Las acciones del
maligno en contra de quienes están en el camino de Dios son
variadas y creativas.
En especial toman la forma de
corromper o desviar como se practica la fe.
Y no necesariamente que el
fiel abandone lo que él supone que es la fe.
Hay dos formas,
tentar para excederse en cómo vivir la fe, en el celo, o actuar por defecto, haciendo
escaso el fervor, pero dejando a la persona que siga teniendo la sensación de
que devota.
Lo
que es bueno se destruye mediante “trampas piadosas” que
si el fiel no está atento puede caer fácilmente.
De
ahí la necesidad de iluminación para revisar como uno está viviendo su fe.
Leer
también:
- 10
Estrategias que Funcionan, para Superar las Tentaciones
- ¿Qué
podemos Aprender de las Tentaciones que el Diablo le hizo a Jesús en el
desierto?
- ¿Es sólo el
demonio que nos tienta? ¿Y Dios? ¿Y nosotros mismos?
- Como
Funcionan las Tentaciones y los Ataques del Maligno a Nuestra Misión
Primero
veremos las estrategias más comunes del demonio en términos generales para
luego pasar a las estrategias que maneja usando aparentemente reforzando
nuestra fe.
LAS ESTRATEGIAS MÁS COMUNES
DEL DIABLO
Un libro del Padre Louis J. Cameli, El diablo que no
conoces, puede ser de gran ayuda en este asunto.
En el libro, el P. Cameli resume las tácticas del
Diablo en cuatro categorías amplias.
1 – DECEPCIÓN
El diablo intenta engañarnos con muchas promesas falsas y vacías.
La mayoría de éstas se centran
alrededor de la mentira de que estaremos más felices y más satisfechos si
pecamos o negamos aspectos de la verdad.
Cualesquiera que sean los placeres pasajeros vienen con el pecado, y son sólo eso: pasajeros.
Un
gran sufrimiento acumulado viene con casi toda la actividad pecaminosa.
Sin embargo, a pesar de esta experiencia, los seres humanos seguimos siendo muy
crédulos.
Parecemos amar
las promesas vacías y poner en ellas toda clase de falsas esperanzas.
El diablo también trata de
engañarnos sugiriendo que introduzcamos todo tipo de complejidades en nuestro
pensamiento.
Busca confundirnos
y escondernos la verdad fundamental sobre nuestra propia acción.
Nuestras mentes no son muy astutas; nos encanta satisfacer la complejidad como
una manera de evitar la verdad y / o inventar excusas.
Conspirando con el diablo, nos entretenemos con interminables complicaciones en nuestras
mentes preguntando
“¿Pero
qué pasa si esto?” O “¿Qué pasa con eso?”.
Junto con el diablo, proyectamos todo tipo de posibles dificultades, excepciones, o
potenciales historias para evitar insistir en que nosotros (y / u otros)
nos comportamos bien y vivimos de acuerdo a la verdad.
El diablo también trata de
engañarnos con “el manejo e invención de palabras”.
El desmembramiento y el asesinato de un niño a
través del aborto se convierten en “libertad
reproductiva” o “elección”.
La
participación en la sodomía se denomina ser “gay” (una palabra que significa
feliz).
Nuestra fe luminosa y sabiduría antigua se llama “oscuridad” e “ignorancia”.
La fornicación se llama “cohabitación”.
La
redefinición del matrimonio, tal como se conoce desde hace unos 5000 años, se
denomina “igualdad matrimonial”.
Y así, a través de exageraciones y rótulos falsos, el diablo nos engaña.
Nosotros también fácilmente conspiramos llamando “bueno”, o “no gran cosa”, a lo que Dios
llama pecaminoso.
Finalmente, el diablo nos
engaña a través del volumen de información y con el uso selectivo de la misma.
La
información no es lo mismo que la verdad, y los datos pueden ser reunidos muy astutamente
para crear puntos engañosos.
Además, se pueden enfatizar ciertos hechos y cifras
mientras se omiten otras verdades
equilibradoras.
Y así, incluso la información que es verdadera en sí misma puede convertirse en un medio
de engaño.
Los medios de comunicación y otras fuentes a veces
ejercen su mayor influencia en lo que eligen
no informar.
Haremos
bien en evaluar muy cuidadosamente las muchas maneras en que satanás trata de
engañarnos.
No
creas todo lo que piensas o escuchas.
Aunque no debemos ser cínicos, debemos ser sobrios, buscando verificar lo
que vemos y oímos y cuadrarlo con la verdad revelada por Dios.
2 – DIVISIÓN
Una de las oraciones finales de Jesús por nosotros
fue que seríamos uno (cf Juan
17:22).
Él
oró así en la Última Cena, justo antes de que saliera a sufrir y a morir por
nosotros.
Un aspecto principal de su obra en la cruz era vencer las divisiones aumentadas por satanás.
Algunos argumentan que la raíz griega de la palabra
“diabólico” (diabolein) significa
cortar, romper o dividir.
Jesús ora y trabaja para reunificar lo que el demonio divide.
El trabajo del demonio de
dividir empieza dentro de cada uno de nosotros, mientras experimentamos muchos
impulsos opuestos.
Algunos
nobles,
creativos y edificantes; otros basados,
en pecados y destructivos.
Tantas veces, luchamos dentro y nos sentimos desgarrados, como San
Pablo describe en Romanos capítulo 7:
El
bien que quiero hacer, no lo hago…, y cuando trato de hacer el bien, el mal está
cerca.
Esta es la obra del diablo, para dividirnos en el interior.
Y como San Pablo expuso en Romanos capítulo 8, la
obra principal del Señor es establecer
dentro de nosotros la unidad del alma y del cuerpo, de acuerdo con la unidad de
Su verdad.
El ataque del Diablo contra
nuestra unidad interior, por supuesto, se derrama en muchas divisiones entre
nosotros externamente.
Muchas cosas ayudan a conducir esta división y el diablo seguramente se aprovecha de todas
ellas.
La
ira, el resentimiento, el miedo, el malentendido, la avaricia, el orgullo y la
arrogancia.
También
está la impaciencia que desarrollamos tan fácilmente con aquellos que
amamos.
Así como la noción errónea de que debemos buscar otras personas más perfectas y
deseables en su lugar.
Esto lleva a muchos a abandonar sus matrimonios, familia, iglesias y comunidades.
Siempre en busca de la elusiva meta de encontrar personas y situaciones
mejores y más perfectas.
El
Diablo tiene un verdadero día de campo conectando una plétora de impulsos
pecaminosos dentro de nosotros.
Su
meta es siempre dividirnos dentro y dividirnos entre nosotros.
Haremos bien en reconocer que independientemente de
nuestras luchas con otros, todos compartimos
un enemigo común que busca dividirnos y destruirnos.
San Pablo escribe:
“Porque nuestra
lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas, contra
las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6, 12).
Los hermanos en pugna se reconcilian cuando hay un loco en la puerta.
El primer paso es notar al
maníaco y el segundo paso es dejar a un lado nuestras divisiones menores.
3 – DIVERSIÓN
Para todos nosotros, nuestro enfoque más crítico es
Dios y las cosas buenas que nos esperan
en el Cielo.
La
fe, la obediencia a la verdad, el amor a Dios y el amor al prójimo nos guían en el
camino hacia el Cielo.
El diablo hace todo lo que puede para alejarnos de nuestra única meta verdadera.
Tal vez lo haga al hacer que
nos dejemos absorber de modo excesivo por las cosas pasajeras de este mundo.
Muchas personas afirman que están demasiado ocupadas para orar, asistir a la
misa o buscar otras formas de alimento espiritual.
Ellos llegan a ser absorbidos por las cosas mundanas, que pasan, ignorando la
realidad duradera que se avecina.
Las
ansiedades y los miedos también nos causan distracción.
El diablo nos obliga a fijarnos en los temores de las cosas pasajeras mientras que
descuidamos el tener un miedo apropiado del juicio que nos espera.
Jesús dice:
“No teman a
los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a
Aquél que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).
En otras palabras, debemos tener una santa reverencia y temor dirigidos hacia
el Señor.
Si hacemos esto, muchos de nuestros otros temores se pondrán en mejor perspectiva o
desaparecerán por completo.
En
este asunto del miedo, el diablo dice lo contrario: nosotros
debemos temer las innumerables cosas que nos pueden afligir en este mundo
pasajero y no pensar en lo más importante que nos espera: nuestro juicio.
En el corazón de toda
diversión está el hecho de que el diablo quiere que nos enfoquemos en cosas
menores para evitar concentrarnos en cosas mayores, como tomar decisiones
morales y dar atención a la apropiada dirección de nuestra vida.
Debemos
aprender a concentrarnos en lo que más importa y rechazar decididamente ser desviados por cosas
menores.
4 – DESALIENTO
Como seres humanos, y ciertamente como cristianos, debemos tener grandes aspiraciones;
esto es bueno.
Pero como con todas las cosas buenas, satanás a menudo trata de envenenarlas.
Con nuestras altas aspiraciones, a veces nos falta la humildad de reconocer que
debemos hacer un viaje para lograr lo que es bueno o mejor.
Demasiado fácilmente, satanás
nos tienta a la impaciencia con nuestro propio yo o con otros.
Esperando alcanzar nuestras aspiraciones no
razonablemente rápido, podemos ser poco
caritativos hacia nuestro propio yo o hacia los demás.
Algunos
se vuelven desanimados consigo mismos o con otros y simplemente renuncian
a la búsqueda de la santidad.
Otros
renuncian a la Iglesia debido a las imperfecciones allí
encontradas, como se encontrarán en cualquier institución con seres humanos.
El Diablo nos desanima con
aspiraciones sin límites.
Siempre
hay margen para el progreso; siempre podemos hacer más.
Cuando siempre podemos hacer más, es fácil pensar que nunca hemos hecho lo
suficiente.
Y así el diablo nos desalienta, sembrando pensamientos de exigencias no
razonables dentro de nosotros sobre lo que podemos o debemos ser capaces
de lograr cada día.
El
diablo también nos desalienta a través de cosas simples como la fatiga, fallas personales menores,
contratiempos y otros obstáculos que son comunes a nuestra condición humana
viviendo en un mundo caído con recursos limitados.
En
todas estas formas, el diablo trata de desanimarnos, de hacernos
querer renunciar.
Sólo un
sentido de humildad debidamente desarrollado puede salvarnos de este
desánimo de satanás.
La
humildad
– que es la reverencia por la verdad sobre nosotros mismos – nos enseña que
crecemos lentamente y en etapas.
Y nos ayuda a reconocer que siempre tendremos retrocesos y que viviremos en un mundo
que es duro y lejos de ser perfecto.
Con humildad podemos aprender
a apoyarnos más en el Señor y confiar en su providencial ayuda, la cual crece
en nosotros gradualmente.
5 FORMAS EN QUE EL DEMONIO TE
TIENTA USANDO TU FE
1 – INSISTENCIA EN LA CARENCIA
DE ORACIÓN
Esto
toma el formato de un desaliento. Y una de las trampas es vivir obsesionado con la idea de
que
“Si tan solo pudieras orar
un poco más, Dios te dará lo que buscas”.
¿Cuál es el engaño?
Es que siempre podemos orar un
poco más, pero nunca va a ser suficiente.
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Y siempre va a estar presente el estigma que nunca es suficiente y por eso no se obtiene lo que se busca.
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Y siempre va a estar presente el estigma que nunca es suficiente y por eso no se obtiene lo que se busca.
Esto
hace a la oración una carga, algo a lo que la persona se tiene que forzar más
y más cada día, y aunque avance en más y mejor oración, siempre la meta va a
estar adelante.
En cómo vivir que Dios es un capataz cruel exigiendo más y más, oraciones más
precisas, mayor devoción cuando se ora, etc.
Así
la oración se convierte en un trabajo supersticioso en el que controlamos la
cantidad de oración, la variedad de oración y la devoción y fervor con que la
hacemos.
Pero Jesús nos aconseja que el Padre sabe lo que
necesitamos y que debemos ponernos
pacíficamente y sin presión en las manos de él.
Por
tanto uno no debe pensar que sólo es necesario repetir constantemente
palabras, acciones piadosas para comunicarse con Dios, adorarle y pedir su
auxilio.
Lo
importante es hacerlo con fe y si presión para cumplir un formalismo.
Con el tiempo y con nuestro perseverar en la
oración vamos a ir mejorando, porque Dios
no es un cruel tirano que exige secuencias interminables de ritos, sino hacerlo
con fe y en paz.
2 – DISCRIMINACIÓN HACIA LOS
DEMÁS POR LO QUE CREEN
El
maligno también puede hacer de nuestras prácticas diarias un fenómeno de
orgullo primero, de condecoración después y de discriminación
posteriormente.
El demonio puede tomar nuestros actos devotos como
una cocarda, hacernos sentir un excesivo orgullo por ellos y construir una discriminación hacia los demás
en base a ellos.
Puede tomar nuestra hermosa
práctica de rezar el rosario, o asistir a misa todos los días, u otras
devociones y lentamente incitar a desarrollar un sentimiento de superioridad,
de elitismo, de orgullo.
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Del que presumimos y sobre la base que juzgamos a los demás que también están en el camino.
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Del que presumimos y sobre la base que juzgamos a los demás que también están en el camino.
Así vamos desarrollando
la idea que los otros son menos devotos porque no observan lo que
nosotros hacemos.
Una de las formas que adopta esto es nuestro celo
en las creencias. Tomamos al pie de la
letra todo lo que suponemos que es devoto y lo queremos llevar hasta el
extremo.
Y es en base a ello que criticamos a quienes no tienen devoción externa y fuerte hacia la
Virgen María.
O no
interpretan como nosotros que estamos en el final de los tiempos o que incluso
no ven como nosotros vemos algunos signos como señales de que esos tiempos
están presentes.
También está presente – y
mucho por estas épocas – en la interpretación casi ritual y al pie de la letra
de los mensajes que reciben algunos videntes.
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Algo así como si el vidente dijo que algo iba a pasar, entonces va a pasar.
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Algo así como si el vidente dijo que algo iba a pasar, entonces va a pasar.
Y
esto se da incluso con los mensajes más legitimados como los de Fátima.
Por
ejemplo podemos considerar que si el Papa no consagró Rusia al Inmaculado
Corazón de María muestra su ineptitud, su fracaso, e incluso se puede ver en
esto una conspiración.
Entonces, se llega a un extremismo del todo o nada.
Y una de
nuestras más importantes apariciones y guía en la interpretación de lo que
vendrá se va transformando en una caja de desconfianza, de desunión, de fuente
para criticar y denostar al Papa y los obispos.
Y sabemos
que todo lo que trae desunión viene siempre del maligno, más allá de la
fuente por la que se produce.
En el caso concreto de Fátima hay toda una
corriente pie letrista que llega a denostar a papas e incluso a Sor Lucía por
la consagración de Rusia, al punto que
se trata signo que separa las buenas de las malas intenciones.
Es entonces de una manera sorprendentemente astuta
del maligno para transformar lo que es bueno y religioso y corromperlo, a
través de incitar que todo el que no
cumple con determinados hechos esta corrupto.
Se
puede creer en las apariciones opcionalmente y no obligatorio según lo que
insiste la Iglesia, pero el maligno nos lo transforma en obligatorio, incitando
nuestro orgullo y nuestro poder para criticar y endilgar a los demás su falta de cumplimiento
con estos preceptos necesarios para nosotros.
3 – REDUCCIONISMO DE LA FE A
CIERTOS ACTOS
Una forma por la que satanás nos mantiene a
distancia de Dios es hacernos centrar
en determinadas prácticas religiosas, reduciendo el accionar del Espíritu Santo
a ciertas actividades.
Por ejemplo nos puede tentar
con la idea de que ir a la misa del domingo es la base de nuestra religiosidad.
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O que las oraciones diarias, por ejemplo el Rosario, son la meta de nuestra devoción.
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En lugar de considerar estas cosas como la punta por la que se inicia y desarrolla nuestra relación con Dios.
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O que las oraciones diarias, por ejemplo el Rosario, son la meta de nuestra devoción.
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En lugar de considerar estas cosas como la punta por la que se inicia y desarrolla nuestra relación con Dios.
Es como si sintiéramos que debemos hacer un check list de las cosas necesarias.
Y si no tenemos marcadas esas casillas no
podremos considerarnos que cumplimos o que estamos en sintonía con Dios, cuando
la base es construir una relación
amorosa con Dios, para lo cual esos rituales son simplemente vías que conducen
a ellos y no el fin y la demostración de ello.
Así, tales prácticas – que se viven como
imprescindibles – se van convirtiendo en una forma de control, como si Dios pasara lista y nos
controlara así.
Esto lleva a la tentación sutil de decir, “Señor, he hecho lo que tú me mandas, voy a
misa los domingos, recito el rosario a diario”, como si eso
significara estar en sintonía con Dios, o una fuente que le da al alma
determinados derechos para exigir.
De esta forma, vemos como los requisitos que la
Iglesia ha instituido como las puertas para que las almas vayan mejorando su
relación con Dios, se van transformando en una especie de ritual de horarios y actos, de derechos y obligaciones,
que no conducen a una relación más profunda con Dios.
4 – EL CELO RELIGIOSO
TRANSFORMADO EN FANATISMO
El
maligno también nos tienta corrompiendo nuestro celo religioso transformándolo
en falta de caridad.
Por ejemplo esto lo podemos
ver en la liturgia.
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El fiel puede considerar que la forma de celebrar la misa de la forma en que él considera adecuada es la señal de devoción.
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Y por el contrario, hacer la misa de la otra manera, es señal de falta de compromiso o corrupción.
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El fiel puede considerar que la forma de celebrar la misa de la forma en que él considera adecuada es la señal de devoción.
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Y por el contrario, hacer la misa de la otra manera, es señal de falta de compromiso o corrupción.
Esto lo vemos en una especie de enfrentamiento que
se da entre quienes prefieren la misa
tradicional, a veces llamada tridentina, y los que prefieren la misa post
conciliar.
Así la belleza de la liturgia,
que seguramente existe en ambas formas litúrgicas, se transforma en un camino
para demostrar nuestra superioridad y nuestra devoción, y lo que es peor,
nuestra relación con Dios.
Por ahí se genera desunión debido a la falta de caridad con que juzgamos a los
demás, tratándolos de trogloditas o de modernistas, de puros o indolentes, de
anticuados o de superficiales.
5 – LA CARIDAD SIN
VERDAD
El maligno también puede hacer
que nuestra “opción preferencial por los más pobres y débiles” sea una forma de
dominación hacia ellos.
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Ya no somos nosotros los que estamos al servicio de ellos sino que su condición está al servicio nuestro, para demostrar nuestra devoción y mostrar a los demás nuestra supuesta caridad y misericordia.
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Ya no somos nosotros los que estamos al servicio de ellos sino que su condición está al servicio nuestro, para demostrar nuestra devoción y mostrar a los demás nuestra supuesta caridad y misericordia.
Se construye así un paternalismo esclavizante que no trata a la personas como tales
sino en relación a nosotros, es funcional a nuestras necesidades.
Y entonces se produce un conflicto entre las obras de misericordia corporales y las obras
de misericordia espirituales.
Porque satanás
puede mandarnos a hacer asistencialismo sin preocuparnos de las necesidades
personales y espirituales de las personas a quienes vamos a servir.
O sea que vamos a vendar sólo sus heridas físicas
en el hospital de campaña que le gusta al Papa Francisco decir sobre la
Iglesia.
Una obra buena como la de acercarse a los más
necesitados, que fue en definitiva una buena parte por la que Jesús vino a
nuestra búsqueda, se corrompe, porque las
virtudes deben trabajan en conjunto.
La caridad deber ser
equilibrada por la verdad y viceversa.
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Sin verdad la caridad se transforma en beneficencia y asistencialismo, y ese es uno de los errores fatales que vimos en América Latina cuando el auge de las prácticas de la Teología de la Liberación.
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Que so pretexto de ir hacia los pobres para darles alimento físico, se olvidó de su espíritu.
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Sin verdad la caridad se transforma en beneficencia y asistencialismo, y ese es uno de los errores fatales que vimos en América Latina cuando el auge de las prácticas de la Teología de la Liberación.
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Que so pretexto de ir hacia los pobres para darles alimento físico, se olvidó de su espíritu.
Así es que el
maligno toma una virtud y la aísla de las demás, e incluso la hace
crecer desmesuradamente frente a las otras.
En definitiva vemos que satanás se las ingenia a para corromper a una persona que esté tanto en
un banco de una iglesia como que trabaje en un burdel.
Nadie
puede escapar a su tentación, porque él quiere nuestra caída en el infierno.
Y su actividad es difícil de
detectar porque es sutil, ya que toma algo intrínsecamente bueno, y lo trata de
corromper por exceso o por defecto.
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Y así se transforma en una caricatura de lo que en realidad debería haber sido.
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Y así se transforma en una caricatura de lo que en realidad debería haber sido.
Fuentes:
- http://forosdelavirgen.org/category/devociones-y-oraciones/
- http://blog.adw.org/2014/11/satan-at-his-most-subtle-a-reflection-on-the-temptations-and-traps-of-the-pious/
- http://es.wikipedia.org/wiki/Teolog%C3%ADa_de_la_liberaci%C3%B3n
- http://www.horaciobojorge.org/setentaytres.html
- http://www.teleamiga.com/index.php/canal-virtual/video/padre-horacio-bojorge-los-mecanismos-de-la-tentacion
- http://blog.adw.org/2016/11/real-enemy-tactics/
Foros de la
Virgen María
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