Tal vez,
te has preguntado porque la Iglesia tiene en tal alta estima a la Inmaculada
Virgen María. Tal vez, te has preguntado porque Dios ha escogido servirse de ella en la obra
redentora. Hoy, me gustaría echar una mirada al porque el diablo odia tanto a
nuestra Santísima Madre, y porque nosotros deberíamos ser sus fieles siervos.
Ella aplastará su cabeza
El
escenario es el jardín del Edén. Los personajes son Dios, la serpiente, Adán y
Eva. El diablo se regodea en su triunfo. Acaba de engañar a Eva, y a través de
ella, a Adán. Que orgulloso está de sí mismo. Casi puedes sentir su orgullo
demoniaco en la destrucción, ya que ha podido malograr la obra de la mano
creadora de Dios, y arrastrar a los seres humanos - por quien Dios tiene un
amor especial - a la muerte y la miseria.
Dios
aparece en la escena a limpiar el desorden, declarando la trágica maldición que
arrastra el pecado, pero también para proclamar el proto evangelio, un primer
vistazo al Evangelio y la condena del diablo.
Dios
comienza por dirigirse a Satanás, diciendo que se arrastrará en el suelo por el
resto de sus días. Luego revela algo que hace que Satanás tiemble de horror:su derrota final vendrá de las manos de una
mujer.
"Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia
y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el
talón". (Génesis 3,16)
Ahora los
académicos argumentan acerca de si el pronombre en la frase es o no masculino, "Su descendencia te aplastara la cabeza" -
eso es si se refiere a la Virgen María o a Jesucristo. Pero voy a contarles un
pequeño secreto: eso no importa. Verán, Jesús aplastará la cabeza de Satanás a
través de María. Ella es el
instrumento que Jesús utilizará cuando destruya a su antiguo
enemigo.
Con eso
en mente, es totalmente legítimo decir “Él
aplastará tu cabeza” tanto como es decir “Ella
aplastará tu cabeza”. Es casi como decirle a un asaltante armado, “Un paso más y te disparo” y “Un paso más y mi magnum .44 te volará la cabeza”. Ambas
afirmaciones son verdaderas.
Entonces,
¿Por qué le duele tanto al diablo que María sea quien lo derrote? ¿Porque Dios
quiso utilizar a María para derrotar a Satanás? Ahora lo explico.
Derriba del trono a los poderosos
El diablo odia, y
me refiero a que él aborrece el
hecho de que su derrota final vendrá de la mano de una sierva humilde. De
alguna forma, su corazón orgulloso puede manejar el ser derrotado por Dios
porque sabe que es Todopoderoso y Omnipotente. ¿Pero ser destrozado por una
pequeña Dama de Nazaret? La idea es sencillamente humillante. Eso lo vuelve
loco. Porque si hay algo que la creatura más orgullosa de toda la creación
odia, es ser humillada.
Satanás
encuentra que su derrota a manos de la Virgen María es tan humillante porque
ella es mujer, y las mujeres son el sexo débil (1 Pedro 3,7), y él
desprecia a los débiles. Él de verdad disfruta ver a las mujeres siendo
abusadas, degradadas y siendo vista como objetos. Eso sin mencionar que nuestra
Bendita Señora es humana, y Satanás odia a los humanos porque tenemos cuerpos y
él es puro espíritu, que desprecia los cuerpos. Pero hay otra muy profunda
razón por la que Satanás odia ser derrotado por la Virgen María: Ella es su reemplazo en el cielo.
Verás,
Lucifer fue originalmente la mejor creación de Dios. Él era más hermoso, más poderoso
que todas las otras creaturas que Dios había hecho. Y como todos sabemos, se le
subió a la cabeza. Él era tan hermoso, tan poderoso que realmente creía que
podía ser mejor que Dios. Las marcas indelebles de Satanás son el orgullo y la
envidia del Todopoderoso.
¿Y cuáles son las características que definen a
nuestra Señora? Primero y principalmente,
ella es supremamente humilde. De hecho, ella es la más humilde creatura que ha
existido. Por cada onza de orgullo que el diablo tiene, María tiene el doble de
humildad. Por cada gota llena de odio y amargura en el corazón negro de
Satanás, el Corazón de María está llena del doble de alabanza, adoración y
amor. Por cada parte de la depravada, pervertida y deformada alma del diablo,
el Corazón de María está lleno de pureza y fecundidad. Y por gracia, Dios ha
hecho de ella la más exquisita y más gloriosa creatura en el universo, el
título que el diablo solía reclamar para sí.
En todas
las formas, la Inmaculada es
totalmente opuesta a Satanás. En cada forma, ella es su reemplazo en el
Cielo, y él lo sabe. Este Divino intercambio de Satanás por María se revela en
el himno de nuestra Señora, el Magníficat:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: Su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo
había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre".
En el Magníficat, vemos el rol de María en la salvación resumida
bellamente:
·
La humildad de
María “Porque ha mirado la humillación de su esclava.
·
El maravilloso
trabajo de la gracia de Dios en ella: “Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”
·
Dios reprendiendo a
Satanás “dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos”
·
Su colocación de
María en el lugar de Satanás:” y enaltece a los humildes”
Lo peor
de todo para Satanás, su reemplazo en el cielo no es otra que la Madre de la
Palabra viva, Jesucristo, cuya pasión y muerte redimió a toda la humanidad a la
que él ha tratado tanto de destruir. Su «SÍ» a
Dios deshizo la desobediencia de Eva, labrando del camino para la obra
salvadora del nuevo Adán. La misma
debilidad de Eva que Satanás instigó, fue reemplazada por la debilidad de la
obediencia de María, una obediencia a la voluntad de Dios que la ha
hecho poderosa más allá de cualquier límite. Este es el plan Divino para la
derrota del enemigo. Esta es la humillación y condena de Satanás.
Hasta la vista Satanás
Tal vez no lo sepas, pero Satanás te odia. Su amarga envidia lo lleva a querer destruir la obra de Dios y
arrastrarla al abismo del infierno. A él no le gustaría nada más que tú - hecho
a imagen de Dios - lo acompañaras en las llamas eternas de un lago de fuego,
porque a la miseria le gusta la compañía.
Pero no
temas. La antigua serpiente no tiene poder contra la Inmaculada Virgen, porque
en el plan de Dios, ella es el instrumento que Jesús utilizó para humillar y
destruirlo. ¿Quieres aplastar la cabeza del diablo en tu vida? ¿Quieres pasar
con seguridad a través de las pruebas, tentaciones y tormentas hacia tu hogar
eterno? La respuesta es simple,
recurre a María. Ámala, sé su devota servidora. Se su siervo, su
defensor, su apóstol. Consagra tu ser total y completamente porque nada de lo
que le pertenezca se verá perdido. Como San Juan Damasceno dijo de forma tan
hermosa:
"Ser devoto a la, Santísima Virgen María, es un brazo de salvación
que Dios nos entrega a aquellos a los que Él quiere salvar".
Satanás esta todo alborotado, haciendo todo lo que puede porque sabe que su tiempo se acaba. Está
asustado y enojado, porque sabe que un día muy pronto, él será aplastado por la
Mujer que hace que su corazón tiemble, la mujer que "¿Quién
es ésta que se asoma como el alba, Hermosa como la luna llena, Refulgente como
el sol, Imponente como escuadrones abanderados?" (Cantares 6:10).
Oración
Majestuosa
Reina del Cielo y Reina de los Ángeles, recibiste de Dios el poder y la
comisión de aplastar la cabeza de Satanás; por lo cual humildemente te
suplicamos, enviar a las legiones de los cielos, que, bajo tu mandato, puedan
expulsar a los espíritus malignos, e involucrarlos en todas partes en la
batalla, frenar su insolencia, y lanzar de nuevo en el abismo del infierno. "¿Quién como Dios?" Oh buena y tierna
Madre, has de ser siempre nuestra esperanza y el objeto de nuestro amor.
Oh Madre
de Dios, envía los santos ángeles para defenderme y conducir lejos de mí al
cruel enemigo. Santos Ángeles y Arcángeles, defiéndenos y guárdanos. Amén
Adaptación y
traducción al español por Manuel Rivas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado
originalmente en: Catholic Gentleman, autor: San Guzmán
Publicado por Unción Católica y Profética
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