El
misionero canario Juan Ángel Artiles, nacido en 1961, está en Timor Oriental
desde 2009, trabajando con jóvenes, formando profesionales en un país pobre que
ha sufrido mucho por la violencia. A su paso por España para apoyar la Campaña contra el hambre de Manos Unidas (www.manosunidas.org),
Artiles ha participado en una breve entrevista con Obras Misionales
Pontificias.
Los misioneros, dice, “tenemos que ser un 4x4 para subir a cualquier sitio, los 4x4 no son los coches que más corren, pero son los que pueden ir a todos los sitios”.
Para esto se prepara el misionero y como tal se siente Juan Ángel desde que hizo su primera profesión religiosa en 1981.
AYUDANDO A LOS AGRICULTORES DE TIMOR
Timor Oriental forma parte de las 17.000 islas de Indonesia, de la que se independizó en 2002. Antiguamente fue colonia portuguesa y por eso mantiene la lengua portuguesa y la religión católica. Tiene 1,2 millones de habitantes, el 96% católicos. Filipinas y Timor son los únicos países asiáticos con mayoría católica.
En 2009, al llegar Juan Ángel a Timor, encontró el trabajo que sus compañeros habían iniciado con el Proyecto Agrícola Claret, que hoy continúa el misionero.
En los años 90, los agricultores apenas sobrevivían, el Proyecto les dio semillas y animales domésticos para que pudieran salir adelante, pero en el año 2000, tras la destrucción que trajo la independencia de Timor de Indonesia, hubo que empezar prácticamente de cero.
ENSEÑAR UN OFICIO... Y A RESPETARSE
Además de este Proyecto, el misionero trabaja hoy en el Centro Treinamento Claret, en Salele, donde los jóvenes se capacitan profesionalmente aprendiendo algún oficio en la construcción, la electricidad, la hostelería, la carpintería, la agricultura, etc. Pero más importante aún, donde comparten algunos meses de su vida, mientras dura el curso, en una Residencia, en la que “aprenden a respetarse”.
Juan Ángel recuerda que todavía hay muchas “heridas sin curar” en Timor y la reconciliación no se ha producido plenamente.
La independencia de Indonesia creó muchas divisiones en las familias, y aunque hoy, si bien “es fácil cruzar la frontera”, es más difícil restablecer los “lazos rotos”.
Para el misionero, el camino es el que propone el Papa Francisco y que han tenido ocasión de poner en práctica especialmente en este Año de la Misericordia. “Ha sido un año de acercamiento con la gente; la misericordia no es tan fácil, perdonar no es tan fácil; a veces, la gente se deja vencer por el odio y el rencor”.
El misionero continúa el trabajo de pacificación en el que tanto protagonismo tuvo la Iglesia Católica ‒con monseñor Ximenes Belo al frente‒, en la época de la independencia. Juan Ángel lo expresa con rotundidad: “las diferencias se resuelven con diálogo”.
Los misioneros, dice, “tenemos que ser un 4x4 para subir a cualquier sitio, los 4x4 no son los coches que más corren, pero son los que pueden ir a todos los sitios”.
Para esto se prepara el misionero y como tal se siente Juan Ángel desde que hizo su primera profesión religiosa en 1981.
AYUDANDO A LOS AGRICULTORES DE TIMOR
Timor Oriental forma parte de las 17.000 islas de Indonesia, de la que se independizó en 2002. Antiguamente fue colonia portuguesa y por eso mantiene la lengua portuguesa y la religión católica. Tiene 1,2 millones de habitantes, el 96% católicos. Filipinas y Timor son los únicos países asiáticos con mayoría católica.
En 2009, al llegar Juan Ángel a Timor, encontró el trabajo que sus compañeros habían iniciado con el Proyecto Agrícola Claret, que hoy continúa el misionero.
En los años 90, los agricultores apenas sobrevivían, el Proyecto les dio semillas y animales domésticos para que pudieran salir adelante, pero en el año 2000, tras la destrucción que trajo la independencia de Timor de Indonesia, hubo que empezar prácticamente de cero.
ENSEÑAR UN OFICIO... Y A RESPETARSE
Además de este Proyecto, el misionero trabaja hoy en el Centro Treinamento Claret, en Salele, donde los jóvenes se capacitan profesionalmente aprendiendo algún oficio en la construcción, la electricidad, la hostelería, la carpintería, la agricultura, etc. Pero más importante aún, donde comparten algunos meses de su vida, mientras dura el curso, en una Residencia, en la que “aprenden a respetarse”.
Juan Ángel recuerda que todavía hay muchas “heridas sin curar” en Timor y la reconciliación no se ha producido plenamente.
La independencia de Indonesia creó muchas divisiones en las familias, y aunque hoy, si bien “es fácil cruzar la frontera”, es más difícil restablecer los “lazos rotos”.
Para el misionero, el camino es el que propone el Papa Francisco y que han tenido ocasión de poner en práctica especialmente en este Año de la Misericordia. “Ha sido un año de acercamiento con la gente; la misericordia no es tan fácil, perdonar no es tan fácil; a veces, la gente se deja vencer por el odio y el rencor”.
El misionero continúa el trabajo de pacificación en el que tanto protagonismo tuvo la Iglesia Católica ‒con monseñor Ximenes Belo al frente‒, en la época de la independencia. Juan Ángel lo expresa con rotundidad: “las diferencias se resuelven con diálogo”.
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