Susana, enfermera, murió sola
y sumida en el dolor de un cáncer de pulmón por la recomendación de un gurú
para que se alejara de su familia; Lucía está desesperada porque su madre, con
un cáncer de mama potencialmente curable, ha decidido no operarse y ha abrazado
la Nueva Medicina Germánica. Son sólo dos ejemplos de cómo las pseudociencias pueden atrapar a los enfermos de cáncer.
Lo cuenta Ana Soteras en este reportaje de la agencia Efe.
EL RIESGO DE LAS “TERAPIAS
NATURALES”
En el Día Mundial contra el
Cáncer, el 4 de febrero, sociedades y organizaciones médicas, así como
asociaciones de pacientes alzan la voz ante la influencia que las pseudociencias pueden tener sobre uno de los grupos
más vulnerables: los pacientes oncológicos y sus familiares.
Hay cientos de terapias
consideradas complementarias o
alternativas cuya característica común es carecer de la suficiente
evidencia científica que pruebe su eficacia. Además, se presentan como técnicas
naturales en contraposición al uso farmacológico de la medicina convencional.
El Ministerio de Sanidad de
España, en un documento de 2011, identificó 139 técnicas en el ámbito de las terapias
naturales: desde la homeopatía, medicina naturista o reiki hasta
distintas terapias para la mente y cuerpo.
Muchas de ellas pueden resultar inocuas si se utilizan como vía de
bienestar, pero el riesgo radica en aquellas que tienen una incidencia directa
sobre la salud y se convierten en
terapias que terminan sustituyendo a los tratamientos testados por la
investigación científica.
LA REALIDAD SECTARIA
“Las pseudociencias son la puerta de entrada a
todo un mundo esotérico. Detrás se esconden grupos sectarios que van más allá de proporcionar relax y captan a
quienes están más predispuestos a creer en algo más, como los enfermos”, advierte Emilio Molina,
vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias
Pseudocientíficas (APETP).
Y menciona, en especial, a
aquellas terapias que consideran que la
enfermedad es fruto de un conflicto emocional del paciente con personas
de su entorno y le convencen para alejarse. Esta es la filosofía de la Nueva Medicina Germánica, liderada
por el condenado y ya fallecido médico alemán Ryke Geerd Hamer, y sus
derivadas: la Bioneuroemoción y la
Biodescodificación.
“Utilizan la estrategia del miedo, de la
incertidumbre y la duda. Explotan el tema emocional y el sentimiento de culpa” de los pacientes, muchos de
ellos en situación desesperada, y les ofrecen “terapias
naturales sin efectos secundarios” haciendo
que abandonen la “agresividad” de los tratamientos médicos contra el cáncer, lo
único comprobado científicamente que puede controlar el progreso de los
tumores, explica Molina.
EL CASO DE LA MADRE DE LUCÍA
Y eso le ocurrió a la madre de
Lucía (nombre ficticio para preservar la intimidad). Diagnosticada de cáncer de
mama localizado y potencialmente curable decidió no someterse a cirugía y
buscar otras alternativas relacionadas con las pseudociencias.
“Se
topó con la Nueva Medicina Germánica después de haber experimentado con dietas
extrañas, haber bebido agua de mar y ahora está tomando MMS”, comenta en referencia a una lejía industrial diluida al 28 % y
prohibida por la Agencia Española del Medicamento, un producto que algunos
grupos pseudocientíficos publicitan
como cura contra el cáncer.
“Es
imposible convencer a mi madre porque niega
estar enferma. Ellos le dijeron que ya estaba curada y que no era
necesario que se hiciera pruebas médicas. Cuando le sacas el tema, se distancia
y yo lo único que no quiero es perder la relación con ella”, se lamenta Lucía, quien teme
que cualquier día las malas noticias la sorprendan.
ESTADÍSTICAS MORTALES
Un estudio de la Universidad
estadounidense de Yale, publicado en agosto de 2017 en Journal of the National Cancer Institute,
refleja que mujeres con cáncer de mama
que optaron por la medicina alternativa aumentaron su riesgo de muerte un 470 %;
un 360 % los pacientes de cáncer colorrectal y un 150 % los de pulmón al
comparar un grupo de 281 pacientes con cánceres no metastásicos que escogieron
estas terapias pseudocientíficas frente a otros 560 que siguieron la medicina
convencional.
Desde la Sociedad Española de
Oncología Médica (SEOM), su vicepresidente, Álvaro Rodríguez-Lescure, advierte
de que estas terapias pseudocientíficas
no sirven como tratamientos alternativos ni complementarios, porque son “ineficaces”, y
existe el riesgo de que interfieran o que se abandone el tratamiento médico,
además de levantar falsas expectativas y suponer un perjuicio económico.
El también jefe de Oncología
del Hospital General Universitario de Elche (Alicante) se muestra contundente: “Es la medicina basada en la
evidencia científica la que hay que aplicar”,
aunque reconoce que ésta también tiene sus lagunas y defiende una
atención integral.
“El
oncólogo en su consulta no puede mirar a otro lado, hay que dar información
para que los pacientes nos consulten
antes de recurrir a otras vías que, además del tratamiento médico, les
ayuden en su recuperación. La mayoría son inocuas, pero hay que identificar los
riesgos”,
manifiesta
Rodríguez-Lescure.
LA IMPLANTACIÓN DE LAS
PSEUDOCIENCIAS
Experiencias, avisos y
peticiones de ayuda llegan cada día a la Asociación para Proteger al Enfermo de
Terapias Pseudocientíficas (APETP), que ha recibido más de 600 reportes a
través de su web, de los que más de la mitad advertían de determinadas
prácticas relacionadas con las pseudociencias y de aquellos que las lideraban.
Entre ellos, el caso de Susana, una
enfermera que, aconsejada por un gurú, decidió no someterse a los cuidados
paliativos para su cáncer terminal de pulmón y murió sumida en el dolor y sola,
alejada de sus seres queridos.
Pero apenas existen datos de
implantación de unos movimientos con un altavoz cada vez más potente gracias a
internet y las redes sociales pero con una mayoría de seguidores silenciosos
por miedo a la presión social.
“La
Bioneuroemoción surge en España pero pronto se desperdiga por todos los países
latinoamericanos, sobre todo al inicio en Cuba y actualmente en México y
Argentina. En Latinoamérica, quizá por un sistema sanitario con mayores
carencias en algunos lugares, los movimientos pseudoterapéuticos (muchos
importados y otros oriundos producto de su folclore) tienen mucha pegada”, comenta el vicepresidente de
APETP.
Pero apenas existen entidades
oficiales que controlen a estos movimientos. “Hasta
donde sabemos –añade–, en Estados Unidos reina el caos y no existe persecución
proactiva, mientras que en Francia y Bélgica sí existe algún organismo”.
“España
se sitúa en una posición más combativa en comparación con otros países. Al
menos no se está promoviendo de forma oficial fraudes sanitarios, como ocurre
en Suiza, Francia o Alemania”, apunta este informático, también vocal de RedUNE, movimiento de
prevención contra las derivas sectarias.
LOS MÉDICOS ESPAÑOLES,
PREOCUPADOS
Hace casi un año nació el Observatorio contra las
Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias de la
Organización Médica Colegial de España (OMC). “Queremos desenmascarar, dentro de nuestras
posibilidades, ese mundo oscurantista y fuera de ley” donde también ejercen médicos y otros
profesionales sanitarios alejándose de los códigos éticos de su profesión,
apunta el coordinador, Jerónimo Fernández Torrente.
“Se
trata de una herramienta abierta a profesionales y ciudadanos para denunciar estos engaños, para ampliar
el conocimiento de los médicos sobre este mundo pseudocientífico, para estar
alerta ante la petición de actos y cursos disfrazados de bonhomía y para enseñar
a los colegios profesionales provinciales a manejar los procedimientos de
denuncia”,
explica el
doctor.
Este órgano ha recibido ya más
de 300 comunicaciones a través de su web, tanto de afectados por las
pseudociencias, como alertas sobre la actividad de centros o profesionales, que
el Observatorio remite a las consejerías de Sanidad y ayuntamientos
correspondientes.
“Pero
también es intención presentar denuncias
expresas ante la Fiscalía contra webs que publicitan sin control todo este tipo
de pseudociencias. Estamos trabajando en la elaboración de esas
denuncias, además de en el procedimiento de cada colegio provincial para
denunciar a los médicos que ejerzan esas pseudociencias”, apunta Fernández Torrente.
UNA LEGISLACIÓN INFRAUTILIZADA
Y es que ya no es sólo cosa de
curanderos y charlatanes sin formación que lo hacen por dinero o por creerse
salvadores, sino que también hay
médicos, psicólogos o enfermeros implicados, muchos de ellos por convicción,
además de por negocio.
Existen leyes que instan a
perseguir determinadas actividades y la comercialización de productos
fraudulentos (como la ley de Profesiones Sanitarias de 2003 o el Código Penal
que establece penas para el intrusismo profesional).
“Pero
el problema es que no se están aplicando. Desde el Gobierno se lanzan balones a
las comunidades autónomas y viceversa. Mientras
no haya una condena ejemplarizante y disuasoria para terceros, aquí no va a
pasar nada”, opina la presidenta de APETP, Elena Campos-Sánchez, una doctora en
Ciencias Moleculares empeñada en desenmascarar estas prácticas.
Además, quienes desean
enfrentarse a esas redes no encuentran la vía, como le ocurre a Lucía en la
defensa de la salud de su madre: “Me siento sola y desesperada. Cuando
he buscado ayuda me han dicho que se trata de una persona mayor de edad y que
había decidido su camino. Pero no es una decisión tomada con información veraz,
la están engañando”.
CUALQUIER PACIENTE VULNERABLE,
EN LA DIANA
Las asociaciones de pacientes
pueden ser un caladero para los movimientos pseudocientíficos. “Nosotros tratamos de poner el foco donde vemos algo que
trate de atacar al paciente, intentamos defenderlo y denunciar cualquier
terapia que prometa luchar contra el cáncer”,
manifiesta Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer
(GEPAC).
“Estamos
preocupados porque desde internet, las redes sociales o los congresos que
celebran es fácil acceder a los pacientes que, en muchos casos, quieren
escuchar que algo les va a curar, les va a aliviar, pero la mayoría de las
veces esto es mentira. Día a día
nos encontramos con estas situaciones”, señala Barragán.
Situaciones que abarcan a
enfermos de cáncer y familiares de todos los estratos sociales, incluso algunas de estas terapias están más seguidas
por personas con mayor formación y recursos económicos, ya que
precisamente no son baratas. Hay personajes famosos
que reconocen públicamente ser seguidores.
“Hemos
alcanzado buenas cuotas de bienestar y es normal encontrarnos con modas o
corrientes, como los que beben agua cruda o los movimientos antivacunas”, asegura el oncólogo
Rodríguez-Lescure.
El cáncer está en el punto de mira de muchas pseudociencias, pero especialmente
los pacientes terminales y los niños, cuyos padres hacen a veces lo imposible para sanarlos. Pero también el
autismo o las enfermedades degenerativas están en la diana. Víctimas todos
ellos de una situación entre la
impotencia y la estafa.
Secretaría RIES
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