En febrero de 2017, la NASA anunció el descubrimiento
de un sistema solar con planetas similares a la Tierra, y en la redes sociales
surgió la interrogante sobre cómo el eventual hallazgo de vida extraterrestre
podría cambiar el cristianismo y su visión del universo.
Según informó la NASA, el nuevo sistema solar está a 40 años luz de la
Tierra y posee siete planetas con una masa similar al nuestro. Además, tres de
estos se encuentran en una zona habitable y podrían albergar océanos de agua en
la superficie, aumentando la posibilidad de que puedan acoger vida.
Ya en el año 2012 el entonces director del Observatorio Astronómico del
Vaticano, el jesuita argentino José Gabriel Funes, afirmó que si bien hay
grandes probabilidades de que exista vida fuera del planeta Tierra, esto no
cambia la visión cristiana del universo. “No veo
ninguna dificultad para la fe católica”, aseguró.
En declaraciones a ACI Prensa, el sacerdote señaló que de haber vida
extraterrestre, “los católicos no tenemos necesidad
de cambiar nuestra visión del universo”, pues “Dios,
en su libertad, podría haber creado otras criaturas también inteligentes y
poder ser parte de la creación”.
Según el P. Funes, estos seres "se
podrían relacionar con Dios, así como lo hemos hecho nosotros" y su
existencia no estaría lidiada con la existencia de Jesucristo.
El sacerdote explicó que todo se reduce a probabilidad. Considerando que
el universo está hecho de cien mil millones de galaxias y "si dividimos las galaxias por la población mundial,
a cada uno le tocarían 14 galaxias, cada una estas galaxias están hechas de
unos cien mil millones de estrellas".
Es posible, entonces, "que cada una de
estas estrellas tengan planetas que giran alrededor de otras estrellas, como lo
hacen alrededor del Sol. Y por lo tanto, sería posible la existencia de vida en
el universo".
"Es mucho lo que sabemos, porque podemos
reconstruir la historia del universo desde los primeros instantes hasta la
formación de la tierra, de los planetas, esto no está en contradicción con la
fe. Lo que aprendemos del mensaje bíblico, y también con la reflexión
teológica. Lo que sabemos por la fe, y también por la razón, no solo por la fe,
es que Dios es el creador, un Padre bueno, que nos sostiene en el ser, en el
existir", dijo.
Dentro de este marco, recordó que el universo "existe
gracias a la voluntad de Dios, y como dice la Biblia, 'cuando al terminar de
crear vio Dios que era bueno...', también nos tiene que ayudar a nosotros
viendo la bondad del universo, mirar también con ojos de bondad en la historia
de la humanidad y también nuestra propia historia en la tierra".
"De todos modos, por ahora, no tenemos ningún
resultado. No hay ninguna evidencia de que exista vida fuera de la Tierra. Este
descubrimiento podría suceder mañana. Tal vez dentro de mil años, o tal vez
jamás suceda", y "que
alguna vez tengamos una evidencia de que haya vida, depende de la ciencia, si
no, es inútil especular", señaló.
El P. Funes se licenció en Astronomía en el año 1985, posteriormente
ingresó en la Compañía de Jesús, y después de su ordenación sacerdotal, se
doctoró en astrofísica en la Universidad de Padua, Italia. Posteriormente, los
superiores de su congregación lo destinaron como astrónomo al Observatorio
Vaticano, y en el año 2006, el Papa Benedicto XVI, lo nombró director del
organismo.
El P. Funes señaló entonces que el Observatorio "trata
de hacer de puente, un puente entre la Iglesia Católica y los científicos, en
particular los astrónomos. Es un desafío que entusiasma, que también permite
llegar a más público, porque hay temas muy interesantes, el origen del
universo, la posibilidad de vida extraterrestre".
En este sentido, explicó que la relación entre ciencia y fe ocupa un
lugar muy importante para el Santo Padre, "se
puede ver en sus homilías, en sus discursos...en particular, para el
Observatorio Vaticano y para los otros observatorios también en el mundo, 2009
fue una época muy importante, porque fue el año internacional para la
astronomía, durante ese año, el Papa (Benedicto XVI) se refirió varias veces a
la astronomía en particular, y en ese año, el Papa inauguró las nuevas
instalaciones del observatorio".
Se puede afirmar que el origen de Observatorio Vaticano, como se le
conoce hoy, se puede fijar al año 1891, cuando el Papa León XIII quiso
demostrar que la Iglesia no se opone al desarrollo científico y que, por el
contrario, promueve la ciencia de gran calidad.
Hoy en día, el Observatorio Astronómico del Vaticano se divide en dos
grupos, uno con una sede histórica en los jardines pontificios de Castel Gandolfo,
y otro en Monte Graham, Tucson, Arizona (Estados Unidos), donde los
investigadores, principalmente sacerdotes jesuitas, tienen su telescopio más
importante. Es uno de los centros astronómicos más importantes del mundo.
Redacción ACI
Prensa
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