatales, he visto niños prematuros al borde de la viabilidad
(23-24 semanas de gestación) reaccionar a los procedimientos dolorosos o
incómodos todos los días. Por ejemplo, cuando les pinchas para sacarles sangre,
los bebés arrugan sus caras, dan patadas, aprietan los puños, encogen los dedos
de los pies, arquean la espalda y tratan de escabullirse o golpear a la persona
que les está molestando. Sólo tienen que preguntarle a las enfermeras.
Las respuestas fisiológicas
medibles a los estímulos dañinos pueden incluir ritmos respiratorios y
cardíacos elevados. Algunos bebés incluso dejan de respirar y se ponen tan
azules como cualquier niño pequeño en plena pataleta. He visto ambos casos.
Tanto si son niños nacidos a tèrmino o extremadamente inmaduros, aunque ellos
no pueden hablar, los que se encuentran en la unidad de cuidados intensivos
neonatales claramente reaccionan mal a lo que los adultos sabemos que son
procedimientos dolorosos.
Algunos argumentan que todas
estas reacciones son solamente eso, meras reacciones. Después de que el
proyecto de ley fuera aprobado en el congreso en Octubre de 2017, los medios de
comunicación y los que practican abortos intentaron impugnarla basándose en una
información de un estudio de hace diez años sobre el dolor fetal. Concluía con
que el feto no puede sentir dolor antes de la semana 26 de gestación porque el
sistema nervioso central no está lo suficientemente formado.
Es cierto que el sistema
nervioso central, al igual que otros sistemas, está aún en proceso de formación
en las etapas tempranas del embarazo. A medida que el bebé no nacido madura, se
desarrollan conexiones neurológicas entre las partes del cuerpo que reciben la
información dolorosa y el cerebro, que interpreta dicha información. La consciencia,
tal como la conocemos aún no está presente, así que algunos dicen que no puede
haber un recuerdo significativo y por lo tanto no hay dolor: «un entendimiento
adecuado del dolor debe explicar el contenido conceptual de lo que constituye
la experiencia del dolor».
LA CIENCIA MÁS RECIENTE SOBRE LA PERCEPCIÓN FETAL
DEL DOLOR
Un creciente número de
investigaciones científicas demuestran que no es necesaria la maduración del
sistema nervioso central para que se perciba el dolor. En 2016 el «Journal for
Pain Research» (Revista para la investigación sobre el dolor) publicó un
resumen de diferentes estudios científicos que llegan a la conclusión de que
«una forma temprana de dolor puede aparecer a partir de la semana 15 de
gestación en adelante». Esta temprana respuesta fisiológica «es diferente al
dolor emocional que siente un feto más maduro» pero aún así es una forma física
de dolor.
De manera importante, sólo el
estrés psicológico puede causar cambios en el desarrollo a largo plazo del
cerebro del niño no nacido, que «en último caso puede tener consecuencias
neuronales adversas» para dicho niño. Por lo tanto, la anestesia fetal se
administra ahora normalmente en las cirugías llevadas a cabo en los niños no
nacidos.
Aunque «si un feto es capaz de
experimentar dolor como un sentimiento consciente y emocional no está aún
claro… no podemos negar que el sistema nervioso del feto incrementa las
respuestas protectoras contra el daño tisular». En otras palabras, sabemos que
el estímulo doloroso provoca una reacción (a veces dañina) en el bebé, incluso
si nos es imposible confirmar su naturaleza exacta ya que ellos no nos pueden
decir cómo se sienten.
Debido a mis años de
experiencia directa, tiene sentido para mi el hecho de que los fetos en estado
más avanzados de gestación experimentaran la misma reacción que los bebés
prematuros, que reciben anestesia para prevenir el dolor durante y después de
la intervención quirúrgica. Hace poco mientras esperaba el parto de un bebé de
23 semanas, pensé en qué distinguía al bebé, que es casi viable, del feto, que
casi lo es también. La respuesta: las capas celulares entre la madre y el niño.
Nuestra ley se centra en a
quién pertenecen esas capas, y qué lado es el que prevalece. Pero el bebé
humano que está en el seno de su madre en un momento dado y fuera en el
siguiente es la misma persona en ambos casos. Debido a la temprana etapa de
gestación en la que yo conozco a estos pequeños, hace impensable que se pueda
justificar el que alguien literalmente despedace a la misma persona a la que yo
intento salvar.
Robin Pieruci
Traducido
por Ana María Rodríguez, del equipo de traductores de InfoCatólica
Publicado
originalmente en The Federalist
No hay comentarios:
Publicar un comentario