VATICANO, 18 Feb. 17 / 07:06 am (ACI).- “Los
horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el
mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen un vasto campo de su
apostolado”, dijo este sábado el Papa Francisco a los Clérigos Marianos
de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.
En su discurso a los miembros de esta congregación nacida en Polonia en
el siglo 17, a quienes recibió en audiencia en el Vaticano en el marco de su
Capítulo General que se realiza hasta el 25 de febrero, el Santo Padre afirmó
que “muchos esperan aún conocer a Jesús, único
Redentor del hombre, y no pocas situaciones de injusticia y de malestar moral y material
interpelan a los creyentes”.
Anunciar la Buena Nueva y dar testimonio de ella, continuó, es “una misión así de urgente (que) requiere conversión
personal y comunitaria. Solo los corazones plenamente abiertos a la acción de
la gracia están en capacidad de interpretar los signos de los tiempos y de
acoger los llamados de la humanidad necesitada de esperanza y de paz”.
Francisco resaltó que “el gran desafío de la
inculturación les pide hoy anunciar la Buena Nueva con lenguajes y modos
comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, involucrados en procesos de
rápida transformación social y cultural”.
“Su congregación tiene una vasta historia escrita
por valientes testimonios de Cristo y del Evangelio. En este despertar son
llamados hoy a caminar con un renovado celo y alentados, con libertad profética
y sabio discernimiento, por caminos apostólicos y fronteras misioneras,
cultivando una estrecha colaboración con los obispos y los otros componentes de
la comunidad eclesial”.
El Papa recordó luego al fundador de la congregación, el polaco San
Estanislao de Jesús y María, y exhortó a que con su ejemplo “sean valientes en el servicio de Cristo y de la Iglesia, respondiendo a
los nuevos desafíos y a las nuevas misiones, también si humanamente pueden
parecer arriesgadas”.
“Efectivamente, en el ‘código genético’ de vuestra
comunidad se encuentra lo mismo que San Estanislao afirmaba a partir de su
experiencia: ‘pese a las innumerables dificultades, la bondad y la sabiduría
divinas comienzan y cumplen lo que desean, incluso cuando los medios, según el
juicio humano, son inadecuados. De hecho, para el Omnipotente nada es
imposible. En modo clarísimo esto se ha demostrado en mí’”.
El Santo Padre también alentó a que el “servicio
de la Palabra y testimonio de Cristo Resucitado” de San Estanislao, “que han encontrado en su camino y con su estilo de vida, los haga ir adonde sea enviados por
la Iglesia”.
“El testimonio cristiano requiere también el esfuerzo con y para los
pobres, un esfuerzo que caracteriza a su Instituto desde sus orígenes. Los
aliento a mantener viva esta tradición del servicio a las personas pobres y
humildes, a través del anuncio del Evangelio con el lenguaje comprensible para
ellos, con las obras de misericordia y el sufragio de los difuntos”.
El Pontífice recordó luego que “otra significativa herencia espiritual
de su familia
religiosa es la que les ha dejado su hermano el Beato Giorgio Matulaitis: la
total dedicación a la Iglesia y al hombre para ‘ir valerosamente a trabajar y a
luchar por la Iglesia, especialmente allí donde hay más necesidad de ella’”.
“Que su intercesión los ayude a cultivar en ustedes esta actitud, que en
las últimas décadas ha inspirado sus iniciativas dedicadas a difundir el
carisma del Instituto en los países pobres, especialmente en África y Asia”,
alentó.
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