"Luego llamó Jesús a sus
discípulos y a la gente, y dijo:
– El que quiera ser mi discípulo,
olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera
salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del
evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si
pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su
vida? Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta
gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando
venga con la gloria de su Padre y con sus santos ángeles.
También les decía Jesús:
– Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber
visto el reino de Dios llegar con poder."
Seguir a Jesús exige cargar con su cruz y negarse a uno mismo. No se trata de sufrir por sufrir, ni de transformarse en borregos. Seguir a Jesús pide que entreguemos nuestra vida, que le sigamos con todas las consecuencias.
Este texto es continuación del de ayer. Jesús explicaba lo que le iba a ocurrir. El discípulo ha de seguir el mismo camino. En la vida encontraremos dificultades (la cruz). Se trata de ser fieles.
Seguir a Jesús exige cargar con su cruz y negarse a uno mismo. No se trata de sufrir por sufrir, ni de transformarse en borregos. Seguir a Jesús pide que entreguemos nuestra vida, que le sigamos con todas las consecuencias.
Este texto es continuación del de ayer. Jesús explicaba lo que le iba a ocurrir. El discípulo ha de seguir el mismo camino. En la vida encontraremos dificultades (la cruz). Se trata de ser fieles.
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