El error en la entrega
de los Oscars me ha hecho recordar mis post sobre el motu proprio Normas
nonnullas.
En ese post desgranaba las
razones por las que, en mi opinión, ese motu propio debe ser anulado cuanto
antes, ya que algún día puede acabar produciendo serias perplejidades de tipo
jurídico respecto a la validez de la elección de un nuevo Sumo Pontífice.
La equivocación que sucedió en la
entrega de los Oscars demuestra que, antes o después, los errores acaban
sucediendo, acaban encadenándose. La elección de un nuevo Vicario de Cristo
debe ser un procedimiento investido de la máxima seguridad jurídica.
Escribo estas líneas porque mi
contador me dice que las tonterías de mi blog son leídas en Roma: el contador
no engaña. Y quizá alguien de allí pueda hablar con alguien.
Hoy he acabado de ver, por
segunda vez, la película La duda. Mañana me referiré a ella. Había hecho
propósito de no poner nada más sobre Trump. Pero este meme ha sido superior a
mis propósitos. Es tan gracioso... yo sólo quiero que seáis felices.
Pero no deduzcáis por los memes
que no estoy a favor del gran caudillo del mundo libre. No, no. Estoy de su
lado. Lo único que me fastidia, se le ve en el lenguaje facial, es que, de momento,
no está disfrutando nada de su puesto.
Él seguro
que pensó que lo único que precisaba era llegar adonde está para que el amor de
su pueblo brotase de forma natural. Pero esos comunistas y esos socialistas (y
los hippies y ese país que no siempre nos envía lo mejor)... siempre están
allí, amargando al pobre ciudadano de a pie que llega al Despacho Oval y que
sólo quiere hacer grande de nuevo a América.
P. FORTEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario