Hoy 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia
también celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que este 2018 tiene
como lema “La Vida Consagrada, encuentro con el
Amor de Dios”.
En su
discurso pronunciado el pasado 21 de enero a las religiosas contemplativas en
el Santuario de las Nazarenas en Lima, en el marco de su visita a
Perú, el Papa Francisco indicó que “la oración es
el núcleo” de la vida consagrada, especialmente de la contemplativa, y “es el modo de cultivar la experiencia de amor que
sostiene nuestra fe”.
“¡Cuánto necesitamos de la unidad de la Iglesia!
que todos sean uno. ¡Cuántos necesitamos que los bautizados sean uno, que los
consagrados sean uno, que los sacerdotes sean uno, que los obispos sean uno!
¡Hoy y siempre! Unidos en la fe. Unidos por la esperanza. Unidos por la
caridad”, expresó.
Por otro lado, en su mensaje a los sacerdotes, religiosos y consagrados durante su
visita a Colombia en septiembre de 2016, el Santo Padre afirmó que “donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los
demás, surgen vocaciones genuinas; la vida fraterna y fervorosa de la comunidad
es la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la
evangelización”.
El Sumo Pontífice dijo que la fecundidad vocacional se logra manteniendo
“una relación vital, existencial, de absoluta
necesidad; es vivir y crecer en unión íntima y fecunda con Jesús, fuente de
vida eterna”.
También señaló que la “alegría contagiosa” de
la vida consagrada “tiene que ser el primer
testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos verdaderos dispensadores de
la gracia de Dios cuando transparentamos la alegría del encuentro con Él”.
Además, Francisco los alentó a “callejear la
fe” con alegría y a recordar que, a pesar de todo, "Dios sigue llamando".
Aquí algunos datos importantes sobre aquellas personas que decidieron
consagrar sus vidas al servicio de Dios.
La vida consagrada está conformada por todos los bautizados que se
consagran a Dios a través del rito de profesión o el de consagración de
vírgenes. Estos fieles se comprometen a vivir la pobreza, castidad y
obediencia, a través de emisión de votos o promesas.
Entre las ramas de la Iglesia Católica que hacen este ofrecimiento se
encuentran los institutos de vida contemplativa (varones y mujeres en
comunidades claustrales), institutos de vida apostólica (congregaciones
religiosas masculinas y femeninas, sociedades de vida apostólica), institutos
seculares, orden de las vírgenes consagradas y nuevas formas de vida
consagrada.
Según las estadísticas de la Iglesia Católica publicadas en octubre de
2016 por la agencia vaticana Fides, hay en el mundo 1.245 obispos
pertenecientes a órdenes religiosas, 134.816 sacerdotes religiosos, 612
diáconos permanentes religiosos, 54.559 religiosos no sacerdotes y 682.729
religiosas.
Asimismo, la Iglesia cuenta con 654 miembros de institutos seculares
masculinos y 24.198 miembros de institutos seculares femeninos. Por otro lado
el número de seminaristas mayores religiosos es de 46.638 y los seminaristas
menores religiosos son 24.453.
En noviembre de 2014 el Papa Francisco, envió una carta apostólica a
todos los consagrados para señalar los objetivos del Año de la Vida Consagrada,
que se inició el 30 de noviembre del 2014 y que culminó el 2 de febrero del
2016.
El primero fue “mirar el pasado con
gratitud” para “tener viva la propia
identidad, sin cerrar los ojos a las incoherencias, fruto de las debilidades
humanas y quizás también al olvido de algunos aspectos esenciales del carisma”.
El segundo objetivo fue “vivir el presente
con pasión”, así como “el Evangelio en
plenitud y con espíritu de comunión”. Por último, el tercer objetivo es “abrazar el futuro con esperanza, sin desanimarse por
tantas dificultades que se encuentran en la vida consagrada a partir de la
crisis vocacional”.
Redacción ACI
Prensa
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