"El que os dé aunque
solo sea un vaso de agua por ser vosotros de Cristo, os aseguro que tendrá su
recompensa.
Al que haga caer en pecado a uno de
estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo arrojaran al mar con
una gran piedra de molino atada al cuello. Si tu mano te hace caer en
pecado, córtala; es mejor para ti entrar manco en la vida. que con las dos
manos ir a parar al infierno, donde el fuego no se puede apagar. Y si
tu pie te hace caer en pecado, córtalo; es mejor para ti entrar cojo en la
vida, que con los dos pies ser arrojado al infierno. Y si tu ojo te
hace caer en pecado, sácalo; es mejor para ti entrar con un solo ojo en el
reino de Dios, que con los dos ojos ser arrojado al infierno, donde los
gusanos no mueren y el fuego no se apaga.
Porque todos serán salados con
fuego. La sal es buena, pero si deja de ser salada, ¿cómo volveréis a
hacerla útil? Tened sal en vosotros y vivid en paz unos con otros."
El texto de hoy nos invita a la coherencia. Si somos sus discípulos, es para hacer el bien, para transmitar la vida a los demás. Jesús utiliza ejemplos muy radicales, cortarse una mano, arrancarse un ojo, para indicarnos la responsabilidad que tenemos en el pecado de los demás. Si lo que hacemos no se adecua con lo que decimos, estamos cerrando el camino de la Fe a los demás. Es verdad que todos somos pecadores y que nadie es perfecto. Pero esto no nos exime de reconocernos pecadores, de pedir perdón y de luchar por cambiar y hacer el bien. Cuando nos mostramos como perfecto, pero nuestros actos lo desmienten, estamos escandalizando a los demás. Jesús no quiere personas perfectas, nos quiere honestos, coherentes en nuestra vida. |
Enviat per Joan Josep
Tamburini
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