Este domingo el Papa Francisco ha
hablado en el Ángelus desde el balcón en la Plaza de San Pedro sobre dos
conceptos contrapuestos. “Aquello
que Jesús nos quiere enseñar es la neta distinción que debemos hacer entre la
justicia y la venganza. Nos es consentido
pedir justicia; es nuestro deber practicar la justicia. En cambio, nos es
prohibido vengarnos o fomentar de cualquier modo la venganza, en cuanto es
expresión del odio y de la violencia”, dijo el Santo Padre a los miles
de fieles que le escuchaban.
Tal y como recoge Radio Vaticana, en sus palabras
pronunciadas antes de la oración dominical, el Santo Padre reflexionó sobre una
las páginas que mejor expresa la “revolución” cristiana,
es decir, donde Jesús muestra la vía de la verdadera justicia mediante la ley
del amor que supera aquella de la ley del talión, que predicaba: "ojo por ojo y diente por
diente".
“Esta antigua regla – precisó el Pontífice – imponía aplicar a los transgresores penas equivalentes a los daños causados: la muerte a quién había asesinado, la amputación a quién había herido a alguien, y cosas así”. Jesús no pide a sus discípulos de padecer el mal, al contrario, pide reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien. Sólo así, dijo el Papa, se rompe la cadena del mal, y cambian verdaderamente las cosas.
“Esta antigua regla – precisó el Pontífice – imponía aplicar a los transgresores penas equivalentes a los daños causados: la muerte a quién había asesinado, la amputación a quién había herido a alguien, y cosas así”. Jesús no pide a sus discípulos de padecer el mal, al contrario, pide reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien. Sólo así, dijo el Papa, se rompe la cadena del mal, y cambian verdaderamente las cosas.
“Para Jesús – agregó el Santo Padre – el rechazo de la
violencia puede comportar también la renuncia a un legítimo derecho. Pero esta
renuncia no quiere decir que las exigencias de la justicia sean ignoradas o
rebatidas; al contrario, el amor cristiano, que se manifiesta de modo especial
en la misericordia, representa una realización superior de la justicia”.
Lo que Jesús nos quiere enseñar, subrayó el Obispo de Roma, es la neta
distinción que debemos hacer entre la justicia y la venganza. “Nos es
consentido pedir justicia; es nuestro deber practicar la justicia. En cambio,
nos es prohibido vengarnos o fomentar de cualquier modo la venganza, en cuanto es expresión del odio y de la violencia”.
La Virgen María nos ayude a
seguir a Jesús en este camino exigente, que de
verdad exalta la dignidad humana, invocó el Papa Francisco, y nos hace vivir
como hijos de nuestro Padre que está en los cielos. Que ella dijo el Papa, nos
ayude a practicar la paciencia, el diálogo, el perdón, y a ser así artesanos de
comunión y de fraternidad en nuestra vida cotidiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario